¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este jueves de la 1ª semana del Tiempo Ordinario,
ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: Marcos 1,40-45
Lectio
Jueves,
16 enero de 2020
Tiempo
ordinario
1)
Oración inicial
Muéstrate
propicio, Señor, a los deseos y plegarias de tu pueblo; danos luz para conocer
tu voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla. Por nuestro Señor.
Amen.
2)
Lectura
Del
santo Evangelio según Marcos 1,40-45
Se
le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres,
puedes limpiarme.» Enternecido, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero;
queda limpio.» Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio. Le
despidió al instante prohibiéndole severamente: «Mira, no digas nada a nadie,
sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que
prescribió Moisés para que les sirva de testimonio.» Pero él, así que se fue,
se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no
podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las
afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él de todas partes.
3)
Reflexión
•
Acogiendo y curando al leproso Jesús revela un nuevo rostro de Dios. Un leproso
llega cerca de Jesús. Era un excluido, un impuro. Debía vivir alejado. Pero
aquel leproso tenía mucho valor. Transgredió las normas de la religión para
poder llegar cerca de Jesús. Y grita: “¡Si quieres, puedes limpiarme!” Es
decir:“¡No precisas tocarme! Basta que lo quieras para que yo sea curado”. La
frase revela dos enfermedades: a) la enfermedad de la lepra que lo hacía
impuro; a) la enfermedad de la soledad a la que era condenado por la sociedad y
por la religión. Revela al mismo tiempo la gran fe del hombre en el poder de
Jesús. Profundamente compadecido, Jesús cura las dos enfermedades. Primero,
para curar la soledad, toca al leproso. Y es como si le dijera: “Para mí, tú no
eres un excluido. ¡Yo te acojo como hermano!” Enseguida, cura la lepra
diciendo: ¡Quiero! ¡Queda limpio! El leproso, para poder entrar en contacto con
Jesús, había transgredido las normas de la ley. De la misma forma, Jesús, para
poder ayudar a aquel excluido y así revelar un rostro nuevo de Dios, transgredí
las normas de su religión y toca al leproso. En aquel tiempo, quien tocara a un
leproso, se volvía impuro ante las autoridades religiosas y ante la ley de la
época.
•
Reintegrar a los excluidos en la convivencia fraterna. Jesús no solamente cura,
sino que además quiere que la persona curada pueda convivir de nuevo con los
demás. Reintegra a la persona en la convivencia. En aquel tiempo, para que un
leproso fuera de nuevo acogido en la comunidad, tenía que tener un certificado
firmado por un sacerdote. Es como hoy. El enfermo sale del hospital sólo si
tiene un certificado médico firmado por un doctor. Jesús obliga al leproso a
que se busque el documento, para que pueda convivir con normalidad. Obliga a
las autoridades a que reconozcan que el hombre había sido curado.
•
El leproso anuncia el bien que Jesús le hace, y Jesús se vuelve un excluido.
Jesús había prohibido al leproso que hablara de la curación. Pero no lo
consiguió. El leproso, en cuanto se fue, empezó a divulgar la noticia, de modo
que Jesús ya no podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las
afueras, en lugares apartados. ¿Por qué? Es que Jesús había tocado a un
leproso. Por ello, en la opinión pública de aquel tiempo, Jesús, el mismo, era
ahora un impuro y tenía que vivir alejado de todos. No podía entrar en las
ciudades. Pero Marcos muestra que al pueblo poco le importaban esas normas
oficiales, pues de todas partes llegaban a donde él estaba. ¡Subversión total!
•
Resumiendo. Tanto en los años 70, época en la que Marcos escribe, como hoy,
época en la que vivimos, era y sigue siendo importante tener delante unos
modelos de cómo vivir y anunciar la Buena Nueva de Dios y de cómo evaluar
nuestra misión. En los versos de 16 a 45 del primero capítulo de su evangelio,
Marcos describe la misión de la comunidad y presenta ocho criterios para que
las comunidades de su tiempo pudieran evaluar la misión. He aquí el esquema:
Texto
Actividades de Jesús
Objetivo de la misión
Marcos 1,16-20
Jesús llama a los primeros discípulos
formar comunidades
Marcos 1,21-22
La gente queda admirada con su enseñanza
crear conciencia crítica
Marcos 1,23-28
Jesús expulsa a un demonio
luchar en contra del poder del mal
Marcos 1,29-31
Cura a la suegra de Pedro
restaurar la vida para el servicio
Marcos 1,32-34
Cura a enfermos y endemoniados
acoger a los marginados
Marcos 1,35
Jesús se levanta pronto para rezar
permanecer unido al Padre
Marcos 1,36-39
Jesús sigue anunciando
no encerrarse en los resultados
Marcos 1,40-45
Curación de un leproso
reintegrar a los excluidos
Actividades de Jesús
Objetivo de la misión
Marcos 1,16-20
Jesús llama a los primeros discípulos
formar comunidades
Marcos 1,21-22
La gente queda admirada con su enseñanza
crear conciencia crítica
Marcos 1,23-28
Jesús expulsa a un demonio
luchar en contra del poder del mal
Marcos 1,29-31
Cura a la suegra de Pedro
restaurar la vida para el servicio
Marcos 1,32-34
Cura a enfermos y endemoniados
acoger a los marginados
Marcos 1,35
Jesús se levanta pronto para rezar
permanecer unido al Padre
Marcos 1,36-39
Jesús sigue anunciando
no encerrarse en los resultados
Marcos 1,40-45
Curación de un leproso
reintegrar a los excluidos
4)
Para la reflexión personal
•
Anunciar la Buena Nueva consiste en dar testimonio de la experiencia concreta
que uno tiene de Jesús. El leproso, ¿qué anuncia? Cuenta a los demás el bien
que le hizo Jesús. ¡Sólo esto! ¡Todo esto! Y es este testimonio lo que lleva a
los demás a aceptar la Buena Nueva de Dios que Jesús nos trae. ¿Qué testimonio
doy yo?
•
Para llevar la Buena Nueva de Dios a la gente, no hay que tener miedo de
transgredir las normas religiosas que son contrarias al proyecto de Dios y que
dificultan la comunicación, el diálogo y la vivencia del amor. Aunque esto
traiga dificultades para la gente, como se las trajo a Jesús. ¿Tuve este
valor?
5)
Oración final
Entrad,
rindamos homenaje inclinados,
¡arrodillados ante el Señor que nos creó!
Porque Él es nuestro Dios,
nosotros somos su pueblo,
el rebaño de sus pastos. (Sal 95,6-7)
¡arrodillados ante el Señor que nos creó!
Porque Él es nuestro Dios,
nosotros somos su pueblo,
el rebaño de sus pastos. (Sal 95,6-7)
Orden
de los Carmelitas