¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a
leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en este martes
de la quinta semana del tiempo ordinario.
Dios nos bendice...
Primera lectura
Lectura del libro del
Génesis (1,20–2,4a):
Dijo Dios:
«Bullan las aguas de seres vivientes, y vuelen los pájaros sobre la tierra frente al firmamento del cielo».
Y creó Dios los grandes cetáceos y los seres vivientes que se deslizan y que las aguas fueron produciendo según sus especies, y las aves aladas según sus especies.
Y vio Dios que era bueno.
Luego los bendijo Dios, diciendo:
«Sed fecundos y multiplicaos, llenad las aguas del mar; y que las aves se multipliquen en la tierra».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
Dijo Dios:
«Produzca la tierra seres vivientes según sus especies: ganados, reptiles y fieras según sus especies».
Y así fue.
E hizo Dios las fieras según sus especies, los ganados según sus especies y los reptiles según sus especies.
Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios:
«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra».
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó.
Dios los bendijo; y les dijo Dios:
«Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra».
Y dijo Dios:
«Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la superficie de la tierra y todos los árboles frutales que engendran semilla: os servirán de alimento. Y la hierba verde servirá de alimento a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra y a todo ser que respira».
Y así fue.
Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.
Así quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo.
Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de toda la obra que había hecho.
Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de toda la obra que Dios había hecho cuando creó.
Esta es la historia del cielo y de la tierra cuando fueron creados.
Palabra de Dios
Dijo Dios:
«Bullan las aguas de seres vivientes, y vuelen los pájaros sobre la tierra frente al firmamento del cielo».
Y creó Dios los grandes cetáceos y los seres vivientes que se deslizan y que las aguas fueron produciendo según sus especies, y las aves aladas según sus especies.
Y vio Dios que era bueno.
Luego los bendijo Dios, diciendo:
«Sed fecundos y multiplicaos, llenad las aguas del mar; y que las aves se multipliquen en la tierra».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
Dijo Dios:
«Produzca la tierra seres vivientes según sus especies: ganados, reptiles y fieras según sus especies».
Y así fue.
E hizo Dios las fieras según sus especies, los ganados según sus especies y los reptiles según sus especies.
Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios:
«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra».
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó.
Dios los bendijo; y les dijo Dios:
«Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra».
Y dijo Dios:
«Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la superficie de la tierra y todos los árboles frutales que engendran semilla: os servirán de alimento. Y la hierba verde servirá de alimento a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra y a todo ser que respira».
Y así fue.
Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.
Así quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo.
Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de toda la obra que había hecho.
Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de toda la obra que Dios había hecho cuando creó.
Esta es la historia del cielo y de la tierra cuando fueron creados.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 8,4-5.6-7.8-9
R/. Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
V/. Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para mirar por él? R/.
V/. Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad;
le diste el mando sobre las obras de tus manos.
Todo lo sometiste bajo sus pies. R/.
V/. Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R/.
R/. Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
V/. Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para mirar por él? R/.
V/. Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad;
le diste el mando sobre las obras de tus manos.
Todo lo sometiste bajo sus pies. R/.
V/. Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R/.
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Marcos (7,1-13):
EN aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Y los fariseo y los escribas le preguntaron:
«Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».
Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
“Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío,
porque la doctrina que enseñan
son preceptos humanos”.
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».
Y añadió:
«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre” y “el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte”. Pero vosotros decís: “Si uno le dice al padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘corbán’, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».
Palabra del Señor
EN aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Y los fariseo y los escribas le preguntaron:
«Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».
Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
“Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío,
porque la doctrina que enseñan
son preceptos humanos”.
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».
Y añadió:
«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre” y “el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte”. Pero vosotros decís: “Si uno le dice al padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘corbán’, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».
Palabra del Señor
Comentario
1.1 El precioso relato del Génesis sobre el origen del cielo y la
tierra culmina con la creación del ser humano. Su llegada es tan importante que
de algún modo todo lo demás queda relegado al nivel de un escenario que ahora
acoge a la estrella de esta obra en la que veremos desplegarse la soberanía de
Dios a través de su administrador de confianza, el hombre.
1.2 La ciencia y la filosofía cuestionan de muchos modos esta
perspectiva bíblica, que parece simplemente pretenciosa o infantil a los ojos
ilustrados de muchos de nuestros contemporáneos.
1.3 Hay quien piensa que ese deseo de ser el "centro",
el "resumen" o el "vértice" del universo es solamente una
expresión de nuestra pequeñez, que, no teniendo otro modo de darse seguridad,
pretende el mejor y más noble lugar. La verdad, según ellos, es que el universo
produjo la conciencia de un modo o azaroso o forzoso, y por consiguiente, para
decirlo de alguna manera, a nadie le importa si estamos aquí.
1.4 Otros opinan, sin negar lo anterior seguramente, que la vida
inteligente es el fruto de una evolución que por simple estadística o
supervivencia del más fuerte, y por tanto, como fenómeno, debe de haberse dado
en multitud de lugares a lo largo y ancho de los miles de millones de galaxias
que estamos empezando a conocer. En este sentido, la hipótesis de la vida
inteligente extraterrestre es una especie de "evidencia" a la que
toda mente sensata debería adherir, no como algo demostrado, en realidad, sino
como algo que "debe" ser por la sola fuerza de un razonamiento que se
considera irrebatible: "es imposible que estemos solos...".
2. Hagamos al hombre...
2.1 La Biblia no responde directamente a cuestiones como si hay o
no vida inteligente en otras galaxias. De hecho, los presupuestos de su visión
del mundo no van más allá de un sentido común, además desprovisto aun de los
datos mínimos que nos brinda la ciencia moderna. Por eso conceptos como
"tierra" son tremendamente elásticos cuando los entendemos en el
contexto de la Biblia. "Tierra" no es forzosamente el planeta tierra,
por la sencilla razón de que aquellos antiguos semitas desconocían la noción de
planeta y mucho menos podían imaginar que hubiera otros planetas en algo
llamado una "galaxia"...
2.2 Mas lo anterior no significa que podamos relegar el relato
bíblico a la categoría de cuentos de hadas o al nivel de un mito compartido con
otras culturas de la antigüedad. La Biblia quiere darnos un contenido, una
verdad, pero no cualquier verdad, porque para eso están los esfuerzos de la
inteligencia humana que no queda cancelada por la revelación. La verdad de la
Escritura mira a nuestra salvación. Alguien dijo: "no nos dice cómo son
los cielos sino cómo se va al cielo".
2.3 Y es mucho lo que podemos aprender del relato bíblico: No
somos un accidente, ni un acto de azar, ni el fruto maduro de las solas fuerzas
de la materia. Tenemos un encargo nobilísimo: ser administradores del universo
en el lugar de Dios, con lo que esto implica de poder, pero también de
sabiduría, compasión e incluso ternura para con todo lo que existe. Estamos
llamados a compartir esa soberanía y por ello es intrínsecamente inmoral tratar
al ser humano con una dignidad inferior a la que le es propia, por ejemplo,
convirtiéndolo en un mero instrumento de trabajo, utilidad o placer para otro
ser humano. La distinción de los géneros es algo querido por Dios y tiene un
lugar en el plan de Dios para el mundo, de modo que toda supresión de esta
diferencia termina introduciendo un desorden en la creación y volviéndose en
contra del mismo hombre.
2.4 Ahora simplemente seamos sensatos
y miremos el curso de la historia: ¿qué ha sucedido con el ser humano cuando se
considera un accidente, un azar o cuando olvida que es parte de su esencia
trascender los límites de la sola materia? ¿Qué pasa cuando somos dominados por
las cosas en lugar de dominarlas? ¿Adónde nos conduce la instrumentalización
del ser humano, sea bajo el rostro descarado de la esclavitud o bajo el manto
sutil del consumismo o la alienación ideológica? ¿En qué han terminado las
culturas que han abierto sus puertas a todo tipo de expresiones homosexuales?
Leamos la historia y entenderemos cuánta fecundidad y cuánta verdad hay en
estos bellísimos capítulos primeros de la Sagrada Escritura.
http://fraynelson.com/homilias.html.