lunes, 11 de octubre de 2021

Aquí hay alguien que es más que Jonás

 

¡Amor y paz!

Los invuto, hermanos a leer y medutar la Paabra de Dios, en estye lunes de la 28ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo B.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Principio de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de 

Roma    1, 1-7

 

Carta de Pablo, servidor de Jesucristo, llamado para ser Apóstol, y elegido para anunciar la Buena Noticia de Dios, que él había prometido por medio de sus Profetas en las Sagradas Escrituras, acerca de su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, nacido de la estirpe de David según la carne, y constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu santificador, por su resurrección de entre los muertos. Por él hemos recibido la gracia y la misión apostólica, a fin de conducir a la obediencia de la fe, para gloria de su Nombre, a todos los pueblos paganos, entre los cuales se encuentran también ustedes, que han sido llamados por Jesucristo.

A todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos, llegue la gracia y la paz, que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

 

 Palabra de Dios.

 

SALMO

 

Sal 97, 1. 2-3b. 3c-4 (R.: 2a)

 

 R.    El Señor manifestó su victoria.

Canten al Señor un canto nuevo,

porque el hizo maravillas:

su mano derecha y su santo brazo

le obtuvieron la victoria. R.

 

El Señor manifestó su victoria,

reveló su justicia a los ojos de las naciones:

se acordó de su amor y su fidelidad

en favor del pueblo de Israel. R.

 

Los confines de la tierra han contemplado

el triunfo de nuestro Dios.

Aclame al Señor toda la tierra,

prorrumpan en cantos jubilosos. R.

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas    11, 29-32

 

 Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: «Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.

El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.

El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.»

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

 

 Pablo durante quince años funda «Iglesias» en tierra pagana. Toda el Asia Menor y las grandes ciudades de Grecia tienen ahora su Comunidad: cada Iglesia fundada crece y se desarrolla por el mismo dinamismo de sus miembros.

  • Es un momento decisivo en la vida de Pablo, son más de veinte años los que Pablo ha vivido ya como cristiano; reflexionando sobre el misterio de Cristo que ya había esbozado en otras cartas; ahora presenta una exposición completa de su visión sobre el plan salvador de Dios.
  • Por otro lado, considera ahora que su tarea en Oriente está terminada. Quiere continuarla con los paganos de Occidente. Proyecta llegar a España pasando por Roma y para preparar su estadía en la capital del Imperio, escribe a la «comunidad de Roma», fundada ya por san Pedro. Roma no es sólo la capital de un gran imperio, es también un lugar donde Dios ha mostrado su amor haciendo llegar el anuncio de su Hijo.
  • La Epístola a los Romanos se escribió el año 57 ó 58. Pablo que no conocía a la comunidad de Roma, seguramente formada por unos cristianos procedentes del judaísmo y otros del paganismo, escribe con humildad; presentándose con tres títulos: Servidor, Apóstol, Escogido. Pablo tiene conciencia de haber sido llamado y consagrado a una obra que sobrepasa totalmente sus fuerzas humanas.
  • Pero Pablo no es lo importante: es Jesús, y de Él habla ya, con entusiasmo, desde el saludo: «nacido de la estirpe de David, constituido Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección: Jesucristo Nuestro Señor». A sus hermanos cristianos, los considera como «muy amados de Dios».
  • La fe es el tema principal de su carta. Una fe salvadora, que presenta como «obediencia», por la cual el hombre se «somete» al Dios que se revela pidiéndole obediencia a su Voluntad.
  • Sin embargo, no sólo nos quiere obedientes en una vida de servicio a Él, mediante el culto; Él nos ha elegido para ser apóstoles, de tal forma que la Salvación que procede del Evangelio, llegue a todas las naciones.

***

  • Cuando Jesús acababa de exorcizar a un endemoniado, los oyentes le piden un signo. Sin negar su asombro ante este escepticismo, les enrostra la actitud de los ninivitas, que se convirtieron al oír la palabra de Jonás y, aquí hay uno mayor que Jonás y mayor que la reina de Saba.
  • Los judíos se sitúan en el plano más externo: necesitan milagros maravillosos para tener fe y convertirse. Exigen pruebas y demostraciones y no se les concederá más que la palabra viva de un Nazareno, que por el poder del Espíritu, con sus gestos y acción liberadora, los invita a la fe. No se les dará ningún otro signo más que el mismo Jesús.
  • La fe a la que invita Jesús se vive en libertad. La evidencia somete y no se discute, y la demostración encierra y aprisiona. Cristo proclama que la fe descansa únicamente sobre la confianza puesta en la persona del enviado.
  • El milagro físico tiene verdadera significación si interpela a la persona del testigo. Por eso también, la mayoría de los milagros solicitan la conversión interior y la fe; la solicitan, pero no la dan. El verdadero creyente no pide signos exteriores, porque en la persona misma de Jesús, descubre la presencia y la intervención discreta de Dios.
  • La vida, obra y muerte de Jesús a mano de los hombres, es la señal que debe ser aceptada. Es el Dios que aparentemente fracasa en la persona de Jesús. Es el Dios que muere en Jesús pero que resucita al tercer día. Es el Dios que en Jesús y por Jesús, comparte la suerte de los abandonados, los pobres, los despreciados de la historia. La señal, no es una acción arbitraria y portentosa, porque Dios no violenta la historia. En el crucificado habrá que descubrir al resucitado. No hay fe fuera del misterio de muerte y de resurrección del enviado. Los cristianos seguimos al resucitado por el camino del crucificado.
  • Este rostro sufriente de la hora extrema, de la hora de la Cruz es «misterio en el misterio, ante el cual el ser humano ha de postrarse en adoración». En efecto, «para devolver al hombre el rostro del Padre, Jesús debió no sólo asumir el rostro del hombre, sino cargarse incluso del «rostro» del pecado» San Juan Pablo II.
  • En el anuncio del Evangelio, el verdadero signo que podemos ofrecer es que nuestros gestos demuestren que la palabra, ha sido eficaz en nosotros y nos ha salvado, nos ha liberado y nos hace caminar como hombres nuevos, capaces de amar, de ser misericordiosos, de ser constructores de la paz, y de ser solidarios con los que sufren.
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 PARA DISCERNIR

  • ¿Qué espero que Dios haga en la historia?
  • ¿Pido signos para mi fe?
  • ¿Doy signos de mi fe? 
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  • ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral