sábado, 30 de abril de 2022

"¡Soy yo, no teman!"

¡Amor y paz!

 

Los invito a leer y meditar la Palabra de Dios, en este sábado de la 2ª semana de Pascua, ciclo C.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 6, 1-7

 

En aquellos días:

Como el número de discípulos aumentaba, los helenistas comenzaron a murmurar contra los hebreos porque se desatendía a sus viudas en la distribución diaria de los alimentos.

Entonces los Doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron: «No es justo que descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios para ocuparnos de servir las mesas. Es preferible, hermanos, que busquen entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y nosotros les encargaremos esta tarea. De esa manera, podremos dedicarnos a la oración y al ministerio de la Palabra.»

La asamblea aprobó esta propuesta y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe y a Prócoro, a Nicanor y a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía. Los presentaron a los Apóstoles, y estos, después de orar, les impusieron las manos.

Así la Palabra de Dios se extendía cada vez más, el número de discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén y muchos sacerdotes abrazaban la fe.

 

Palabra de Dios.

 

SALMO    

 

Sal 32, 1-2. 4-5. 18-19 (R.: 22)

 

R.        Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti.

 

Aclamen, justos, al Señor:

es propio de los buenos alabarlo.

Alaben al Señor con la cítara,

toquen en su honor el arpa de diez cuerdas.  R.

 

Porque la palabra del Señor es recta

y él obra siempre con lealtad;

él ama la justicia y el derecho,

y la tierra está llena de su amor.  R.

 

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,

sobre los que esperan en su misericordia,

para librar sus vidas de la muerte

y sustentarlos en el tiempo de indigencia.  R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 16-21

 

Al atardecer, sus discípulos bajaron a la orilla del mar y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaún, que está en la otra orilla. Ya era de noche y Jesús aún no se había reunido con ellos. El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento.

Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo. El les dijo: «Soy yo, no teman.»

Ellos quisieron subirlo a la barca, pero esta tocó tierra en seguida en el lugar adonde iban.

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • La primera comunidad de Jerusalén, al crecer, también conoció dificultades internas, además de las externas. Los «helenistas» eran judíos de habla griega que vivían fuera de Palestina, o extranjeros convertidos al cristianismo. Como grupo estaban más abiertos a las influencias del mundo griego, y no seguían estrictamente las leyes judías. Su diferencia no tardó en producir tensiones con el grupo de los hebreos.
  • No era una comunidad ideal. La lengua era reflejo de una cultura y de una formación. La fe en Cristo une a todos los grupos, pero las diferentes sensibilidades dan lugar a tensiones.
  • El texto de hoy lo pone de manifiesto: unos tenían la impresión de ser desatendidos por los otros, los recién llegados con una cultura nueva se sentían cristianos de segunda clase respecto a los judíos «de origen». Éste será uno de los problemas de la Iglesia: los que entraron hace tiempo tendrán tendencia a pedir privilegios en lugar de tener una actitud misionera;  abiertos y acogedores con los recién llegados.
  • También parece que la distribución de los bienes comunes no atendía a las necesidades de los más pobres entre los pobres: las viudas extranjeras, lo que lleva a la institución del diaconado como colaboradores del ministerio de los presbíteros y los obispos en la administración y organización de los bienes de la comunidad.

