¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este martes de la 24a
semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: Lucas 7,11-17
Lectio
Martes, 17
Septiembre , 2019
Tiempo
Ordinario
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, creador y
dueño de todas las cosas, míranos; y, para que sintamos el efecto de tu amor,
concédenos servirte de todo corazón. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del
Evangelio según Lucas 7,11-17
A continuación se fue
a una ciudad llamada Naín. Iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre.
Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad sacaban a enterrar a un muerto,
hijo único de su madre, que era viuda; la acompañaba mucha gente de la ciudad.
Al verla, el Señor tuvo compasión de ella y le dijo: «No llores.» Y,
acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo:
«Joven, a ti te digo: Levántate.» El muerto se incorporó y se puso a hablar, y
él se lo dio a su
madre. El temor se apoderó de todos
y glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros», y
«Dios ha visitado a su pueblo». Y lo que se decía de él se propagó por toda
Judea y por toda la región circunvecina.
3) Reflexión
• El evangelio de hoy
narra el episodio de la resurrección del hijo de la viuda de Naím. Es
esclarecedor el contexto literario de este episodio en el capítulo VII del
Evangelio de Lucas. El evangelista quiere mostrar cómo Jesús va abriendo
camino, revelando la novedad de Dios que avanza por medio del anuncio de la
Buena Nueva. Se van dando la transformación y la apertura: Jesús acoge la
petición de un extranjero no judío (Lc 7,1-10) y resucita al hijo de una viuda
(Lc 7,11-17). La manera como Jesús revela el Reino sorprende a los hermanos que
no estaban acostumbrados a tan gran apertura. Hasta Juan el Bautista se quedó
como perdido y mandó preguntar: “¿Eres tú el señor o debemos esperar a otro?” (Lc 7,18-30). Jesús llegó a denunciar la
incoherencia de sus anfitriones: "¡Sois como niños que no saben lo que quieren!" (Lc 7,31-35). Y al final, la apertura de Jesús
para con las mujeres (Lc 7,36-50).
• Lucas 7,11-12: El encuentro de las dos procesiones. “A continuación se fue a una ciudad llamada Naín. Iban con él
sus discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la
ciudad sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda;
la acompañaba mucha gente de la ciudad.”. Lucas es como un pintor. Con pocas palabras consigue pintar el cuadro
tan bonito del encuentro de las dos procesiones: la procesión de la muerte que
sale de la ciudad y acompaña a la viuda que lleva a su único hijo hacia el
cementerio; la procesión de la vida que entra en la ciudad y acompaña a Jesús.
Las dos se encuentran en la pequeña ciudad, junto a la puerta de la ciudad de
Naín.
• Lucas 7,13: La compasión entra en acción. “Al
verla el Señor tuvo compasión de ella y le dijo: ¡No llores! Es la compasión que lleva a Jesús a hablar y a actuar.
Compasión significa literalmente: “sufrir con”, asumir el dolor de la otra
persona, identificarse con ella, sentir con ella el dolor. Es la compasión que
acciona en Jesús el poder, el poder de la vida sobre la muerte, poder creador.
• Lucas 7,14-15: "¡Joven, a ti te digo,
levántate!" Jesús se aproxima,
toca el féretro y dice: "¡Joven, a ti te digo, levántate!" El muerto se incorporó y se
puso a hablar. Y Jesús se lo dio a su madre”.
A veces en momentos de
gran sufrimiento provocado por el fallecimiento de una persona querida, las
personas dicen: “En aquel tiempo, cuando Jesús andaba por la tierra había
esperanza de no perder a una persona querida, pues Jesús podría resucitarla”.
Ellas miraban el episodio de la resurrección del hijo de la viuda de Naín como
un evento del pasado que apenas suscita añoranza y una cierta envidia. La
intención del evangelio, sin embargo, no es suscitar añoranza ni envidia, sino
ayudar a experimentar mejor la presencia viva en media de nosotros. El está hoy
con nosotros, y ante los problemas y el sufrimiento que nos azotan, nos dice:
“¡Te lo ordeno: levántate!”
• Lucas 7,16-17: La repercusión. “Todos se quedaron
con mucho miedo y glorificaban a Dios diciendo: "Un gran profeta ha
surgido entre nosotros, y Dios vino a visitar a su pueblo" Y lo que se
decía de él se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina” Es el profeta que fue anunciado por Moisés (Deut
18,15). El Dios que nos vino a visitar es el “Padre de los huérfanos y de las
viudas” (Sal 68,6; Cf. Judit 9,11).
4) Para la reflexión
personal
• Fue la compasión lo
que llevó a Jesús a resucitar el hijo de la viuda. El sufrimiento de los demás
¿Produce en nosotros la misma compasión? ¿Qué hago para ayudar al otro a vencer
el dolor y crear vida nueva?
• Dios visitó a su
pueblo. ¿Percibo las muchas visitas de Dios en mi vida y en la vida de la
gente?
5) Oración final
Servid al Señor con
alegría,
llegaos a Él con
júbilo!
Sabed que el Señor es
Dios,
Él nos ha hecho y
suyos somos,
su pueblo y el rebaño
de sus pastos. (Sal 100,2-3)
Orden de los Carmelitas