¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este 3er domingo del Tiempo Ordinario,
ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: 3º Domingo del tiempo ordinario (A)
Lectio
Domingo,
26 Enero , 2020
Mateo
4,12-23
1.
ORACIÓN INICIAL
En
la oscuridad de una noche sin estrellas,
la noche vacía de sentido
tú, Verbo de la Vida,
como relámpago en la tempestad del olvido,
has entrado en el límite de la duda,
al abrigo de los confines de la precariedad,
para esconder la luz.
Palabras hechas de silencio y de cotidianidad
tus palabras humanas, precursoras de los secretos del Altísimo:
como anzuelos lanzados en las aguas de la muerte
para encontrar al hombre, sumergido en su ansiosa locura,
y retenerlo preso, por el atrayente resplandor del perdón.
A Ti, Océano de Paz y sombra de la eterna Gloria, te doy gracias:
Mar en calma para mi orilla que espera la ola, ¡que yo te busque!
Y la amistad de los hermanos me proteja
cuando la tarde descienda sobre mi deseo de ti. Amén.
la noche vacía de sentido
tú, Verbo de la Vida,
como relámpago en la tempestad del olvido,
has entrado en el límite de la duda,
al abrigo de los confines de la precariedad,
para esconder la luz.
Palabras hechas de silencio y de cotidianidad
tus palabras humanas, precursoras de los secretos del Altísimo:
como anzuelos lanzados en las aguas de la muerte
para encontrar al hombre, sumergido en su ansiosa locura,
y retenerlo preso, por el atrayente resplandor del perdón.
A Ti, Océano de Paz y sombra de la eterna Gloria, te doy gracias:
Mar en calma para mi orilla que espera la ola, ¡que yo te busque!
Y la amistad de los hermanos me proteja
cuando la tarde descienda sobre mi deseo de ti. Amén.
2.
LECTURA
a)
El texto:
Mateo
4,12-23
12 Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. 13 Y
dejando Nazaret, vino a residir en Cafarnaún junto al mar, en el territorio de
Zabulón y Neftalí; 14 para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías:
15¡Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán,
Galilea de los gentiles! 16El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una
gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha
amanecido.17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos,
porque el Reino de los Cielos ha llegado.» 18 Caminando por la ribera del mar
de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés,
echando la red en el mar, pues eran pescadores, 19 y les dice: «Venid conmigo,
y os haré pescadores de hombres.» 20 Y ellos al instante, dejando las redes, le
siguieron. 21 Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de
Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo
arreglando sus redes; y los llamó. 22 Y ellos al instante, dejando la barca y a
su padre, le siguieron. 23
Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena
Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
b)
Momento de silencio:
Dejamos
que la voz del Verbo resuene en nosotros.
3.
MEDITACIÓN
a)
Preguntas para la reflexión:
-
Jesús vino a residir junto al mar: El Hijo de Dios viene a habitar junto al
hombre. El mar, este mundo tan misterioso e ilimitado, inmenso hacia el
horizonte cuanto inmenso es el cielo. El uno reflejo del otro, confinantes,
distintos, reflejo mutuamente de sosiego y de paz. Jesús tierra de Dios, viene
a habitar junto al mar, se hace tierra del hombre. Y nosotros ¿ iremos a morar
junto a Dios como estaba el Verbo antes de venir a nosotros? ¿O quizá nos baste
nuestra frágil vida de carne?
-
El pueblo que habitaba en tinieblas vio una gran luz: Inmerso en la obscuridad,
el hombre vive sus días con resignado dolor y sin la esperanza de que algo
cambie para él. El mundo en el cual la fe no declina sus palabras es un mundo
inmerso en las tinieblas hasta que la luz no venga a habitarlo. Cristo, luz de
los pueblos, ha venido al mundo y las tinieblas se han disipado para hacer
resplandecer la luz. Pero las tinieblas ¿se han disipado para nosotros?
-
Al instante, dejando las redes, lo siguieron: Al instante. Dejar. Seguir.
Palabras difíciles para nuestro estilo de vida. Responder a Dios: sí, pero con
calma. Dejar lo que se está haciendo por el Señor; sí, pero con calma. Seguir
al Señor; sí pero antes es necesario pensarlo bien. ¿Y si probásemos a hacer
como los apóstoles: al instante, dejándolo todo, se fueron con Él?
b)
Clave de lectura:
El
Dios del universo que ha creado el cielo y la tierra con sólo su Palabra, deja
su morada y viene a residir junto al mar en tierra extranjera para pronunciar
palabras que sepan a cielo. Y también el Hijo del hombre, el maestro de
Nazaret, deja la casa de su juventud para caminar por la Galilea de los
gentiles, más allá del Jordán. Las tinieblas de la ignorancia que se perpetúa
en sus rayos con el pasar de los siglos vienen atravesadas por una gran luz.
Las sombras de la muerte oyen palabras que abren caminos de novedad y de vida:
“Convertíos, porque el reino de los cielos está cerca”. Cambiar de itinerario,
acercarse a la luz no es empresa difícil para quien tiene familiaridad con la
presencia del Altísimo. Porque los ojos se acostumbran a la presencia y
fácilmente el corazón humano olvida el pasado de tinieblas, cuando goza de esplendor.
Convertirse ¿Cómo? La relación humana se convierte en el camino nuevo junto al
mar. Hay hermanos a lo largo de las orillas, pareja de hermanos: Simón y Pedro,
Santiago y Juan. Dios no viene a separar los vínculos más sagrados, sino que
los asume para pescar en una vida más luminosa, su vida, su mar.