***

  • Inmediatamente después de la multiplicación de los panes, el Evangelio de Juan nos presenta a Jesús en la montaña, solitario, evadiendo la pretensión de sus seguidores de hacerlo rey. Mientras tanto el grupo de discípulos se enfrenta solo al mar en la oscuridad de la noche. Soplaba viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca caminando sobre el lago, y se asustaron.
  • En este relato cargado de simbolismo, la comunidad simbolizada por la barca, avanza con temor y decepción en medio del mar agitado. Jesús se aproxima, los reconforta y los discípulos vuelven al lugar de donde habían huido. Con la presencia de Jesús desaparecen el temor, la amenaza, la oscuridad y la agitación del mar. En el momento de alcanzarlos, cuando ellos, asustados, quieren hacerlo subir a bordo, la barca toca tierra.
  • La palabra de Jesús para calmar a sus discípulos es muy significativa: “Yo soy, no tengan miedo”. El “Yo soy” nos remite al nombre mismo de Dios tal y como lo reveló a Moisés al pie de la zarza.
  • Es normal que el miedo esté presente en nuestra humanidad dolida. Pero, no hay peor camino que mirar y construir desde el miedo. El que sufre miedo queda paralizado, no sólo en el cuerpo, sino también su inteligencia queda embotada viendo sólo las cosas que lo amenazan.
  • Si el Señor camina sobre las aguas de las dificultades, éstas se pueden convertir en lugar de encuentro salvador. Basta escuchar más allá del miedo, y reconocerlo a Él.
  • Jesús es el Dios que se hace cercanía del hombre siempre; y muy especialmente en los momentos más difíciles de la vida. Es absurdo pensar que el Señor se nos acerca para castigarnos por nuestros pecados; aun cuando la muerte es la consecuencia del pecado. El Señor sólo ha venido a buscar todo lo que se había perdido para salvarlo. Jesucristo nos ha dado a conocer el Rostro amoroso y misericordioso de Dios. Él va con nosotros para hacer nuestra carga más suave y ligera.
  • Nosotros somos llamados a ser la cercanía amorosa de Dios para nuestros hermanos siendo ocasión de paz, de alegría, de una esperanza que se recupera, de un amor que devuelva la felicidad.
  • Todos somos responsables de nuestra comunidad, de nuestra Iglesia: estamos en ella como los navegantes en la barca, recibimos en ella a Jesucristo que nos dice en las dificultades y problemas: “Yo soy, no tengan miedo”. Sólo escuchando esta Palabra y toda la Palabra de Jesús podremos enfrentar con plena confianza las tempestades de la vida y llegar a la otra orilla.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué nuevas tempestades se abaten sobre la barca de la Iglesia en estos nuevos tiempos?
  • ¿Qué nos puede del miedo y del desaliento?
  • ¿Cuáles son mis temores, desalientos e inseguridades?
  • ¿Qué hago para descubrir con más claridad la presencia vivificadora de Jesús en mi vida?

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral

viernes, 29 de abril de 2022

Lo que viene de Dios no podrá ser destruido

¡Amor y paz!

 

Los invito a leer y meditar la Palabra de Dios, en este viernes de la 2ª semana de Pascua, ciclo C.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 5, 34-42

 

Un fariseo, llamado Gamaliel, que era doctor de la Ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en medio del Sanedrín. Después de hacer salir por un momento a los Apóstoles, dijo a los del Sanedrín:

«Israelitas, cuídense bien de lo que van a hacer con esos hombres. Hace poco apareció Teudas, que pretendía ser un personaje, y lo siguieron unos cuatrocientos hombres; sin embargo, lo mataron, sus partidarios se dispersaron, y ya no queda nada.

Después de él, en la época del censo, apareció Judas de Galilea, que también arrastró mucha gente: igualmente murió, y todos sus partidarios se dispersaron. Por eso, ahora les digo: No se metan con esos hombres y déjenlos en paz, porque si lo que ellos intentan hacer viene de los hombres, se destruirá por sí mismo, pero si verdaderamente viene de Dios, ustedes no podrán destruirlos y correrán el riesgo de embarcarse en una lucha contra Dios.»

Los del Sanedrín siguieron su consejo: llamaron a los Apóstoles, y después de hacerlos azotar, les prohibieron hablar en el nombre de Jesús y los soltaron.

Los Apóstoles, por su parte, salieron del Sanedrín, dichosos de haber sido considerados dignos de padecer por el nombre de Jesús. Y todos los días, tanto en el Templo como en las casas, no cesaban de enseñar y de anunciar la Buena Noticia de Cristo Jesús.

