¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este sábado en que
celebramos la fiesta de San Mateo, apóstol y evangelista.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: San Mateo, Apóstol y Evangelista
Sábado, 21 septiembre, 2019
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Padre de bondad, que por la gracia de
la adopción nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las
tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por
nuestro Señor.
2) Lectura del
Evangelio
Del Evangelio según
Mateo 9,9-13
Cuando se iba de allí, al pasar vio
Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le
dice: «Sígueme.» Él se levantó y le siguió.
Y sucedió que estando él a la mesa en
la casa, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús
y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come
vuestro maestro con los publicanos y pecadores?» Mas él, al oírlo, dijo: «No
necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a
aprender qué significa Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he
venido a llamar a justos, sino a pecadores.»
3) Reflexión
• El Sermón de la Montaña ocupa los
capítulos de 5 a 7 del Evangelio de Mateo. La parte narrativa de los capítulos
8 y 9 tiene como finalidad mostrar cómo Jesús practicaba lo que acababa de
enseñar. En el Sermón de la Montaña Jesús enseñó la acogida (Mt 5,23-25.38-42.43).
Ahora, él mismo la practica al acoger a leprosos (Mt 8,1-4), extranjeros (Mt
8,5-13), mujeres (Mt 8,14-15), enfermos (Mt 8,16-17), endemoniados (Mt
8,28-34), paralíticos (Mt 9,1-8), publicanos (Mt 9,9-13), personas impuras (Mt
9,20-22), etc. Jesús rompe con las normas y costumbres que excluían y dividían
a las personas, esto es, el miedo y la falta de fe (Mt 8,23-27) y las leyes de
pureza (9,14-17), e indica claramente cuáles son las exigencias de quienes
quieren seguirle. Tienen que tener el valor de abandonar muchas cosas (Mt
8,18-22). Así, en las actitudes y en la práctica de Jesús, aparece en qué
consisten el Reino y la observancia perfecta de la Ley de Jesús.
• Mateo 9,9: El llamado para seguir a
Jesús. Las primeras personas llamadas a seguir a Jesús fueron cuatro
pescadores, todos judíos (Mt 4,18-22). Ahora Jesús llama a un publicano,
considerado pecador y tratado como impuro por las comunidades más observantes
de los fariseos. En los demás evangelios, este publicano se llama Leví. Aquí su
nombre es Mateo, que significa don de Dios o dado por Dios. Las comunidades, en
vez de excluir al publicano como impuro, deben considerarlo como un Don de Dios
para la comunidad, pues su presencia hace que la comunidad se vuelva ¡señal de
salvación para todos! Como los primeros cuatro llamados, así el publicano Mateo
deja todo lo que tiene y sigue a Jesús. El seguimiento de Jesús exige ruptura.
Mateo deja su despacho de impuestos, su fuente de renta, y sigue a Jesús.
• Mateo 9,10: Jesús se sienta en la
mesa con los pecadores y los publicanos. En aquel tiempo, los judíos vivían
separados de los paganos y de los pecadores y no comían con ellos en la misma
mesa. Los judíos cristianos tenían que romper este aislamiento y crear comunión
con los paganos e impuros. Fue esto lo que Jesús enseñó en el Sermón de la
Montaña, como expresión del amor universal de Dios Padre (Mt 5,44-48). La
misión de las comunidades era ofrecer un lugar a los que no tenían lugar. En
algunas comunidades, las personas venidas del paganismo, aún siendo cristianas,
no eran aceptadas en la misma mesa (cf. Hec 10,28; 11,3; Gal 2,12). El texto
del evangelio de hoy indica cómo Jesús comía con publicanos y pecadores en la
misma casa y en la misma mesa.
• Mateo 9,11: La pregunta de los
fariseos. A los judíos estaba prohibido sentarse en la mesa con publicanos y
paganos, pero Jesús no presta atención a esto, por el contrario, confraterniza
con ellos. Los fariseos, viendo la actitud de Jesús, preguntan a los
discípulos: “¿Por qué vuestro maestro come con los recaudadores de impuestos y
con los pecadores?" Esta pregunta puede ser interpretada como expresión
del deseo de éstos, que quieren saber porqué Jesús actúa así. Otros interpretan
la pregunta como una crítica de los comportamientos de Jesús, pues durante más
de quinientos años, desde el tiempo del cautiverio en Babilonia hasta la época
de Jesús, los judíos habían observado las leyes de pureza. Esta observancia
secular se volvió para ellos una fuerte señal de identidad. Al mismo tiempo,
era factor de su separación en medio de los otros pueblos.
Así, por las causas
de las leyes de pureza, no podían ni conseguían sentarse en la mesa para comer
con los paganos. Comer con los paganos significaba volverse impuro Los
preceptos de la pureza eran rigurosamente observados, tanto en Palestina como
en las comunidades judaicas de la Diáspora. En la época de Jesús, había más de
quinientos preceptos para guardar la pureza. En los años setenta, época en que Mateo
escribe, este conflicto era muy actual.
• Mateo 9,12-13: Misericordia quiero
y no sacrificios. Jesús oye la pregunta de los fariseos a los discípulos y
responde con dos aclaraciones. La primera está sacada del sentido común:
"No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal”. La
otra está sacada de la Biblia: “Aprendan, pues, lo que significa: Misericordia
quiero, y no sacrificio”. Por medio de estas dos aclaraciones Jesús explicita y
aclara su misión junto con la gente: “No he venido a llamar a los justos sino a
los pecadores". Jesús niega la crítica de los fariseos, y no acepta sus
argumentos, pues nacían de una falsa idea de la Ley de Dios. El mismo invoca la
Biblia: "¡Misericordia quiero y no sacrificio!" Para Jesús la
misericordia es más importante que la pureza legal. Apela a la tradición
profética para decir que para Dios la misericordia vale más que todos los
sacrificios (Os 6,6; Is 1,10-17). Dios tiene entrañas de misericordia, que se
conmueven ante las faltas de su pueblo (Os 11,8-9).
4) Para la reflexión
personal
• Hoy, en nuestra sociedad, ¿quién es
marginado y quién es excluido? ¿Por qué? En nuestra comunidad ¿tenemos ideas
preconcebidas? ¿Cuáles? ¿Cuál es el desafío que las palabras de Jesús plantean
a nuestra comunidad, hoy?
• Jesús ordena al pueblo que lea y
que entienda el Antiguo Testamento que dice: "Misericordia quiero y no
sacrificios". ¿Qué quiere decir con esto Jesús, hoy?
5) Oración final
Señor, dichosos los que guardan sus
preceptos,
los que lo buscan de todo corazón;
los que, sin cometer iniquidad,
andan por sus caminos. (Sal 119,2-3)
Orden de
los Carmelitas