lunes, 29 de febrero de 2016

Es preciso ser pobre, humilde para volverse a Dios y reconocerlo

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes de la 3ª. Semana de Cuaresma.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Lucas 4,24-30. 
Cuando Jesús llegó a Nazaret, dijo a la multitud en la sinagoga: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio". Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino. 

Comentario

En el evangelio de hoy, Jesús subraya que es mal acogido en su propio país, y recuerda que ya en el Antiguo Testamento, ciertos paganos, como la viuda de Sarepta y Naamán, el Sirio, habían recibido gracias singulares de Dios.

-Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, guerrero fuerte y valiente, era leproso. Ese oficial era pues un pagano que vivía en un país en constante guerra con Israel. En ese mismo texto se habla de una "cautiva", llevada por la fuerza a Siria por ese pueblo enemigo.

Ahora bien, Naamán sufre, es un leproso.

Cuando un hombre sufre, no se le pregunta por su religión.

-Una jovencita judía.
Había sido llevada como esclava. No guarda rencor alguno. Sin duda ha aprendido a amar a ese amo que la trata bien. Un día le da una buena información: «En mi país hay un profeta que podría curarle».

¿Acostumbro también a mirar, con suficiente simpatía humana, a todos los que me rodean, incluso a los que me hubiesen hecho algún mal?
Danos, Señor, un corazón tan grande como el tuyo para amar a todos los hombres, sin excepción y sin fronteras.

-Vete y lávate en el Jordán y tu carne se te volverá limpia. Naamán, de momento, duda. Luego tiene fe en esa Palabra, pronunciada en nombre de Dios por un profeta.

El rito del bautismo en el Jordán no adquirirá valor más que por esa fe en la palabra divina. No es el gesto lo que cuenta, sino la actitud interior de Naamán.

En cuanto a nosotros, es también la fe la que nos sana y nos salva.

Cuando sufro por mis pecados, cuando me siento impuro o egoísta, cuando veo que soy cobarde ante mis responsabilidades... ¿tengo como un reflejo de acudir a Dios, de apelar a la gracia de mi bautismo? Yo también he sido lavado por el agua que purifica por la Fe.

Sin embargo sé muy bien que no saldré de mis debilidades mediante esfuerzos o crispaciones voluntarias, sino por mi recurso constante a tus sacramentos: penitencia y eucaristía... siempre que sean actos sinceros y verdaderos gestos de fe. Es decir gestos de afecto y confianza en ti, Señor.

Cada sacramento recibido, si pienso realmente en él, es, para mí, una manera de reafirmar que «es sólo en Ti con quien yo cuento, Señor, y no con mis propias fuerzas». Tú eres: "el que salva", eres mi salvador.

-Quedó limpio. Se volvió al hombre de Dios y declaró: «Ahora conozco bien que no hay en toda la tierra otro Dios...» Un día Jesús subrayará ese acto de fe.

«Había muchos leprosos en Israel, pero ninguno de ellos quedó limpio, sino Naamán el Sirio».

Es preciso ser pobre, humilde para volverse a Dios y reconocerle.

La conciencia orgullosa de pertenecer al «pueblo de Dios» puede ser, a veces, un obstáculo. Uno se cree ya salvado.

Líbrame, Señor, de ese orgullo que me cerraría a Ti. Y si «mi» lepra, mi pecado tuviera para mí la ventaja de hacerme experimentar la necesidad de volverme hacia Ti, entonces, Señor, te diría «Gracias».

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 3
PRIMERAS LECTURAS PARA ADVIENTO - NAVIDAD
CUARESMA Y TIEMPO PASCUAL
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 126 s.

domingo, 28 de febrero de 2016

¿Por qué hay mal en el mundo?

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Tercer Domingo de Cuaresma.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Lucas 13,1-9.  
En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. Él les respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera". Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'. Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'". 
Comentario

Jesús comenta dos sucesos de diversa índole, pero igualmente calamitosos: El primero acaba de suceder, el segundo perdura todavía en el recuerdo de sus oyentes; aquél es un crimen de la historia, un acto de represión perpetrado por el Gobernador Poncio Pilato contra un grupo de piadosos galileos, y éste es una catástrofe natural, un terremoto que derriba la torre de Siloé aplastando a 18 habitantes de Jerusalén.