 

Palabra de Dios.

 

SALMO  

 

Sal 26, 1. 4. 13-14 (R.: 1a)

 

R.        El Señor es mi luz y mi salvación.

 

El Señor es mi luz y mi salvación,

¿a quién temeré?

El Señor es el baluarte de mi vida,

¿ante quién temblaré?  R.

 

Una sola cosa he pedido al Señor,

y esto es lo que quiero:

vivir en la Casa del Señor

todos los días de mi vida,

para gozar de la dulzura del Señor

y contemplar su Templo.  R.

 

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor

en la tierra de los vivientes.

Espera en el Señor y sé fuerte;

ten valor y espera en el Señor.  R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Juan     6, 1-15

 

Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: « ¿Dónde compraremos pan para darles de comer?» El decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: «Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan.»

Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: «Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?»

Jesús le respondió: «Háganlos sentar.»

Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran uno cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron. Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada.»

Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada.

Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: «Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo.»

Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • Gamaliel es un fariseo que no había sospechado el carácter explosivo de la predicación de los apóstoles, a pesar de no tener ningún fin político. Cuando fueron detenidos los apóstoles, este fariseo prestigioso se atreve a comprometerse y dar una opinión contraria a la de sus colegas. Sugirió al tribunal que dejara que las cosas siguieran su curso. Según él, si el movimiento cristiano venía de Dios, los hombres no podrían nada contra él; si, por el contrario, venía de los hombres, desaparecería por sí mismo.
  • Las autoridades de Israel no se tienen que precipitar en su juicio: no vayan a oponerse a la voluntad de Dios. Por muy incómoda que sea la actitud de estos discípulos de Jesús, los miembros del Sanedrín no se deberían dejar guiar de motivaciones personales o prejuicios, sino de una sensatez hecha de fe en Dios y de prudencia humana.
  • Los apóstoles, por su parte, siguen valientes e intrépidos en su propósito de seguir anunciando a Cristo Jesús, a pesar de todas las prohibiciones. Ellos están dispuestos no sólo a seguir predicando, sino a asumir los sufrimientos que su acarree su misión. Siguiendo el ejemplo de su Maestro, ya saben que van a ser perseguidos.

***

  • El relato de Juan de la multiplicación de los panes, es programático e importante para poder entender la persona de Jesús, y el lugar que la fe y la Eucaristía ocupan en la comunidad cristiana.
  • El escenario es ahora el lago de Galilea. La muchedumbre sigue a Jesús por sus milagros, por curiosidad, por necesidad  o por compromiso personal.
  • La muchedumbre, a pesar de su diversidad, tiene en común el hambre. Jesús quiere responder a este problema, pero dejando una enseñanza. En esta escena la iniciativa parte del mismo Jesús conmovido por la fidelidad de la gente.
  • Jesús plantea a los discípulos el problema de cómo alimentar a la multitud, quienes de inmediato buscan la solución fácil: no hay suficiente dinero. Jesús no se deja llevar por pesimismo de los discípulos, y se hace cargo de la situación. No se trata sólo de llenar el estómago. Se trata de hacer nacer la solidaridad, que es el milagro del futuro. Jesús toma los cinco panes de ce­bada y los dos peces que ofrece un muchacho, pronunció una acción de gracias y se puso a repartirlos a los que estaban recos­tados.
  • Comer recos­tado era propio de hombres libres; la libertad es el primer efecto de la acción de Jesús. La nueva Pascua no se come de pie y apurados como antiguamente; es la de los hombres libres, no la de los esclavos.
  • El gesto de Jesús anima a la multitud y todos reciben alimento, a pesar de la escasez. Compartir es el gran milagro multiplicador. Lo importante es compartir, dar lo que se tiene.  La señal que da Jesús es liberar los dones de la creación del acapara­miento egoísta que esteriliza, para que se conviertan en don de Dios para todos. Compartir, es prolongar el amor de Dios hacia todos, multi­plicando el acto creador. Frente a la confianza en el dinero, Jesús invita a la confianza en el amor.
  • Hoy, en el siglo de la globalización y el mercado mundial, hay millones de seres humanos hambrientos y de niños que siguen muriendo por hambre y desnutrición. El milagro de Jesús es una llamada de atención a nuestra capacidad de solidaridad que debe alimentarse de su propia vida entregada.
  • Repartir el pan eucarístico, que nos permite crecer en un amor maduro y verdadero, es y seguirá siendo obra confiada por Jesús a su Iglesia, así como la solidaridad con los que padecen hambre de «pan». El pan compartido con los hermanos, será el signo por el que demostremos que hacemos vida del  pan comulgado en la Eucaristía.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Somos generosos con quienes, débiles y frágiles, se acercan a nosotros para pedirnos un poco de alimento?
  • ¿Podremos compartir no sólo lo que tenemos sino incluso nuestra propia vida?
  • Qué alimentamos en los demás: ¿la confianza, el amor, la verdad, la justicia, la paz? o, por el contrario: ¿La desconfianza, el egoísmo, la mentira, la injusticia, la división?

