Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este domingo en que celebramos la solemnidad de la Ascensión del Señor.
Dios nos bendice...
Lectio: La Ascensión del Señor (C)
Lectio
Domingo, 2 Junio ,
2019
La misión de la Iglesia:
Testimoniar el perdón que Dios nos ofrece a todos
Lucas 24,46-53
Oración
inicial
Shadai, Dios de la
montaña,
que haces de nuestra
frágil vida
la roca de tu
morada,
conduce nuestra
mente
a golpear la roca del
desierto,
para que brote el agua
para nuestra sed.
La pobreza de nuestro
sentir
nos cubra como un
manto en la obscuridad de la noche
y abra el corazón,
para acoger el eco del Silencio
y así el alba,
envolviéndonos en la
nueva luz matutina,
nos lleve con las
cenizas consumadas por el fuego de los pastores del Absoluto,
que han vigilado por
nosotros junto al Divino Maestro,
al sabor de la santa
memoria.
1. LECTIO
a) El texto:
46 y les dijo: «Así está escrito: que el Cristo
debía padecer y resucitar de entre los muertos al tercer día 47 y que se predicaría en su nombre la conversión para perdón de los
pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. 48 Vosotros sois testigos de estas cosas.
49 «Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la
Promesa de mi Padre. Vosotros permaneced en la ciudad hasta que seáis
revestidos de poder desde lo alto.»
50 Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus
manos, los bendijo. 51 Y, mientras los bendecía,
se separó de ellos y fue llevado al cielo. 52 Ellos,
después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo. 53 Y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.
b )
Momento de silencio:
Dejamos que la voz del
Verbo resuene en nosotros.
2. MEDITATIO
a) algunas
preguntas:
- En el nombre del
Señor. Esto que vivo cada día ¿en nombre de quién lo hago?
- A todas las gentes.
¿Tengo un corazón capaz de acoger a todos o, más bien, discrimino fácilmente
según mis puntos de vista?
- Quedarse en la
ciudad. ¿Consigo estar en las situaciones más difíciles, o intento antes de
entender el sentido, de eliminarlas?
- Mi oración. ¿Alabo
al Señor por lo que realiza en mi vida o más bien pido por mí?
b)
Clave de lectura:
Pocas líneas que
hablan de vida, de movimiento, de camino, de encuentro. Objetivo que cumple
el así está
escrito y todas las gentes. El camino es el trazado por el testimonio. Los
apóstoles son los enviados, no llevan nada propio, pero se hacen vida,
movimiento, camino, encuentro, camino que hace florecer la vida a cualquier
parte que llegue.
v.46. “Así está escrito: que el Cristo debía
padecer y resucitar de entre los muertos al tercer día”
¿Qué
está escrito?¿Dónde? La única escritura que nosotros conocemos es la de un
encuentro. Dios parece que no pueda hacer nada sin el hombre y por esto lo va a
buscar, donde se halle, y no se rinde hasta que no lo abraza. Esto es lo que
está escrito. Un amor eterno, capaz de descender en el padecer, de beber hasta
el fondo el cáliz del dolor con tal de ver el rostro del hijo amado. En los
abismos de la no vida, Cristo desciende para coger la mano del hombre y
acompañarlo a la casa. Tres días. Tres momentos. Pasión, muerte, resurrección.
Esto es lo que está escrito. Para Cristo y para todo el que le pertenezca.
Pasión: Tú te entregas con confianza y el otro hace de ti lo que quiere, te
abraza o te destroza, te acoge o te rechaza…pero tú continúas amando, hasta el
fin. Muerte: Una vida que no retrocede …muere, se acaba, pero no por siempre,
porque la muerte tiene poder sobre la carne, el espíritu que viene de Dios
regresa a Dios. Resurrección: Todo se esclarece y tiene sentido a la luz de la
Vida: el amor entregado no muere, resucita siempre.
v.47. Y que se predicaría en su nombre la conversión
para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. La
palabra de Jesús, pronunciada en la historia, no se para. Tiene necesidad de
anunciadores. Y los apóstoles van, mandados en el nombre santo de Dios. Van a
todas las gentes. No ya a un pueblo elegido, sino a todos los hombres elegidos.
Van a sorprender por la espalda a sus hermanos y a convertirlos, a ponerlos de
frente y decirles: ¡Todo se te ha perdonado, puedes volver a la vida divina,
Jesús ha muerto y resucitado por ti! No es una invención la fe. Vengo de
Jerusalén. He visto con mis ojos, lo he experimentado en mi vida. No te cuento
otra cosa que mi historia, una historia de salvación.
v.48. Vosotros sois testigos de estas cosas. A
Dios se le conoce por experiencia. Ser testimonio quiere decir llevar escrita
en la piel, cosida sílaba por silaba, la palabra que es Cristo. Cuando un
hombre ha sido tocado por Cristo, se convierte en una lámpara y, aunque no
quiera, resplandece. Y si la llama quisiese apagarla, se vuelve a encender,
porque la luz nos es de la lámpara, sino del Espíritu, centrado en el corazón
que irradia sin fin la comunión eterna.
v.49. “Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la
promesa de mi Padre, pero vosotros permaneced en la ciudad, hasta que seáis
revestidos de poder desde lo alto”. Las promesas de Jesús se
cumplen. Él se va, pero no deja huérfanos a sus amigos. Sabe que tienen
necesidad de la presencia constante de Dios. Y Dios vuelve a venir al hombre.
Esta vez no ya en la carne, sino invisiblemente en el fuego de un amor impalpable,
en el ardor de un vínculo que jamás se romperá, el arco iris de la alianza
ratificada. El esplendor de la sonrisa de Dios, el Espíritu Santo. Revestidos
de Cristo, revestidos del Espíritu los apóstoles no tendrán ya miedo y podrán
finalmente andar.
v.50. Los sacó hasta cerca de Betania y alzando las
manos los bendijo. El momento de dejarlos es solemne. Betania el lugar
de la amistad. Jesús alza las manos y bendice a los suyos. Un gesto de saludo
que es un don. Dios no se aleja de los suyos, simplemente los deja para volver
con otra vestimenta.
v.51 Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue
llevado al cielo. Toda separación es siempre un hecho que comporta
desagrado. Pero en este caso la bendición es un legado de gracia. Y los
apóstoles viven una comunión con su Señor tan grande, que no se dan cuenta de
la separación.
v.52. Ellos, después de postrarse ante Él, volvieron a
Jerusalén con gran gozo. El gozo de los apóstoles es grande, gozo de
volver por los caminos de Jerusalén con un tesoro sin medida, el tesoro de la
pertenencia. La humanidad de Cristo entra en cielo, es una puerta que se abre
para no cerrarse jamás. El gozo de la vida sobreabundante que Cristo ha vertido
en la experiencia de ellos no desaparecerá más.
v.53. Y estaban siempre en el Templo
alabando a Dios. Estar… un verbo
importantísimo para el cristiano. Estar supone una fuerza particular, la
capacidad de no huir de las situaciones, sino de vivirlas gustándolas hasta el
fondo. Estar. Un programa evangélico para entregar a todos. Entonces la
alabanza surge sincera, porque en el estar, la voluntad de Dios aparece como
bebida saludable e inebriante de felicidad.
c)
Reflexión:
El testimonio de la
caridad es sin duda en la vida eclesial el espejo más terso para la
evangelización. Es el elemento que limpia el terreno para que cuando la semilla
de la Palabra caiga lleve fruto abundante. No puede la buena noticia escoger
otros caminos para llegar al corazón de los hombres, sino la del amor
recíproco, una experiencia que conduce directamente a la fuente: “¡Este es mi mandamiento que os
améis los unos a los otros como yo os he amado!” (Jn 15,12). Todo esto encuentra comprobación en la
primera Iglesia: “Por
esto hemos conocido el amor. Él ha dado su vida por nosotros; por tanto también
nosotros debemos dar la vida por los hermanos.” (1 Jn 3,16). El discípulo que ha encontrado y conocido a Jesús, el
discípulo amado, sabe que no puede hablar de Él y no recorrer el camino que Él
ha recorrido. “Yo
soy el camino, la verdad y la vida” (Jn
14,6) ¿Qué mejores palabras para decir que el camino maestro de toda
evangelización es el amor gratuito? Cristo es el camino para evangelizar.