Semejantes sucesos acaecen constantemente en nuestro mundo, no hay un solo día que sea para todos los hombres un día de buenos recuerdos. Ayer las víctimas son unos habitantes de Jerusalén, hoy unos galileos asesinados en el templo, mañana serán unos campesinos en El Salvador, hoy puede ser un día malo para ti, pues los males en el mundo se reparten con la misma desigualdad que la renta per cápita.

Antes corrían las malas noticias de boca en boca, en nuestro tiempo saltan a las primeras paginas de la prensa y llenan las pantallas de los televisores; pero, antes como ahora, sigue en pie una pregunta que nadie sabe responder:

¿Por qué suceden estas cosas? Las respuestas convencionales no convencen: En aquel tiempo, cuando sucedió lo de la torre de Siloé y lo de galileos, había una respuesta convencional: "Dios -se decia- castiga a los malos y premia a los buenos, a cada uno le va en la vida según su conducta; quien mal anda mal acaba..."; pero este convencionalismo ni convencía entonces ni puede convencer ahora, aunque entonces y ahora se mantenga más de una vez probablemente para eludir la propia responsabilidad y desentenderse de las penas ajenas. También hay hoy quien piensa, por ejemplo, que la miseria de los pueblos subdesarrollados es la pena que padecen por su holgazanería. Claro que esto lo dicen precisamente aquellos que gozan de los beneficios del desarrollo.

En general, siempre sucede lo mismo: la respuesta convencional se da como válida en tanto no sea uno mismo el afectado. Cuando a uno le "toca la china", se convence enseguida de que el mundo no es como una película de las llamadas "buenas", en las que los malos son castigados siempre al fin y al cabo y los buenos reciben la recompensa. Entonces uno comprende que en el mundo sucede con frecuencia lo contrario, y hasta llega uno a exagerar diciendo que siempre sucede lo contrario. La verdad es que los males en el mundo no tienen que ver con los pecados personales de quienes los padecen, que los judíos aplastados por la torre de Siloé no eran mejores ni peores que los otros ciudadanos de Jerusalén. Por eso Jesús denuncia la respuesta convencional de sus oyentes y les advierte a todos de la necesidad que tienen de convertirse.

-El pecado del mundo: Aunque Jesús no responde directamente a la pregunta sobre el origen de los males en el mundo, supone de hecho una cierta conexión entre éstos y el pecado de los hombres. Jesús ve en los tremendos crímenes de la historia y en las catástrofes naturales síntomas de un mal más profundo, que atañe a todos los hombres; ese mal es el pecado del mundo. Porque Jesús entiende que todos los hombres somos solidarios en ese pecado, exige de todos sus oyentes su conversión.

Ante los males que aquejan a la humanidad, el creyente debe evitar en la teoría y en la praxis dos opiniones extremas e igualmente falsas: la opinión simplista de los que ven en todos los males el castigo de Dios por los pecados personales de quienes los padecen, y la otra opinión nihilista de los que creen que el mundo es un absurdo en el que todo ocurre totalmente al margen de nuestra responsabilidad. La fe cristiana nos lleva más bien a sentirnos solidarios con todos los que sufren y a entender el sufrimiento como una llamada a la conversión de todos y de todo.

-Conversión permanente: Por supuesto que la conversión del hombre y de la sociedad puede ir acabando con los crímenes de la historia, que no suceden nunca al margen de nuestra libertad. Por supuesto también que muchas de las llamadas catástrofes naturales pueden y deben ser evitadas o mitigadas en sus efectos. Pues si en otro tiempo la torre de Siloé se cayó sin culpa de quienes la construyeron, es muy probable que en nuestros días se caigan los rascacielos por culpa de quienes se lucraron antes de construirlos. Y si es natural que sigan las inundaciones y los terremotos, no es ya tan natural y tan inevitable que sean siempre los pobres quienes sufran las consecuencias de estas catástrofes. No es cristiano adoptar ante los males que aquejan a la humanidad una actitud meramente pasiva como si no tuviéramos en ellos arte ni parte. Cristiano es emprender y seguir día a día una conversión permanente, individual y social, que vaya acabando con los males del mundo y abriendo camino hacia el Reino de Dios. En el horizonte de esta conversión permanente se mueve la esperanza cristiana que, contra toda esperanza humana, confía superar hasta la misma muerte.