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral

jueves, 28 de abril de 2022

“El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida”

¡Amor y paz!

 

Los invito a leer y meditar la Palabra de Dios, en este miércoles de la 2ª semana de Pascua, ciclo C.

 

Dios nos bendice...

 

Primera lectura

 

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27-33):

EN aquellos días, los apóstoles fueron conducidos a comparecer ante el Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó, diciendo:
«¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre».
Pedro y los apóstoles replicaron:
«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen».
Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 33,2.9.17-18.19-20

R/.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.

El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.

El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor. R/.

 

Evangelio de hoy

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (3,31-36):

EL que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.

Palabra del Señor

 

Reflexión

 

Estamos en primavera. Mientras escribo, está descargando una tormenta. Está lloviendo a base de bien. No sé porqué se me ha venido a la cabeza que este verano va a haber mosquitos en abundancia. Los mosquitos son bastante molestos, al menos para mí. Cuentan un chiste a este propósito. Dicen que uno, harto por la noche del zumbido de un mosquito, que se posaba en un lugar indeterminado, cerca de su oreja, y harto también de pegarse inútiles bofetadas entre sueños para cazarlo, decidió, contra su pereza, esperarlo con los cinco sentidos bien despiertos. Y, cuando llegó de nuevo zumbando el mosquito, de un manotazo lo atrapó. Se sintió profundamente satisfecho. Lo tenía ya en su mano cerrada, pero no apretada. Y en ese momento se puso a zumbar por los huecos de la mano en que estaba atrapado el mosquito. Antes de terminar con su vida, le decía al mosquito, entre zumbido y zumbido: “molesto, ¿verdad?, molesto”.

Los disidentes pueden parecernos como los mosquitos zumbones del verano, cuando cuestionan lo que para el (des)orden establecido es incuestionable. Resultan molestos. Gente conflictiva. Hasta se pueden hacer odiosos, si no se doblegan y dan la razón a quien cree tenerla por el cargo que ostenta. Sean las que sean, las razones de la disidencia y de la objeción de conciencia resultan un engorro para los custodios encargados de mantener la paz(iencia) y la tranquilidad (que viene de tranca). Es cierto que hay que tener buenas razones para disentir. Pero, sobre todo, hay que tener dignidad y no estar dispuesto a venderse. Ya decía un filósofo: “el hombre tiene dignidad y no precio”.

Los apóstoles son unos disidentes recalcitrantes y molestos. Ante el Consejo, el Sumo Sacerdote les interroga: “¿no os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése?”. Pedro y los apóstoles replican con toda razón: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Así que, desde el inicio, en la Iglesia han tenido un puesto los disidentes. Todavía debieran tenerlo. No habría nada que esconder. No habría que jugar con las palabras, asegurando, para tranquilidad del personal, que él no disiente de la Iglesia, sino que disiente en la Iglesia. Sospecho que quien así habla quiere cubrirse las espaldas, pero es muy posible que no lo logre y, como el mosquito zumbón en la mano del molestado cazador, su historia terminará siendo la crónica de una muerte anunciada. Menos mal que uno cree en la resurrección de los muertos.