Mientras
caminaba... El camino es un gran secreto de la vida espiritual. No hemos sido
llamados para estar firmes, quietos, sino para caminar también nosotros junto
al mar, el mar del mundo donde los hombres son como peces, sumergidos en una
agua amarga, salobre del no humano. Pescadores de hombres. No se puede pescar
sin la red del amor, sin un padre que custodie la barca, sin una barca con la
que adentrarse en el mar. La red de las relaciones humanas es la única arma
posible a los evangelizadores, porque con amor se tiene una gran pesca, el amor
no debe ser sólo anunciado, sino llevado. Ser llamado de dos en dos quiere
decir precisamente esto, llevar un amor visible concreto, el amor de hermanos
que gozan de la misma paternidad, el amor de personas por las que corre la
misma sangre, la misma vida.
Seguidme...llamar
a otros a caminar, a pescar, a testimoniar. Las redes se rompen pero cada
pescador está en grado de recomponer una red que se rompe. ¡El amor no es un
objeto de adorno! ¡Usándolo se rompe! El arte de reordenar vuelve precioso todo
tejido posible entre los hombres. Lo que cuenta es andar, fiarse de aquel
nombre que se ha llamado siempre y ahora VIDA.
Los
llamados van, siguen a Jesús. ¿Pero dónde va Jesús? Camina por toda la Galilea,
enseña en las sinagogas, predica la buena nueva del reino, cura toda clase de
males y enfermedades en el pueblo. Todo hombre de mar, apóstol del reino, hará
como Jesús: caminará por los caminos del mundo y se presentará en las plazas,
proclamará las buenas noticias de Dios y cuidará de los afligidos y enfermos,
hará visible la ternura del Padre para cada uno de sus hijos.
4.
ORACIÓN (Is 43,1-21)
«No
temas, que yo te he rescatado,
te he llamado por tu nombre. Tú eres mío.
Si pasas por las aguas, yo estoy contigo,
si por los ríos, no te anegarán.
Si andas por el fuego, no te quemarás,
ni la llama prenderá en ti.
te he llamado por tu nombre. Tú eres mío.
Si pasas por las aguas, yo estoy contigo,
si por los ríos, no te anegarán.
Si andas por el fuego, no te quemarás,
ni la llama prenderá en ti.
Porque
yo soy el Señor tu Dios,
el Santo de Israel, tu salvador.
Dado que eres precioso a mis ojos,
eres estimado, y yo te amo.
Pondré la humanidad en tu lugar,
y los pueblos en pago de tu vida.
el Santo de Israel, tu salvador.
Dado que eres precioso a mis ojos,
eres estimado, y yo te amo.
Pondré la humanidad en tu lugar,
y los pueblos en pago de tu vida.
No
temas, que yo estoy contigo;
Vosotros sois mis testigos -oráculo de Yahvé-
y mi siervo a quien elegí,
para que me conozcáis y me creáis a mí mismo,
y entendáis que yo soy:
Antes de mí no fue formado otro dios,
ni después de mí lo habrá.
Yo, yo soy el Señor,
y fuera de mí no hay salvador.
Vosotros sois mis testigos -oráculo de Yahvé-
y mi siervo a quien elegí,
para que me conozcáis y me creáis a mí mismo,
y entendáis que yo soy:
Antes de mí no fue formado otro dios,
ni después de mí lo habrá.
Yo, yo soy el Señor,
y fuera de mí no hay salvador.
Así
dice el Señor,
que trazó camino en el mar,
y vereda en aguas impetuosas.
¿No os acordáis de lo pasado,
ni caéis en la cuenta de lo antiguo?
Pues bien, he aquí que yo lo renuevo:
ya está en marcha, ¿no lo reconocéis?
Sí, pongo en el desierto un camino,
ríos en el páramo.
Ese pueblo que yo me he formado
contará mis alabanzas.
que trazó camino en el mar,
y vereda en aguas impetuosas.
¿No os acordáis de lo pasado,
ni caéis en la cuenta de lo antiguo?
Pues bien, he aquí que yo lo renuevo:
ya está en marcha, ¿no lo reconocéis?
Sí, pongo en el desierto un camino,
ríos en el páramo.
Ese pueblo que yo me he formado
contará mis alabanzas.
5.
CONTEMPLACIÓN
La
aguas del mar que recubren la tierra me cuentan el fluir de tu vida, Señor.
Cuando en el horizonte cielo y mar se confunden, me parece ver trasbordar todo
lo que eres en nuestro existir. Un fluir que es una ola tierna de presencia y
una inenarrable historia de amor, hecha de nombres, de hechos, de edades, de
secretos, de emociones plácidas e imprevistas turbaciones, una historia hecha
de luces y de momentos grises, de entusiasmos y de sosegado sueño. Este mar que
es la humanidad colmada de tu paz contiene palabras sin fin, las palabras de tu
Verbo que hasta el extremo ha querido asumir el vestido de arena del tiempo.
Cuántas palabras sobre las riberas que se recogen silenciosamente si sólo me
dispongo a escuchar, tus palabras que las olas de la vida llevan a la orilla y
que son sendas para los navegantes, palabras antiguas y palabras nuevas,
palabras nunca olvidadas y palabras repletas de misterio. Señor, que las olas
de la humanidad no me envuelvan, sino que sean huellas de comunión para mi
frágil barca en el caminar. Que yo aprenda de ti a adentrarme en el mar para la
pesca en las noches obscuras de la historia humana, cuando los peces están más
dispuestos a dejarse coger. Sobre tu palabra echaré las redes, Dios mío, y
llevada la barca a tierra, seguiré caminando por las pisadas que has dejado
sobre las riberas de la historia cuando escogiste el vestir nuestros vestidos
llenos de fango.
Orden de los Carmelitas