Cristo es la verdad para dar en la evangelización. Cristo es la vida
evangelizada. Y es evangelización el amor con el cual nos ha amado, un amor
entregado sin condiciones, que no retrocede, sino que avanza hasta el fin fiel
a sí mismo, a costa de morir sobre una cruz de maldición, para mostrar el
rostro del Padre como rostro de Amor, un Amor que respeta la libertad del
hombre, aún cuando esto signifique rechazo, desprecio, agresión, muerte. “La caridad cristiana tiene en sí
misma una gran fuerza evangelizadora. En la medida en que sabe hacerse signo y
transparencia del amor de Dios, abre mente y corazón al anuncio de la Palabra
de verdad. Deseoso de autenticidad y de concisión el hombre de hoy, como decía
Pablo VI, aprecia más los testimonios que los maestros y en general, sólo
después de haber conseguido el signo tangible de la caridad se deja guiar
para descubrir la profundidad y las exigencias del amor de Dios” (CEI, Evangelizzazione
e testimonianza della carità, enEnchiridion CEI, vol.
1-5, EDB, Bologna 1996 n.24). Motivar y sostener la apertura a los otros en el
servicio es deber de toda acción pastoral que quiera evidenciar la relación
profunda que existe entre fe y caridad a la luz del evangelio, y aquella nota
característica del amor cristiano que es la proximidad, la cercanía, el cuidar
de los otros (cfr. Lc 10,34).
3. ORATIO
Salmo 22, 23-32
Contaré tu fama a mis
hermanos,
reunido en asamblea te
alabaré:
«Los que estáis por
Yahvé, alabadlo,
estirpe de Jacob,
respetadlo,
temedlo, estirpe de
Israel.
Que no desprecia ni le
da asco
la desgracia del
desgraciado;
no le oculta su
rostro,
le escucha cuando lo
invoca».
Tú inspiras mi
alabanza en plena asamblea,
cumpliré mis votos
ante sus fieles.
Los pobres comerán,
hartos quedarán,
los que buscan a Yahvé
lo alabarán:
«¡Viva por siempre
vuestro corazón!».
Se acordarán, volverán
a Yahvé
todos los confines de
la tierra;
se postrarán en su
presencia
todas las familias de
los pueblos.
Porque de Yahvé es el
reino,
es quien gobierna a
los pueblos.
Ante él se postrarán
los que duermen en la tierra,
ante él se humillarán
los que bajan al polvo.
Y para aquel que ya no
viva
su descendencia le
servirá:
hablará del Señor a la
edad venidera,
contará su justicia al
pueblo por nacer:
«Así actuó el Señor».
4. CONTEMPLATIO
Señor, comprendo que
la evangelización exige una profunda espiritualidad, autenticidad y santidad de
testimonios, personas maduras en la fe, capaces de encontrarse juntos para
hacer de la propia experiencia de fe un lugar de encuentro y de crecimiento en
un contacto de persona a persona que construya relaciones profundas y abiertas
a lo eclesial, al mundo, a la historia. Y yo me siento ahora inepto. En un
contexto en el cual el continuo aparecer de imágenes, palabras, propuestas,
proyectos, crónicas, desorienta y casi emborracha el pensamiento y elimina el
sentir, el testimonio se levanta como palabra privilegiada para una parada de
reflexión, para un momento de pensar tranquilo. ¿Y si yo soy el primero en
dejarme arrastrar por aquellas imágenes, palabras, proyectos? De una cosa estoy
seguro, y esto me conforta. También el más bello testimonio se revelaría con el
tiempo impotente, si no estuviese iluminado, justificado, explicitado por un
anuncio claro e inequívoco del Señor Jesús. La Buena Noticia, proclamada por el
testimonio de vida, pronto o tarde necesita anunciarse por la palabra de vida.
Daré razón de mi esperanza proclamando tu nombre, tu enseñanza, tu vida, tus
promesas, tu misterio de Jesús de Nazaret e Hijo de Dios. Pienso que sea para
mí el camino más sencillo para suscitar el interés por conocer y encontrarte a
ti, Maestro y
Señor, que ha elegido vivir como
hijo del hombre para revelarnos el rostro del Padre. Toda pastoral que hoy se
encuentre en cadenas por causa de la fe podrá pedirte a ti, Dios, que se abra
la puerta de la predicación para anunciar el misterio de Cristo, la
predicación, que como palabra divina, obra en todo aquel que cree.
Orden
de los Carmelitas