Ciudad Redonda

 

miércoles, 27 de abril de 2022

«Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único»

¡Amor y paz!

 

Los invito a leer y meditar la Palabra de Dios, en este miércoles de la 2ª semana de Pascua, ciclo C.

 

Dios nos bendice...

 

Primera lectura

 

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,17-26):

EN aquellos días, el sumo sacerdote y todos los suyos, que integran la secta de los saduceos, en un arrebato de celo, prendieron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. Pero, por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas de la cárcel y los sacó fuera, diciéndoles:
«Marchaos y, cuando lleguéis al templo, explicad al pueblo todas estas palabras de vida».
Entonces ellos, al oírlo, entraron en el templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Llegó entre tanto el sumo sacerdote con todos los suyos, convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos de los hijos de Israel, y mandaron a la prisión para que los trajesen. Fueron los guardias, no los encontraron en la cárcel, y volvieron a informar, diciendo:
«Hemos encontrado la prisión cerrada con toda seguridad, y a los centinelas en pie a las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro».
Al oír estas palabras, ni el jefe de la guardia del templo ni los sumos sacerdotes atinaban a explicarse qué había pasado. Uno se presentó, avisando:
«Mirad, los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo».
Entonces el jefe salió con los guardias y se los trajo, sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease.

Palabra de Dios

 

Salmo

 

Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9

R/.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R/.

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles
y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.

 

Evangelio de hoy

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (3,16-21):

TANTO amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

Palabra del Señor

 

Comentario

1. a) De nuevo han ido a parar a la cárcel los apóstoles. Los ha mandado detener el Sanedrín, sobre todo el grupo de los saduceos.

Pero el ángel del Señor les libera y les anima a seguir dando testimonio. Se repite la dinámica de la Pascua de Jesús: la muerte y la resurrección, la persecución y la liberación. Y los apóstoles, obedientes una vez más, e íntimamente convencidos de lo que hacen, «se pusieron a enseñar en el templo» ya de buena mañana. La obra de Dios sigue adelante: no tiene barreras.

Las autoridades tienen que volver a mandar que los detengan, aunque con miedo al pueblo.

A la fe en Cristo Jesús que predican los apóstoles la llama el ángel: «ese modo de vida». Y es que no se trata sólo de un conocimiento, sino un estilo que revoluciona la vida entera de los seguidores de Jesús.

El salmo responsorial refleja bien el espíritu de la lectura: «el ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege»; «si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y le salva de sus angustias». No es con las propias fuerzas como los apóstoles dan testimonio: les está ayudando eficazmente Dios.

b) ¿Cuántas veces hemos sido detenidos nosotros, y enviados a la cárcel, por ser cristianos que dan testimonio de Jesús? ¿cuántas veces hemos sido azotados? ¿cómo sabemos si es madura nuestra fe, si no hemos padecido contradicciones por su causa?

Si nos persiguieran a causa de nuestra fe, perdiendo prestigio social, o ventajas humanas; si nos pasara lo que les pasó a aquellos apóstoles, por querer anunciar a Cristo y seguir su estilo de vida, ¿seguiríamos dando testimonio valientemente? ¿o buscaríamos componendas para sobrevivir?

¿Nuestra fe es un «modo de vida», un estilo evangélico y convencido de conducta? ¿o meramente unos conocimientos que sabemos?; el menor obstáculo ¿ya nos hace tambalear en nuestro seguimiento de Cristo?

En los momentos en que la fatiga, el cansancio o el miedo nos hacen dudar en nuestra fe, podríamos rezar desde lo más profundo de nuestro ser el salmo de hoy: «yo consulté al Señor y me respondió, me libró de todas mis ansias», «si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias», «gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él». Esto nos daría fuerzas para seguir con nuestro testimonio, de palabra y de obra, en medio de los ambientes en que vivimos.

2. a) En el diálogo con Nicodemo, Jesús llega todavía a mayor profundidad en la revelación de su propio misterio. Aquí ya debe ser el mismo evangelista Juan quien introduce su comentario teológico a lo que pudo ser históricamente el diálogo en sí.

La fe en Cristo la presenta en dos vertientes muy claras.

Por parte de Dios, el pasaje de hoy nos dice claramente que todo es iniciativa de amor: «tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único». Dios ha demostrado históricamente su amor. Quiere la vida eterna de todos: por eso ha enviado al Hijo. Dios ama. Ama a todos. Al mundo entero. Esta es la perspectiva que lo explica todo: la Navidad (cuántas veces escuchamos en la carta de Juan la afirmación de Dios como amor) y la Pascua, y toda la historia de antes y de después. Lo propio de Dios no es condenar, sino salvar. Como se vio continuamente en la vida de Jesús: vino a salvar y a perdonar. Acogió a los pecadores. Perdonó a la adúltera. La oveja descarriada recibió las mejores atenciones del Buen Pastor, dándole siempre un margen de confianza, para que se salvara.

Pero por parte nuestra hay la dramática posibilidad de aceptar o no ese amor de Dios. Una libertad tremenda. El que decide creer en Jesús acepta en sí la vida de Dios. El que no, él mismo se condena, porque rechaza esa vida. Juan lo explica con el símil de la luz y la oscuridad. Hay personas -como muchos de los judíos- que prefieren no dejarse iluminar por la luz, porque quedan en evidencia sus obras. Es una luz que tiene consecuencias en la vida. Y viceversa: la clase de vida que uno lleva condiciona si se acepta o no la luz. La antítesis entre la luz y las tinieblas no se juega en el terreno de los conocimientos. sino en el de las obras.

b) Cristo ha muerto por todos. Es la prueba del amor que a todos y a cada uno nos tiene Dios Trino. Yo, cada uno de nosotros, soy amado por Dios. He sido salvado por Jesús cuando hace dos mil años se entregó a la muerte y fue resucitado a la nueva vida. Puedo desconfiar de muchas personas y de mí mismo. Pero la Pascua que estamos celebrando me recuerda: tanto me ha amado Dios, que ha entregado por mí a su Hijo. Para que creyendo en él y siguiéndole, me salve y tenga la vida eterna.

Sólo si yo no quiero la salvación o el amor o la luz, quedaré excluido de la vida: pero seré yo mismo el que no quiere entrar a la nueva existencia que me está ofreciendo Dios. La Pascua anual que estamos celebrando, y la Eucaristía en que participamos, deberían aumentar nuestra fe en Cristo Jesús, nuestra unión con él: «el que me come permanece en mí y yo en él». Y esto daría fuerza y aliento a nuestra vida cristiana de cada día.

J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 3
El Tiempo Pascual día tras día
Barcelona 1997. Págs. 48-51

mercaba.org


martes, 26 de abril de 2022

«Ustedes tienen que renacer de lo alto»

¡Amor y paz!

 

Los invito a leer y meditar la Palabra de Dios en este martes de la 2ª semana de Pascua, ciclo C.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 4, 32-37

 

La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos.

Los Apóstoles daban testimonio con mucho poder de la resurrección del Señor Jesús y gozaban de gran estima.

Ninguno padecía necesidad, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían y ponían el dinero a disposición de los Apóstoles, para que se distribuyera a cada uno según sus necesidades.

Y as¡ José, llamado por los Apóstoles Bernabé -que quiere decir hijo del consuelo- un levita nacido en Chipre que poseía un campo, lo vendió, y puso el dinero a disposición de los Apóstoles.

 

Palabra de Dios.