EUCARISTÍA 1983, 12

sábado, 27 de febrero de 2016

‘Es justo que haya fiesta porque tu hermano estaba perdido y ha sido encontrado’

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este sábado de la 2ª semana de Cuaresma.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Lucas 15,1-3.11-32. 
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: "Ése acoge a los pecadores y come con ellos." Jesús les dijo esta parábola: "Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de saciarse de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros."
Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete.Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo: 'Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.'" 
Comentario

1. La grandeza del que puede perdonar

1.1 Nuestro mundo mide la grandeza en términos de poder, fuerza, riqueza, ostentación o capacidad de daño. La Biblia conoce un modo distinto de medir el poder: es más fuerte el que puede perdonar más.

1.2 ¿De quién sino del Espíritu Santo podría venir una frase tan sorprendente como esta que hemos escuchado en la primera lectura: "¿Qué Dios hay como tú, que quitas la iniquidad y pasas por alto la rebeldía del resto de tu heredad?"

1.3 Dios no nos trata como enemigos, sino que se pone a nuestro lado contra nuestro enemigo, que es también su enemigo: el pecado. Por eso el perdón es parte de su estrategia de amor con nosotros. Como dice el salmo 103: "él aparta de nosotros nuestros delitos", con lo cual le quita al arrogante su presa, que éramos nosotros mismos.

1.4 Dicho de otro modo: perdonar demuestra el poder de Dios porque es la victoria contra uno que era inmensamente más fuerte que nosotros: el pecado, y detrás de él, Satanás.

2. Un Examen de Conciencia

2.1 La parábola inmortal del Padre Misericordioso, conocida también como de "El Hijo Pródigo" es el banquete que la Iglesia nos regala para hoy. Y es una ocasión preciosa para hacer un examen de conciencia. Al fin y al cabo, fue el descubrimiento de la voz de su conciencia lo que puso en marcha a aquel joven. Nos apoyamos en un texto que ofrece el Movimiento de Vida Cristiana. Examínate, ayudado por estas preguntas: ¿qué pecados has cometido desde tu última confesión? Trata de no quedarte en lo exterior, sino en las actitudes del corazón y las omisiones.

2.2 RUPTURA CON DIOS: ¿Amo en verdad a Dios con todo mi corazón o vivo más pegado a las cosas materiales? ¿Me he preocupado por renovar mi fe cristiana a través de la oración, la participación activa y atenta en la misa dominical, la lectura de la Palabra de Dios, etc.? ¿Guardo los domingos y días de fiesta de la Iglesia? ¿He cumplido con el precepto anual de la confesión y la comunión pascual? ¿Tengo una relación de confianza y amistad con Dios, o cumplo solamente con ritos externos? ¿He profesado siempre, con vigor y sin temores mi fe en Dios? ¿He manifestado mi condición de cristiano en la vida pública y privada? ¿Ofrezco al Señor mis trabajos y alegrías? Recurro a Él constantemente, o ¿sólo lo busco cuando lo necesito? ¿Tengo reverencia y amor hacia el nombre de Dios o le ofendo con blasfemias, falsos juramentos o usando su nombre en vano?

2.3 RUPTURA CONMIGO MISMO: ¿Soy soberbio y vanidoso? ¿Me considero superior a los demás? ¿Busco aparentar algo que no soy para ser valorado por otros? ¿Me acepto a mi mismo, o vivo en la mentira y el engaño? ¿Soy esclavo de mis complejos? ¿Qué uso he hecho del tiempo y de los talentos que Dios me dio? ¿Me esfuerzo por superar los vicios e inclinaciones malas como la pereza, la avaricia, la gula, la bebida, la droga? ¿He caído en la lujuria con palabra y pensamientos impuros, con deseos o acciones impuras? ¿He realizado lecturas o asistido a espectáculos que reducen la sexualidad a un mero objeto de placer? ¿He caído en la masturbación o la fornicación? ¿He cometido adulterio? ¿He recurrido a métodos artificiales para el control de la natalidad?

