¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y
el comentario, en este martes de la 24ª semana del tiempo ordinario.
Dios nos bendice...
Evangelio según San Lucas 7,11-17.
Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba. Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: "No llores". Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: "Joven, yo te lo ordeno, levántate". El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre. Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo". El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina.
Comentario
El evangelio presenta un milagro maravilloso: Jesús
resucita al único hijo de una viuda. Las obras de Jesús son portentosas; el
poder de sus palabras, extraordinario; y la compasión, la clave de su misión.
Una esperanza latía en el corazón del pueblo que
esperaba la salvación. Un anhelo fundado en las Escrituras: Que el Señor
suscitaría en su pueblo un profeta semejante a Moisés, encargado de transmitir
sus palabras, y que, al final de los tiempos, enviaría nuevamente a Elías. Lucas
señala que Jesús es el profeta Elías que tenía que venir.
Los discípulos de Emaús lo recordarán después de su
muerte como “un profeta poderoso en obras y palabras”. Pero su autoridad y su
poder, así como la fuerza de sus palabras, manifiestan que Jesús es más que un
profeta. Es Dios visitando a su pueblo. Su acción irrumpe a favor de la vida
sin pedir nada a cambio del milagro. Ni siquiera la fe es necesaria. Se debe
sólo y absolutamente a la compasión que Jesús experimenta frente al desamparo
de una madre viuda.
Dios no se olvida de su gente. Dios no abandona a los
pobres en su aflicción. La compasión puesta en obras es capaz de engendrar
vida. Tiene poder sobre la muerte. ¿Soy compasivo?
Servicio Bíblico Latinoamericano