¡Amor
y paz!
Llega
el final del último discurso de Jesús después de la cena. Luego de tantas
incomprensiones, de un largo camino sembrado de vacilaciones, de dudas, parece
que, por fin, los apóstoles, han llegado a la fe. Por lo menos, esta es una
nueva afirmación de su fe... porque el camino doloroso de sus dudas, de sus
cobardías y de sus abandonos, no ha terminado todavía.
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes
de la VII Semana de Pascua.
Dios
los bendiga…
Evangelio
según San Juan 16,29-33.
Sus discípulos le dijeron: "Por fin hablas claro y sin parábolas. Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios". Jesús les respondió: "¿Ahora creen? Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo".
Comentario
Aunque
amemos la paz y tengamos esperanza en el fondo del corazón de que nuestra
acción en favor de la paz no será inútil, ni vosotros ni yo podremos eludir las
presiones de este tiempo.
Esto
significa que no podemos liberarnos de la duda de que, según las leyes de la
historia, algo pueda cambiar: una guerra sucede a otra guerra, y cada vez, esto
es un golpe mortal para la causa de la paz.
Vivimos
todavía demasiado bajo la influencia de los que afirman que los que quieren la
paz deben armarse para vencer la guerra...
Es
notable de comprobar que en el curso de los siglos, brotan constantemente
héroes de paz, predicadores del mensaje de paz...
Encontramos
a estos mensajeros, estos apóstoles de la paz en todo tiempo y en todo lugar. Y
en nuestros días, por suerte, no carecemos de eso. Pero ningún mensajero de la
paz, ha encontrado un eco más vasto que aquel al que llamamos el Rey de la paz
(Is 9,5).
Permitidme
recordaros quién es este mensajero. El día de Pascua, parecía que los apóstoles
habían perdido toda esperanza desde la muerte de Cristo en la cruz. Mientras
que a los ojos del mundo la misión de Cristo había terminado, había fracasado,
era incomprendida, él apareció en medio de sus apóstoles reunidos en el
Cenáculo por temor a los enemigos, y, en lugar de declaraciones belicosas contra
sus adversarios, ellos escuchan decir: "Os dejo mi paz, os doy mi paz. No
os la doy como la da el mundo" (Jn 14,27)...
Querría
repetir esta palabra, hacerla resonar en el mundo entero, sin preocuparme de
quién la escuchará. Querría repetirla tan a menudo que, aunque la neguemos,
lográramos escucharla hasta que todos nosotros la hayamos oído y comprendido.
Beato Tito Brandsma, carmelita holandés, mártir
(1881-1942)
Conferencia «Paz y amor por la paz» del 11/11/1931
Conferencia «Paz y amor por la paz» del 11/11/1931
©Evangelizo.org 2001-2012