viernes, 8 de abril de 2011

Se estrecha el cerco de quienes atentan contra Jesús

¡Amor y paz!

San. Juan, en el Evangelio, nos dice que para creer en Jesús hay que creer en sus obras, pero sobre todo en su persona. A pesar de conocer su origen terrenal, se nos pide ir más allá y creer en Él como en el Enviado del Padre, el único que verdaderamente le conoce (Misa Dominical 1990/07).

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este viernes de la IV Semana del tiempo Ordinario.

Dos los bendiga…

Evangelio según San Juan 7,1-2.10.25-30. 
Después de esto, Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Chozas, Sin embargo, cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también él subió, pero en secreto, sin hacerse ver. Algunos de Jerusalén decían: "¿No es este aquel a quien querían matar? ¡Y miren cómo habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es este; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es". Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: "¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de él y es él el que me envió". Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora. 
Comentario

 Reconocer a Jesús por lo que El es: no quedarse en la superficie.

-Andaba Jesús por Galilea, pues no quería ir a Judea, porque los judíos le buscaban para darle muerte.

El evangelio de san Juan es el más contemplativo; pero es también el que ha notado que el conflicto iba creciendo y conducirá a Jesús a una muerte dramática. La Eucaristía se va acercando a su fin. Nosotros procuramos vivirla con Jesús. ¿Cómo vivió El sus últimas semanas? Acosado, odiado, detestado, buscado por la policía.

Jesús morirá rodeado de semblantes rencorosos.

En esta atmósfera densa de amenazas, ¿cuáles eran, Señor, tus pensamientos?

-Una vez que sus hermanos subieron a la fiesta, subió él también no manifiestamente, sino en secreto. Las gentes de Jerusalén decían: "¿No es Este al que buscan para hacerle morir?" Se cuchichea su nombre... "es él, el condenado que se busca".

Jesús gritó y dijo: "Sí, vosotros pensáis conocerme y saber de dónde soy, pero Yo no he venido de Mí mismo".

Este grito.

Un sufrimiento contenido que estalla.

El grito del que no es reconocido por el que verdaderamente es. Me imagino ese grito de Dios: ¡reconocedme de una vez!". "Yo no he venido de mí mismo." Humildad y amor profundos. Jesús está vuelto hacia el Padre, viene del Padre y va al Padre. Su personalidad entera es tributaria de ese otro misterioso del que está hablando siempre: Jesús se define entero por referencia... no tiene nada de Sí mismo.

-Pero el que me ha enviado es veraz, aunque vosotros no le conocéis, Yo le conozco.

Todavía un sufrimiento: Ver el amor desconocido.

Francisco de Asís se paseaba por las calles quejumbroso: "el amor no es amado... el amor no es amado... el amor no es amado..."

-Yo le conozco, porque procedo de El y El me ha enviado.

Intimidad. Comunión.

En el mismo momento en que es acosado, odiado, aislado...

Jesús se sabe amado. Las palabras faltan para describir ese misterio de relaciones. Jesús era un hombre apacible aun rodeado de semblantes rencorosos, aun en medio de angustias piensa en su relación con el Padre.

A su alrededor, sólo se habla de matarle; y Tú sólo hablas de este amor que te colma.

Ayúdanos, Señor, a vivir como Tú, en la intimidad del Padre.

Da a todos los que sufren esa paz que era la tuya.

Otorga a todos los que sienten la soledad, la gracia de ser reconfortados por la 
presencia del Padre.

-Buscaban, pues, prenderle..., pero nadie le ponía las manos, porque aún no había llegado su hora.

El complot se va estrechando. La Pasión se acerca.

¡Es "tu hora"! Sin ningún miedo, ciertamente. Todo sucederá según los insondables designios del Padre, a la hora por él fijada desde toda la eternidad.

Tener plena y total confianza en Dios. Ponerse en sus manos, es el secreto de la paz.

Noel Quesson
Palabra de Dios para cada día 1
Evang. de Adviento a Pentecostés
Edit. Claret/Barcelona 1984.Pág. 150 s.