2.4 RUPTURA CON LOS HERMANOS Y CON LA CREACIÓN: ¿Amo de corazón a mi prójimo como a mi mismo y como el Señor Jesús me pide que lo ame?

¿En mi familia colaboro en crear un clima de reconciliación con paciencia y espíritu de servicio? ¿Han sido los hijos obedientes a sus padres, prestándoles respeto y ayuda en todo momento? ¿Se preocupan los padres de educar cristianamente a sus hijos y de alentarlos en su compromiso de vida con el Señor Jesús?

¿He abusado de mis hermanos más débiles, usándolos para mis fines?

¿He insultado a mi prójimo? ¿Lo he escandalizado gravemente con palabras o con acciones?

Si me han ofendido, ¿sé perdonar, o guardo rencor y deseo de venganza?

¿Comparto mis bienes y mi tiempo con los más pobres, o soy egoísta e indiferente al dolor de los demás? ¿Participo de las obras de evangelización y promoción humana de la Iglesia?

¿Me he preocupado por el bien y la prosperidad de la comunidad humana en la que vivo o me paso la vida preocupado tan sólo de mi mismo? ¿He cumplido con mis deberes cívicos? ¿He pagado mis tributos?

¿Soy envidioso? ¿Soy chismoso y charlatán? ¿He difamado o calumniado a alguien? ¿He violado secretos? ¿He hecho juicios temerarios sobre otros?

¿Soy mentiroso?

¿He hecho algún daño físico o moral a otros? ¿Me he enemistado con odios, ofensas o peleas con mi prójimo? ¿He sido violento?

¿He procurado o inducido al aborto?

¿He sido honesto en mi trabajo? ¿He usado rectamente de la creación o he abusado de ella con fines egoístas? ¿He robado? ¿He sido justo en la relación con mis subordinados tratándolos como yo quisiera ser tratado por ellos? ¿He participado en el negocio o consumo de drogas? ¿He caído en la estafa o el fraude?

¿He recibido dinero ilícito?

http://fraynelson.com/homilias.html. 

viernes, 26 de febrero de 2016

"La piedra que rechazaron los constructores ha llegado a ser la piedra angular"

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este viernes de la 2ª. Semana de Cuaresma..

Dios nos bendice...

Evangelio según San Mateo 21,33-43.45-46. 
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo". Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia". Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?». Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo.» Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos? Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.» Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.  
Comentario


1.1 Hay una expresión espantosa que sin embargo se ha abierto camino en el lenguaje común en Colombia. A aquellos indigentes, muchas veces adictos al alcohol o las drogas, que deambulan por las calles se les llama "desechables". Pues bien, hoy la Escritura nos presenta dos solemnes "desechados": José, el hijo de Jacob, y Jesús, el Hijo mismo de Dios.

1.2 La extraña ley que nos ofrece la Liturgia de la Palabra hoy, para la Santa Misa, es esa: Dios tiene ojos muy distintos para ver a los "desechables". Tiene una predilección especial por aquellos que no cuentan, que no lucen, que no importan ni aportan. Y el colmo de esa extraña predilección es lo que vamos a encontrar en el Gran Viernes, el Viernes Santo: allí, desestimado y desechado, Cristo es el Salvador del mundo.

1.3 ¿Por qué sucede así? ¿Por qué son tan importantes para Dios esos que nada significan para el común de la gente? ¿Por qué el gran emblema de su amor es precisamente un "desechable desechado"?

1.4 Tal vez la razón primordial es que en cada uno de nosotros hay algo de indigencia total. Y en ese fondo de verdad de nuestra indigencia podemos y debemos aprender cuánto necesitamos de Dios y qué clase de locura es la soberbia. Sólo allí, en ese rincón de indigencia absoluta que todos tenemos, está la clave para descubrir las palabras fundamentales del Evangelio: perdón, gracia, compasión, amor, alegría.

2. Falsos representantes

2.1 Es curioso analizar la actitud de aquellas "autoridades" que contienden con Jesucristo. El pasaje del evangelio de hoy nos habla de "sumos sacerdotes y fariseos". Los unos, por su oficio, y los otros por su estricta aunque hipócrita observancia de la ley, se consideraban "autoridad" y creían que eran líderes del pueblo.