 

SALMO

 

 Sal 92, 1ab. 1c-2. 5 (R.: 1a)

 

R.        ¡Reina el Señor, revestido de majestad!

 

¡Reina el Señor, revestido de majestad!

El Señor se ha revestido, se ha ceñido de poder.  R.

 

El mundo está firmemente establecido:

¡no se moverá jamás!

Tu trono está firme desde siempre,

tú existes desde la eternidad.  R.

 

Tus testimonios, Señor, son dignos de fe,

la santidad embellece tu Casa

a lo largo de los tiempos.  R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Juan     3, 7b-15

 

Jesús dijo a Nicodemo: «Ustedes tienen que renacer de lo alto.»

«El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu.»

« ¿Cómo es posible todo esto?», le volvió a preguntar Nicodemo.

Jesús le respondió: « ¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio.

Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo?

Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.

De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.»

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • En estos versículos del Libro de los Hechos nos encontramos con una enunciación del ideal de la Iglesia según Lucas. Todos los miembros escuchan con atención la enseñanza apostólica; hay comunidad de vida, se participa de una comida comunitaria, terminando con la Eucaristía o Cena, tal como Jesús había ordenado; se participa de la oración en la sinagoga porque ya no había sacrificios, pues el Templo había sido destruido, así como de la oración específicamente cristiana, pidiendo sobre todo la venida del Reino; se hacen prodigios y señales que maravillan o impresionan a todos.
  • Sin embargo la descripción de la primera comunidad queda resumida en la  afirmación: “lo ponían todo en común”, que pasa a ser el ideal de los cristianos y una fuerza evangelizadora importante para la Iglesia naciente. No son sólo los bienes materiales los que se ponen en común; es también la oración, la fe en la presencia del resucitado, la alegría de estar juntos, las preocupaciones y las esperanzas.

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  • En el evangelio continúa el diálogo entre Jesús y Nicodemo. A esta altura de la conversación Jesús pone de relieve el carácter misterioso de la realización del nuevo nacimiento “por el agua y el Espíritu Santo”. Su obra va más allá de lo que el hombre puede entender. Por eso la  imagen del viento como figura del Espíritu, ayuda a hacer presente lo imposible de expresar en categorías humanas. 
  • La libertad, docilidad y apertura hacia el futuro, es la gran característica del hombre que nace del Espíritu. Al comienzo del diálogo, Nicodemo había reconocido a Jesús como Maestro venido de Dios. Ahora Jesús exige ser reconocido verdaderamente en su autoridad y que se acepte su testimonio.
  • Jesús trata de trasmitir en palabras la experiencia que únicamente Él ha podido traer “del cielo”. Esta experiencia es ahora patrimonio de aquellos que aceptan su testimonio y lo comparten.
  • Se trata de una experiencia muy distinta a la que viven Nicodemo y su gente, que manejan la Ley y la Escritura a la perfección; pero se quedan en el campo del cumplimiento legalista, sin dar lugar a una verdadera experiencia del espíritu de la Ley y de la Escritura. Por eso aquellos que representa Nicodemo, no pueden dar el testimonio que brindan los discípulos de Jesús que experimentan desde adentro, la vida completamente nueva que los llama a trascender y a compartirla.
  • Este nuevo comienzo exige de nuestra parte la fe en el Hijo de Dios,  enviado por el Padre, como signo de su amor. El simbolismo final de la serpiente de Moisés, no afirma que la humanidad podrá comprender el acontecimiento de la salvación, por medio de la cruz y curar de su mal, como los judíos curaron en el desierto de las picaduras de las serpientes mirando la serpiente de bronce; los discípulos podrán hacerlo, obedeciendo a Dios y dirigiendo la mirada al crucificado portador de la vida eterna. El nuevo nacimiento de Dios y la fe en el Hijo de Dios nos conducen a la verdadera vida.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Experimento que la vida puede ser distinta desde la Pascua?
  • ¿Miro las cosas desde lo alto?
  • ¿Pido la fuerza del Espíritu para vivir como resucitado?

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral