¡Amor y paz!
Los invto, hermanos, a ler y meditar el Evangelio, a la manera de la lectio diviona, en este miércoles de la 28ª semana del Tiempo Ordiario, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Lucas 11,42-46
Lectio
Miércoles, 14 de octubre de 2020
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Te pedimos, Señor, que tu gracia continuamente nos preceda y acompañe, de manera que estemos dispuestos a obrar siempre el bien. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Lucas 11,42-46
Pero, ¡ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la
ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto
es lo que había que practicar, aunque sin omitir aquello.¡Ay de vosotros, los
fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en
las plazas! ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre
los que andan los hombres sin saberlo!»
Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas también nos
injurias a nosotros!» Pero él dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que
imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno
de vuestros dedos!
3) Reflexión
• En el Evangelio de hoy sigue la relación conflictiva entre Jesús y las autoridades religiosas de la época. Hoy, en la Iglesia, se vive el mismo conflicto. En una determinada diócesis, el obispo convocó a los pobres a que participaran activamente. Ellos escucharon las peticiones y muchos de ellos empezaron a participar. Surgió un serio conflicto. Los ricos decían que habían sido excluidos y algunos sacerdotes empezaron a decir: “¡El obispo hace política y olvida el evangelio!”
• Lucas 11,42: “Pero, ¡ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la
menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor
a Dios! Esto es lo que había que practicar, aunque sin omitir aquello.”. Esta
crítica de Jesús contra los líderes religiosos de aquella época puede ser
repetido contra muchos líderes religiosos de los siglos siguientes, hasta hoy.
Muchas veces, en nombre de Dios, insistimos en detalles y olvidamos la justicia
y el amor. Por ejemplo, el jansenismo volvió árida la vivencia de la fe,
insistiendo en observancias y penitencias que desviaban a la gente del camino
de amor.
La hermana carmelita Santa Teresa de Lisieux se crió en ese ambiente
jansenista que caracterizaba a Francia hacia los finales del siglo XIX. Fue a
partir de una dolorosa experiencia personal, que ella supo recuperar la
gratuidad del amor de Dios como una fuerza que tiene que animar por dentro la
observancia de las normas. Pues, sin la experiencia del amor, las observancias
hacen de Dios un ídolo.
La observación final de Jesús decía: “No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Os lo aseguro: mientras duren el cielo y la tierra, no dejará de estar vigente ni una i ni una tilde de la ley sin que todo se cumpla. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos”. Jesús llama la atención de los discípulos sobre el comportamiento hipócrita de algunos fariseos.
A ellos les gustaba circular por
las plazas con largas túnicas, recibir el saludo de la gente, ocupar los
primeros lugares en las sinagogas y lugares de honor en los banquetes (cf. Mt
6,5; 23,5-7). ¡Marcos añade que a ellos les gustaba entrar en las casas de las
viudas y hacer largas preces en cambio de dinero! Personas así recibirán un
juicio muy severo (Mc 12,38-40). Hoy en nuestra Iglesia ocurre lo mismo.
• Lucas 11,44: Ay de vosotros, sepulcros que no se ven. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad” (Mt 23,27-28).
La imagen de los “sepulcros blanqueados” habla
por sí sola y no necesita comentarios. Por medio de ella, Jesús condena a los
que tienen una apariencia ficticia de persona correcta, pero cuyo interior es
la negación total de aquello que quieren hacer por fuera. Lucas, habla de
sepulcros escondidos: “¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven,
sobre los que andan los hombres sin saberlo". Quien pisa o toca un
sepulcro se vuelve impuro, lo mismo cuando el sepulcro está escondido bajo
tierra. La imagen es muy fuerte: por fuera, el fariseo de siempre parece justo
y bueno, pero ese aspecto es un engaño, pues en su interior existe un sepulcro
escondido que, si la gente no sabe darse cuenta, difunde un veneno que mata,
comunica una mentalidad que aleja de Dios, sugiere una comprensión errada de la
Buena Noticia del Reino. Una ideología que hace del Dios vivo, ¡un ídolo
muerto!
• Lucas 11,45-46: Crítica del doctor de la ley y la respuesta de Jesús. “Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas también nos injurias a nosotros!” En la respuesta Jesús no se vuelve atrás, sino que deja bien claro que la misma crítica vale también para los escribas: "¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!”. En el Sermón de la Montaña, Jesús expresa la misma crítica que sirve de comentario: “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas” (Mt 23,2-4).
4) Para la reflexión personal
• La hipocresía mantiene una apariencia engañadora. ¿hasta dónde actúa
en mí la hipocresía? ¿Hasta dónde actúa en nuestra Iglesia?
• Jesús criticaba a los escribas que insistían en la observancia disciplinar de las cosas minutas de la ley como el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y olvidan insistir en el objetivo de la ley que es la práctica de la justicia y del amor. Esta crítica ¿vale también para mí?
5) Oración final
Feliz quien no sigue consejos de malvados
ni anda mezclado con pecadores
ni en grupos de necios toma asiento,
sino que se recrea en la ley del Señor,
susurrando su ley día y noche. (Sal 1,1-2)
Orden de los Carmelitas