2.2 Sin embargo, estos líderes tiene miedo del pueblo al que dicen representar. El pueblo ve en Jesús un profeta y estos protectores del pueblo quieren quitar a Jesús de en medio. Pero tienen miedo de sus protegidos y les angustia pensar que se vuelvan contra ellos los mismo que guían. ¿De dónde esta contradicción?

2.3 Es un caso en que podemos aprender lo que significa una falsa autoridad. No obedecen a Dios y no buscan el bien de la gente. Obedecen a sus intereses y quieren cuidar su fama, su honra y sus privilegios. Por eso les estorba Jesús y por eso harán todo para eliminar a Jesús.

2.4 Y lo lograrán: quitaran a Jesús de la tierra, con lo cual lo habrán liberado del poder inicuo que ellos mismos detentan. La muerte de Jesús será el triunfo más grande de su astucia y el fracaso más grande de su locura. Puesto en el umbral de la muerte, este Cristo estará también puesto en las manos del Dios Fuerte. Y resucitado de entre los muertos ni la muerte ni los siervos de la muerte tendrán ya poder sobre él.

http://fraynelson.com/homilias.html. 

jueves, 25 de febrero de 2016

«Un pobre... estaba acostado delante del portal»

Los invito, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este jueves de la 2ª. Semana de Cuaresma.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Lucas 16,19-31.
Jesús dijo a los fariseos: "Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado. En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: 'Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan'. 'Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí'. El rico contestó: 'Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento'. Abraham respondió: 'Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen'. 'No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán'. Pero Abraham respondió: 'Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'". 
Comentario

  Cristo ha dicho: « Estaba hambriento y vosotros me habéis alimentado» (Mt 25,35). Estaba hambriento no solamente de pan sino también del afecto bondadoso que hace que se sienta amado, reconocido, que se sienta ser alguien a los ojos de otro. Ha estado desnudo no solamente de todo vestido, sino también de toda dignidad y consideración ya que la mayor injusticia cometida hacia el pobre es despreciarle porque es pobre. Estuvo privado no sólo de un techo...sino también de todas las privaciones que aguantan los que son encerrados, rechazados o excluidos errando por el mundo sin que no haya nadie que se preocupe por ellos.

     Baja por la calle sin más propósito que eso. Mira este hombre, allí, en el rincón, y ve hacia él. Quizás se irritará, pero estarás allí, frente a él, físicamente. Debes manifestar la presencia que está en tí por el amor y la atención con los cuales te diriges a este hombre. ¿Por qué? Porque, para ti, se trata de Jesús. Jesús, sí, pero que no puede recibirte en su casa –- he aquí la razón por la que debes saber ir hacia él. Jesús, sí, pero oculto en la persona que está allí. Jesús, en el más pequeño de nuestros hermanos (Mt 25,40), no está solamente hambriento de un trozo de pan sino también de amor, de reconocimiento, de ser tenido en cuenta.

Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
No hay mayor amor.

miércoles, 24 de febrero de 2016

«No he venido a ser servido, sino a dar mi vida por los demás»

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la segunda semana de Cuaresma.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Mateo 20,17-28. 
Cuando Jesús se dispuso a subir a Jerusalén, llevó consigo sólo a los Doce, y en el camino les dijo: "Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte  y lo entregarán a los paganos para que sea maltratado, azotado y crucificado, pero al tercer día resucitará". Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo. "¿Qué quieres?", le preguntó Jesús. Ella le dijo: "Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda". "No saben lo que piden", respondió Jesús. "¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?". "Podemos", le respondieron. "Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre". Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud". 
Comentario

¡Qué contraste de actitudes entre Jesús y sus discípulos!

Jesús «iba subiendo a Jerusalén»: iba a cumplir su misión, aunque fuera a costar. Iba a ser entregado y condenado, a morir por la humanidad y a resucitar. Este es el tercero de los anuncios que hace de su pasión a sus asustados discípulos, que no entienden o no quieren entender. «El Hijo del hombre ha venido a dar su vida por muchos». Ellos siguen a Jesús como al Mesías, pero no entra en su cabeza que el estilo de la salvación sea a través de la cruz.

En efecto, basta ver la escena que Mateo cuenta a continuación: la madre de Santiago y Juan pide para sus hijos los puestos de honor. Exactamente lo contrario de lo que Jesús les estaba inculcando. No es de extrañar que los otros diez apóstoles reaccionaran disgustados: pero es porque ellos también querían lo mismo, y esos dos se les habían adelantado.

