jueves, 13 de octubre de 2022

No han entrado y se lo impiden a los demás

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este jueves de la 28ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Efeso    1,1-10

 

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús, que residen en Éfeso.

Les deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.

 

Palabra de Dios

 

SALMO          

 

Sal 97,1-6

 

R: El Señor da a conocer su victoria.

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,

porque ha hecho maravillas:

su diestra le ha dado la victoria,

su santo brazo. R.

 

El Señor da a conocer su victoria,

revela a las naciones su justicia:

se acordó de su misericordia y su fidelidad

en favor de la casa de Israel. R.

 

Los confines de la tierra han contemplado

la victoria de nuestro Dios.

Aclamad al Señor, tierra entera;

gritad, vitoread, tocad. R.

 

Tañed la cítara para el Señor,

suenen los instrumentos:

con clarines y al son de trompetas,

aclamad al Rey y Señor. R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   11, 47-54

 

Dijo el Señor:

« ¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado! Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros.

Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos. Así se pedirá cuenta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo: desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto.

¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden.»

Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación.

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • Durante más de dos semanas leeremos la carta que escribió Pablo a los cristianos de Efeso que era la capital de la provincia romana de Asia, famosa por su cultura, su comercio y sus templos paganos.
  • Pablo en su segundo y tercer viaje había evangelizado aquella ciudad. Esta carta la escribe desde Roma, entre los años 61 y 63, es decir, durante su primera cautividad.
  • El pasaje de hoy reproduce la «bendición» con la que Pablo abre su epístola. Esta bendición se inspira probablemente en una oración del ritual judío para cada día.
  • Pablo les presenta cuál es el plan salvador de Dios Padre y sobre todo la riqueza del misterio de Cristo y de la Iglesia, su comunidad.
  • Todo es iniciativa de Dios, que nos ha predestinado desde la eternidad a ser sus hijos, a ser salvados por Cristo. Estamos unidos a su Hijo Jesús, en quien Dios piensa «recapitular todas las cosas del cielo y de la tierra». Bendecimos a Dios, porque Él nos ha bendecido antes con toda clase de bendiciones, en Cristo Jesús.
  • La expresión «en Cristo» significa la mediación por la que las bendiciones del Padre se realizan. La redención o «remisión de los pecados», es la posibilidad ofrecida a todo hombre unido a Cristo. El gran don es Cristo que nos obtiene por su sangre la redención, el perdón de nuestras faltas.
  • Esta es la prueba de la gratuidad.

***

  • Desde antiguo, por boca de los profetas Dios había mostrado su rechazo a quienes en su nombre, en medio del pueblo de la Alianza, promovían la injusticia, desdibujando el auténtico rostro de Dios. Muchos pastores, dirigentes del pueblo y falsos profetas con sus actitudes, sus normas y preceptos humanos contradecían la bondad y la justicia de Dios.
  • La misión de los profetas en su tiempo consistía en enfrentarlos y  desenmascararlos públicamente. Siempre la profecía estuvo marcada por su incomodidad; para el que recibe el don, por la violencia interna que le causa; y para los interlocutores porque se sienten interpelados.
  • Por eso, frecuentemente, los contemporáneos del profeta pretenden condenarlo al silencio, lo calumnian, lo desacreditan, así hasta que muere. Llega entonces el momento de erigirle el sepulcro y de organizarle homenajes, cuando ya no molesta.
  • Jesús les echa en cara esta actitud hipócrita y siguiendo la línea profética, en el marco de una cena en casa de un fariseo, descubre y maldice a todos aquellos que se empeñan en hacer de Dios, un objeto que se puede manipular a conveniencia. Los mismos que condenaban la idolatría, llevaban a los hombres de buena fe a adorar un Dios que no era el verdadero.
  • Jesús critica de modo frontal la corriente de los fariseos y legistas que han puesto la ley como único absoluto. No se puede hacer de la norma un absoluto, sin correr el riesgo de deformar el auténtico rostro del Dios de la justicia y la misericordia. Tampoco se puede poner la ley por encima del hombre sin hacer de él, un ser deshumanizado y deshumanizante.
  • Hay una radical incompatibilidad entre la práctica farisea y el modo de encarar la vida y la fe de Jesús. Para Jesús caminar en la fe, es vivir desde el amor, que lleva a la libertad. Vivir la fe es dar espacio y cabida para todos, sin hacer distinción de personas. Los fariseos viven una práctica de sometimiento y apegados a las normas, excluyen y desprecian a la mayoría, por incumplidores de unas leyes que ellos mismos inventaron.
  • Jesús pone de manifiesto su rechazo, al uso que hacen del nombre de Dios, y a la imagen falseada y extraña que transmiten. El Dios Santo es también presentado intransigente, intolerante, vengativo, implacable contra quien quebranta el más mínimo precepto.
  • La tentación del fariseísmo está siempre latente y muchas veces nos encontramos involucrados en actitudes propias de estos hombres, justificando en las normas y preceptos nuestras omisiones, o acomodando el evangelio a nuestra conveniencia.
  • Por eso este mensaje es también dirigido a todos los hombres y mujeres, que pretenden acaparar la verdad y sujetar el amor, cerrándose al evangelio de la justicia y del derecho de los más pobres.
  • El mensaje es también dirigido a todos los miembros de la Iglesia, dado que la verdad de Jesús, está condicionada por los seres humanos que la anunciamos, y sin un discernimiento serio y constante podemos pasar de mediadores a manipuladores.
  • “No hay cosa más peligrosa que juzgar las cosas de Dios con los discursos humanos”. San Juan Crisóstomo

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Nos sentimos propietarios de la verdad?
  • ¿Exigimos lo que no vivimos?
  • ¿Nos creemos los únicos que tenemos razón en todas las discusiones?

 

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

 

Tu amor Señor permanece para siempre

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral