¡Amor y paz!
Los que se llamaban
discípulos de Jesús, sólo por seguirlo, se escandalizan con sus palabras, que
prometen vida eterna. Jesús sabe que varios del grupo lo siguen por interés y
se lo manifiesta. Después de esto algunos lo abandonan. Al interrogar a los que
permanecen, Simón Pedro expresa la fe del grupo con palabras que se consideran
una confesión pospascual: la certeza de que Jesús es Dios.
Los invito, hermanos,
a leer y meditar el evangelio y el comentario, en este sábado de la 3ª. Semana
de Pascua.
Dios, los bendiga…
Evangelio según San
Juan 6,60-69.
Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: "¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?". Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. Pero hay entre ustedes algunos que no creen". En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y agregó: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede". Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo. Jesús preguntó entonces a los Doce: "¿También ustedes quieren irse?". Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios".
Comentario
a) En el evangelio
leemos hoy el pasaje final del capítulo 6 de san Juan, con las reacciones que
produce en sus oyentes el discurso de Jesús sobre el Pan de la vida.
Para algunos resulta
«duro», imposible de admitir. No se sabe qué les ha escandalizado más: el que
Jesús -en definitiva, para ellos, un obrero del pueblo de al lado, aunque se
haya mostrado buen predicador y haga milagros- afirme con decisión que él es el
enviado de Dios y hay que creer en él para tener vida; o bien que afirme que
hay que «comer su carne y beber su sangre», con una alusión al sacramento
eucarístico que ellos, naturalmente, no podían entender todavía.
Jesús trata de darles
pistas para que sepan entender su doble manifestación. Tanto la afirmación de
que «ha bajado del cielo», como la de que hay que «comer su carne», sólo
tendrán su sentido después de la Pascua: cuando Jesús haya «subido» glorioso al
Padre, resucitado por el Espíritu, completando así su camino mesiánico, y
cuando haya descendido el mismo Espíritu sobre los discípulos, dándoles los
ojos de la fe para entender la donación del Jesús pascual como Pan verdadero.
Pero no parece bastar: «desde entonces muchos discípulos suyos se echaron atrás
y no volvieron a ir con él».
Menos mal que el
grupo de discípulos, cuyo portavoz es -una vez más- Pedro, le permanecen
fieles. Tal vez no han entendido del todo sus afirmaciones. Pero creen en él,
le creen a él: « ¿a quién vamos a acudir? tú tienes palabras de vida eterna».
b) También en el
mundo de hoy, como para los oyentes que tenía en Cafarnaúm, Jesús se convierte
en signo de contradicción, como había anunciado el anciano Simeón, cuando María
y José presentaron a su hijo en el Templo.
Cristo es difícil de
admitir en la propia vida, si se entiende todo lo que comporta el creer en él.
Es pan duro, pan con corteza. No sólo consuela e invita a la alegría. Muchas
veces es exigente, y su estilo de vida está no pocas veces en contradicción con
los gustos y las tendencias de nuestro mundo. Creer en Jesús, y en concreto
también comulgar con él en la Eucaristía, que es una manera privilegiada de
mostrar nuestra fe en él, puede resultar difícil.
Nosotros, gracias a
la bondad de Dios, somos de los que han hecho opción por Cristo Jesús. No le
hemos abandonado. Como fruto de cada Eucaristía, en la que acogemos con fe su
Palabra en las lecturas y le recibimos a él mismo como alimento de vida,
tendríamos que imitar la actitud de Pedro: « ¿a quién vamos a ir? Tú tienes
palabras de vida eterna».
J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 3
El Tiempo Pascual día tras día
Barcelona 1997. Págs. 77-80
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ENSÉÑAME TUS CAMINOS 3
El Tiempo Pascual día tras día
Barcelona 1997. Págs. 77-80