¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este lunes de la XVII Semana del Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice…
Evangelio según San
Mateo 13,31-35.
Jesús propuso a la gente otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas". Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa". Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.
Comentario
Hoy, el Evangelio nos
presenta a Jesús predicando a sus discípulos. Y lo hace, tal como en Él es
habitual, en parábolas, es decir, empleando imágenes sencillas y corrientes
para explicar los grandes misterios escondidos del Reino. Así podía entender
todo el mundo, desde la gente más formada hasta la que tenía menos luces.
«El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza...» (Mt 13,31). Los
granitos de mostaza casi no se ven, son muy pequeños, pero si tenemos de ellos
buen cuidado y se riegan... acaban formando un gran árbol. «El Reino de los
Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas
de harina...» (Mt 13,33). La levadura no se ve, pero si no estuviera ahí, la
pasta no subiría. Así también es la vida cristiana, la vida de la gracia: no se
ve exteriormente, no hace ruido, pero... si uno deja que se introduzca en su
corazón, la gracia divina va haciendo fructificar la semilla y convierte a las
personas de pecadoras en santas.
Esta gracia divina se nos da por la fe, por la oración, por los sacramentos,
por la caridad. Pero esta vida de la gracia es sobre todo un don que hay que
esperar y desear con humildad. Un don que los sabios y entendidos de este mundo
no saben apreciar, pero que Dios Nuestro Señor quiere hacer llegar a los
humildes y sencillos.
Ojalá que cuando nos busque a nosotros, nos encuentre no en el grupo de los orgullosos, sino en el de los humildes, que se reconocen débiles y pecadores, pero muy agradecidos y confiados en la bondad del Señor. Así, el grano de mostaza llegará a ser un árbol grande; así la levadura de la Palabra de Dios obrará en nosotros frutos de vida eterna. Porque, «cuanto más se abaja el corazón por la humildad, más se levanta hacia la perfección» (San Agustín).
Ojalá que cuando nos busque a nosotros, nos encuentre no en el grupo de los orgullosos, sino en el de los humildes, que se reconocen débiles y pecadores, pero muy agradecidos y confiados en la bondad del Señor. Así, el grano de mostaza llegará a ser un árbol grande; así la levadura de la Palabra de Dios obrará en nosotros frutos de vida eterna. Porque, «cuanto más se abaja el corazón por la humildad, más se levanta hacia la perfección» (San Agustín).
Rev. D. Josep Mª MANRESA Lamarca (Les
Fonts del Vallès, Barcelona, España)