Los criterios de aquellos apóstoles eran exactamente los criterios de este mundo: el poder, el prestigio, el éxito humano. Mientras que los de Cristo son la entrega de sí mismos, ser servidores de los demás, no precisamente buscando los puestos de honor.

En nuestro camino de preparación de la Pascua se nos propone hoy un modelo soberano: Cristo Jesús, que camina decididamente en el cumplimiento de su misión. Va camino de la cruz y de la muerte, el camino de la solidaridad y de la salvación de todos.

«No he venido a ser servido, sino a dar mi vida por los demás».

Es el camino de todos los que le imitan. Ya antes, Jeremías había sido fiel, a pesar de las dificultades, a lo que Dios pedía de él. Y después, millones de cristianos han seguido el camino de su Maestro hasta la cruz y la vida resucitada.

No nos suele gustar el camino de la subida a la cruz. A Jeremías también le hubiera sido mucho más cómodo renunciar a su fuego interior de profeta y callarse, para volver a su pueblo a divertirse con sus amigos. A Jesús le hubiera ido mucho mejor, humanamente, si no hubiera denunciado con tanta claridad a las clases dirigentes de su tiempo.

A un cristiano le puede parecer que en medio de este mundo es mejor contemporizar y seguir las mismas consignas que todos, en busca del bienestar personal. Pero el camino de la Pascua es camino de vida nueva, de renuncia al mal, de imitación de un Cristo que se entrega totalmente, que nos enseña a no buscar los primeros puestos, sino a ser los servidores de los demás, cosa que en este mundo parece ridícula.

Aquellos discípulos de Jesús que en esta ocasión no habían entendido nada, entre ellos Pedro, madurarán después y no sólo darán valiente testimonio de Jesús a pesar de las persecuciones y las cárceles, sino que todos morirán mártires, entregando su vida por el Maestro.

¿Nos está ayudando la Cuaresma de este año en el camino de imitación de Jesús en su camino a la cruz? ¿o todavía pensamos con mentalidad humana, persiguiendo los éxitos fáciles y el «ser servidos», saliéndonos siempre con la nuestra, sin renunciar nunca a nada de lo que nos apetece? ¿organizamos nuestra vida según nuestros gustos o según lo que Dios nos está pidiendo?

En la noche de la Vigilia Pascual se nos harán dos preguntas claves, que ya desde ahora debemos ir respondiendo en nuestra actuación concreta: «¿renunciáis al mal?... ¿creéis en Dios... en Cristo?». Es el tiempo de las opciones.

En la Eucaristía comemos a Cristo Jesús como «el entregado por los demás», como el «pan partido», como el que «ha derramado su sangre por todos». ¿Estamos aprendiendo de él esa actitud de entrega?

J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 2
La Cuaresma día tras día
Barcelona 1997. Pág. 49-52

martes, 23 de febrero de 2016

El remedio para la hipocresía pasa por la humildad

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la 2ª. Semana de Cuaresma.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Mateo 23,1-12. 
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: “Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar 'mi maestro' por la gente. En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco 'doctores', porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado". 
Comentario


La consigna de la hipocresía está en la denuncia que hace Nuestro Señor: "todo lo hacen para que los vea la gente". Es el arte de parecer bueno, y por tanto, de renunciar a la posibilidad de serlo realmente. Lo grave no está en que la fachada sea hermosa, sino que ha sido embellecida para descuidar el resto de la casa.

El remedio de la hipocresía pasa por la humildad. En cierto sentido es preciso realizar el acto contrario, es decir: si el hipócrita quiere parecer más de lo que es, el humilde procura que su bondad, su inteligencia o su riqueza no aparezcan. Esto lo ejemplifica el Señor valiéndose de los títulos que eran más apetecibles para los fariseos: querían ser vistos como "maestros", "padres" y "guías". Más que proscribir unas palabras tachándolas del uso común, lo que Jesucristo quiere es que estemos alerta ante el engaño interior que supone desear un título por él mismo.

