¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este martes de la
31ª semana del Tiempo Ordinario.
En algunas diócesis se celebra hoy la memoria del beato colombiano Jesús Aníbal Gómez Gómez, y compañeros mártires. A ellos les pedimos que intercedan por nosotros.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: LUCAS
14,15-24
Lectio:
Martes, 6 noviembre, 2018
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Señor de poder y de
misericordia, que has querido hacer digno y agradable por favor tuyo el
servicio de tus fieles; concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que
pos prometes. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Lucas
14,15-24
Al oír esto, uno de los
comensales le dijo: «¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!» Él le
respondió: «Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la
cena envió a su siervo a decir a los invitados: `Venid, que ya está todo
preparado.' Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: `He comprado
un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses.' Y otro dijo: `He
comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses’. Otro
dijo: `Me acabo de casar, y por eso no puedo ir.' «Regresó el siervo y se lo
contó a su señor. Entonces, el dueño de la casa, airado, dijo a su siervo: `Sal
en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y
lisiados, a ciegos y cojos.' Dijo el siervo: `Señor, se ha hecho lo que
mandaste, y todavía hay sitio.' Dijo el señor al siervo: `Sal a los caminos y
cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa.' Porque os digo que
ninguno de aquellos invitados probará mi cena.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy
sigue la reflexión alrededor de asuntos enlazados con la comida y las
invitaciones. Jesús cuenta la a parábola del banquete. Mucha gente ha sido
invitada, pero la mayoría no acudió. El dueño de la fiesta se indigna viendo
que los convidados no acuden y manda llamar a los pobres, a los lisiados, a los
ciegos, a los cojos. Pero sigue habiendo sitio. Entonces el dueño manda
convidar a todo el mundo, hasta que la casa queda llena. Esta parábola es una
luz para las comunidades del tiempo de Lucas.
• En las comunidades del
tiempo de Lucas había cristianos, venidos del judaísmo y cristianos venidos de
los paganos. A pesar de las diferencias de raza, clase y género, ellos tenían
un gran ideal, basado en el compartir y en la comunión (Hec 2,42; 4,32; 5,12).
Pero había muchas dificultades, pues los judíos tenían normas de pureza legal
que les impedían comer con los paganos. Y hasta después de haber entrado en la
comunidad cristiana, algunos de ellos guardan la antigua costumbre de no
sentarse con los paganos alrededor de la misma mesa. Así, Pedro tuvo conflictos
en la comunidad de Jerusalén, por haber entrado en casa de Cornelio, un pagano
y haber comido con él (Hec 11,3). En vista de esta problemática de las
comunidades, Lucas guarda una serie de palabras de Jesús respecto a la comunión
alrededor de la mesa (Lc 14,1-24). La parábola que aquí meditamos es un retrato
de lo que estaba aconteciendo en las comunidades.
• Lucas 14,15: Dichoso
el que pueda comer en el Reino de Dios. Jesús había terminado de
contar dos parábolas: una sobre la elección de los lugares (Lc 14,7-11), y la
otra sobre la elección de los invitados (Lc 14,12-14). Al oír estas parábolas,
alguien que estaba en la mesa con Jesús tiene que haber percibido el alcance de
la enseñanza de Jesús y dice: "¡Dichoso el que pueda comer en el
Reino de Dios!". Los judíos comparaban el tiempo futuro del
Mesías a un banquete, marcado por la hartura, la gratitud y la comunión (Is
25,6; 55,1-2; Sal 22,27). El hambre, la pobreza y la carestía hacían que el
pueblo tuviera esperanza de cara al futuro. La esperanza de los bienes
mesiánicos, comúnmente experimentada en los banquetes, se proyectaba para el
final de los tiempos.
• Lucas 14,16-20: El
gran banquete está listo. Jesús responde con una parábola. "Un
hombre dio una gran cena y convidó a muchos". Pero los deberes de cada
cual impiden a los invitados a que acepten la invitación. El primero dice: “He
comprado un campo. ¡Tengo que ir a verlo!” El segundo: “He comprado cinco
yuntas de bueyes y voy a probarlas”. El tercero: “Me casé. No puedo ir”. Dentro
de las normas y de las costumbres de la época, aquellas personas tenían derecho
a no aceptar la invitación (cf. Dt 20,5-7).
• Lucas 14,21-22: El
banquete permanece de pie. El dueño de la fiesta queda indignado con
las excusas. En el fondo, quien se indigna es Jesús mismo, pues las normas de
estricta observancia de la ley reducían el espacio para que la gente pudiera
vivir gratuitamente un banquete amigo que engendraba fraternidad y compartir.
Allí, el dueño de la fiesta manda los empleados a que inviten a los pobres, a
los ciegos, a los cojos, a los lisiados. Los que, normalmente, eran excluidos
como impuros, ahora son invitados a sentarse entorno a la mesa del banquete.
• Lucas 14,23-24: Todavía
hay sitio. La sala no se llenó. Había sitio todavía. Entonces, el
dueño de la casa manda invitar a los que andan por los caminos. Son los
paganos. Ellos también son invitados a sentarse entorno a la mesa. Así, en el
banquete de la parábola de Jesús, se sientan juntos a la misma mesa, judíos y
paganos. En el tiempo de Lucas había muchos problemas que impedían la
realización de este ideal de la mesa común. Por medio de la parábola, Lucas
muestra que la práctica de la comunión de la mesa venía de Jesús mismo.
Después de la destrucción
de Jerusalén, en el año 70, los fariseos asumieron el liderazgo en las
sinagogas, exigiendo el cumplimiento rígido de las normas que lo identificaban
como pueblo judío. Los judíos que se convertían al cristianismo eran
considerados como una amenaza, pues derribaban los muros que separaban Israel
de los demás pueblos. Los fariseos trataban de obligarlos a abandonar la fe en
Jesús. Todo esto producía una lenta y paulatina separación entre judíos y
cristianos y era fuente de mucho sufrimiento, sobre todo para los judíos
convertidos (Rom 9,1-5). En la parábola, Lucas deja bien claro que estos judíos
convertidos no son infieles a su pueblo. ¡Es lo contrario! Son los invitados
que aceptaron ir al banquete. Son los verdaderos continuadores de Israel.
Infieles fueron quienes no aceptaron la invitación y no quisieron reconocer en
Jesús al Mesías (Lc 22,66; Hec 13,27).
4) Para la reflexión
personal
• ¿Cuáles son las personas
que generalmente son invitadas y cuáles no son invitadas a nuestras fiestas?
• ¿Cuáles son los motivos
que limitan hoy la participación de las personas en la sociedad y en la
Iglesia? Y ¿cuáles son los motivos que algunos alegan para excluirse de la
comunidad? ¿Son motivos justos?
5) Oración final
Actúa con esplendor y
majestad,
su justicia permanece para siempre.
De sus proezas dejó un memorial.
¡Clemente y compasivo Señor! (Sal 111,3-4)
su justicia permanece para siempre.
De sus proezas dejó un memorial.
¡Clemente y compasivo Señor! (Sal 111,3-4)
Orden de los Carmelitas