Jesús nos sigue advirtiendo hoy en el Evangelio
sobre lo que vendrá sin la asistencia del Espíritu Santo, del espíritu de la
verdad: se llegarán a cometer los más
grandes males creyendo obrar bien, o sea que, por falta de conocimiento de la
verdad revelada que nos hace libres, caemos en los lazos del padre de la
mentira.
Por eso dice: porque no han conocido al Padre ni a
Mí, esto es, no los conocían aunque presuntuosamente creían conocerlos para no
inquietarse por su indiferencia. Es ésta la "operación del error".
¿Acaso no fue éste el pecado de Eva y de Adán?
Porque si no hubieran creído al engaño de la serpiente y confiado en sus
promesas, claro está que no se habrían atrevido a desafiar a Dios.
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este lunes de la 6ª. Semana de Pascua.
Dios nos bendice…
Evangelio según San
Juan 15,26-27.16,1-4.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí. Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio. Les he dicho esto para que no se escandalicen. Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios. Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho. No les dije estas cosas desde el principio, porque yo estaba con ustedes.»
Comentario
Hay aquí una bellísima explicación del dogma
trinitario. El Espíritu Santo procede del Padre y también del Hijo. Nuestra
salvación fue objeto del envío del Hijo por el Padre, que nos lo dio; ahora
anuncia Jesús que nuestra santificación va a ser objeto de la misión de otra
Persona divina: el Espíritu Santo, que El enviará desde la diestra del Padre
(16, 7 y nota). Dará testimonio de Mí, p. ej. en la Sagrada Escritura, que es
por eso un "tesoro celestial" (Conc. Trid.). Del testimonio del
Espíritu Santo será inseparable la predicación y el testimonio de los apóstoles
porque por su inspiración hablarán. Cf. Hech. 13, 9; Rom. 9, 1; I Tes. 1, 5; II
Pedr. 1, 21.
1. No os escandalicéis, al ver que la persecución
viene a veces de donde menos podía esperarse. Jesús nos previene para que no
incurramos en el escándalo de que habla en Mat. 13, 21: " pero no teniendo
raíz en sí mismo, es de corta duración, y cuando llega la tribulación o la
persecución por causa de la palabra, al punto se escandaliza".
2. Creerá hacer un obsequio a Dios: es decir, que
se llega a cometer los más grandes males creyendo obrar bien, o sea que, por
falta de conocimiento de la verdad revelada que nos hace libres (8, 32), caemos
en los lazos del padre de la mentira (8, 44). Por eso dice: porque no han
conocido al Padre ni a Mí, esto es, no los conocían aunque presuntuosamente
creían conocerlos para no inquietarse por su indiferencia (cf. Apoc. 3, 15 s.).
Es ésta la "operación del error" (de que habla con tan tremenda
elocuencia a S. Pablo en II Tes. 2, 9 ss.), a la cual Dios nos abandona por no
haber recibido con amor la verdad que está en su Palabra (17, 17), y nos deja
que "creamos a la mentira".
¿Acaso no fue éste el pecado de Eva y de Adán?
Porque si no hubieran creído al engaño de la serpiente y confiado en sus
promesas, claro está que no se habrían atrevido a desafiar a Dios. Nuestra
situación será mejor que la de ellos si aprovechamos esta prevención de Jesús.
Rara vez hay quien haga el mal por el mal mismo, y
de ahí que la especialidad de Satanás, habilísimo engañador, sea llevarnos al
mal con apariencia de bien. Así Caifás condenó a Jesús, diciendo piadosamente
que estaba escandalizado de oírlo blasfemar, y todos estuvieron de acuerdo con
Caifás y lo escupieron a Jesús por blasfemo (Mat. 26, 65 ss.). El nos anuncia
aquí que así sucederá también con sus discípulos (véase 15, 20 ss.). 4. Cuando
Jesús estaba con ellos. Él los protegía contra todo (17, 12; 18, 8).
ACI Digital 2003