La cuaresma, pues, es tiempo para quitarse no sólo el peso muerto del pecado sino también el estorboso peso de la imagen decorada que queremos proyectar muchas veces. Por la vía ágil de la sencillez y por el camino llano de la humildad el corazón avanza sin pretensiones al encuentro de la hermosa simplicidad de Aquel que nos conoce bien y nos ama: Dios, el Señor.

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lunes, 22 de febrero de 2016

La fe, don de Dios para superar los yerros del racionalismo

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes en que celebramos la fiesta de la Cátedra del Apóstol San Pedro.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Mateo 16,13-19. 
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas". "Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?". Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".  

Comentario


1.1 A quien lea sin prejuicios el Evangelio le llamará la atención el modo como Jesús forma a Pedro, las palabras que sólo a él dirige, las oraciones que por él hace.

1.2 No se trata de que Pedro tenga cualidades humanas únicas, o lo que hoy llamaríamos un "perfil" de líder irreprochable con una personalidad arrolladora. La Biblia es tan sincera y descarnada en presentar las fallas de Pedro como suele serlo con todos los demás: Moisés, David, Zacarías, Pablo...

1.3 Pedro ha sido elegido por amor y en el misterio de esa elección nace otro misterio, que es el don de una fe singularmente robusta. Si algo construyó Cristo en Pedro fue el regalo de esa fe maravillosa, bella e inquebrantable, sobre la que es posible sostener y alimentar la fe de los demás discípulos, y en realidad de la Iglesia entera.

2. Racionalismo superado

2.1 El racionalismo nos hizo creer que cada persona podía sostenerse sin otra fuerza que la de sus propias certezas, adquiridas en la soledad de una inteligencia capaz de mantenerse distante, objetiva y lúcida frente al mundo. Este ser inteligente y solitario se supone que podía revisar con su linterna de razón a todo y a todos, de modo que sus decisiones eran tomadas en un ámbito de libertad e independencia totales.

2.2 Luego que descubrimos que esta racionalidad, o más bien, racionalismo, tenía muchos errores en su formulación y muchas consecuencias desastrosas en su aplicación. El conocimiento científico, supuesto paladín de la objetividad, nos enseñó a cuestionar esa idea de independencia y distancia entre sujeto y objeto, incluso para el caso de la ciencia natural. Estudiar el mundo es interactuar con él, y esto implica cambiarlo en el acto mismo de observarlo. Los problemas técnicos y teóricos que de esta sencilla anotación se derivan apenas empiezan a desgranarse.

2.3 Y si miramos al sujeto que conoce, ¿seguiremos diciendo que es desinteresado, aséptico y lúcido? Estudios sociales muestran las tremendas presiones que marcan a la investigación científica. Y el fruto del conocimiento, ¿es neutro? De ningún modo. Conocimiento y poder se han ligado de tal modo en la modernidad que parece poco probable adelantar proceso de divorcio entre ellos en el mediano plazo.

3. El poder de la Palabra

3.1 Redescubrir nuestra responsabilidad como creyentes es encontrarnos con la estructura misma del ser humano que no existe sino abrigado y amamantado por la palabra de sus hermanos. Es aquí donde entendemos las grandeza de esa frase con la que Cristo entrega a Pedro un ministerio tan alto y extenso: "lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo".

3.2 Sencillamente estas palabras son la expresión de la sublime responsabilidad que tenemos por el hecho de existir como seres humanos. Pronunciadas hacia Pedro no resuenan sólo en Pedro, sino en todo aquel que tome en serio que estamos conectados a un misterio que se llama "humanidad"; algo que nos precede y nos sucede, algo inmenso, lo único en que podemos pretender entender nuestro propio ser y a la vez aquello que nos recuerda que ninguna decisión o palabra nuestra puede apoderarse de la vida de nadie.

3.3 El racionalismo parecía exaltar al hombre mientras lo abandonaba en un peñasco helado y fantasmal. De esa soledad enrarecida brotaron las tormentas de la crueldad y los remolinos de un existencialismo trastornado y voraz. Frente a ese nevado de inclemencias, la mano encallecida y robusta de Pedro, su mirada humilde y firme a la vez, y sobre todo su voz clara y penetrante son un regalo inmenso de Dios.

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domingo, 21 de febrero de 2016

“(...) vieron la gloria de Jesús”

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Domingo de la 2ª semana de Cuaresma.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Lucas 9,28b-36. 
Unos ocho días después de decir esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén. Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Mientras estos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". El no sabía lo que decía. Mientras hablaba, una nube los cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de temor. Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: "Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo". Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo. Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto. 
Comentario

Julio Alberto Arango, cuando era decano del Medio Universitario de la Facultad de Ciencias de la Universidad Javeriana, me decía que la expresión Yo soy el que soy, con la que se identifica Yahvé ante Moisés al enviarlo a liberar a su pueblo de la esclavitud de Egipto (Cfr. Éxodo 3, 14), debería traducirse mejor como Yo soy el que seré. Esta posición también es defendida por algunos estudiosos de la Biblia actualmente. Se trata de una definición menos estática y, por tanto, más acorde con el Dios peregrino que hizo el camino del desierto con su pueblo y que sigue caminando hoy junto a nosotros.

La expresión Yo soy el que seré es un intento por expresar la dinámica de un Dios que nos promete que no descansará hasta ser nuestro Dios y hasta que nosotros seamos su pueblo (Cfr. Éxodo 6,7). Dicho de otra manera, como lo expresa Ira Progoff en una poesía: “Como el roble está latente en el fondo de la bellota, la plenitud de la personalidad humana, la totalidad de sus posibilidades creadoras y espirituales está latente en el fondo del ser humano incompleto que espera, en silencio, la posibilidad de aflorar”.

Cuando una institución humana se plantea su visión, desde la perspectiva de lo que se conoce como el Direccionamiento estratégico, está formulando su deseo de hacer el camino presente, desde el sueño del futuro. Otra expresión de esta realidad que estoy tratando de comunicar, es el título de uno de los libros y de una poesía de Benjamín González Buelta, S.J.: La utopía ya está en lo germinal. El final ya está presente al comienzo del camino. Cuando damos el primer paso, como Abraham, ya llevamos a cuestas la tierra prometida hacia la que nos mueve la promesa:

Esperaré a que crezca el árbol
y me dé sombra.
Pero abonaré la espera
con mis hojas secas.

Esperaré a que brote
el manantial
y me dé agua.
Pero despejaré mi cauce
de memorias enlodadas.

Esperaré a que apunte
la aurora
y me ilumine.
Pero sacudiré mi noche
de postraciones y sudarios.

Esperaré que llegue
lo que no sé
y me sorprenda.

Pero vaciaré mi casa
de todo lo conquistado.
Y al abonar el árbol,
despejar el cauce,
sacudir la noche
y vaciar la casa,
la tierra y el lamento
se abrirán a la esperanza.

Benjamín González Buelta, S.J.

Esto, precisamente, es lo que presenta san Lucas en el relato de la transfiguración, al comienzo de nuestro tiempo de Cuaresma. Nos está señalando el final de nuestro camino, hacia el que vamos en compañía de Jesús. Como el Dios peregrino que marchó con el pueblo de Israel, nosotros no sólo somos lo que fuimos en el pasado, o lo que somos en el presente, sino que también somos ya lo que seremos en el futuro. Somos ya el sueño de Dios realizándose en esta historia concreta. Permitamos que Dios nos cree y nos salve, como es claramente su voluntad para nosotros hoy, dejando aflorar todas las posibilidades creadoras y espirituales que están latentes en el fondo silencioso de nuestra finitud. Esto es vivir auténticamente el tiempo de Cuaresma.

Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
Sacerdote jesuita, Profesor Asociado de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá 

sábado, 20 de febrero de 2016

Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este sábado de la 1a. semana de Cuaresma.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Mateo 5,43-48. 
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.  
Comentario


Ama a tu enemigo: así separarás a tu enemigo de su enemigo, que es también tu enemigo, y se llama pecado.

Ama a tu enemigo: construye con él una historia que les permita mirar en la misma dirección y decir un día: "eso" pretendía destruirnos, pero "nosotros" vencimos.

Ama a tu enemigo: es muy feo que las garras peludas del demonio te muevan como se mueve un peón en el ajedrez. No des espacio al odio.

Ama a tu enemigo: muestra que eres mayor y mejor que lo que se dice de ti. Y luego, guarda silencio para que la Verdad grite la verdad.
  
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