¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la manera de la lectio divina, en este lunes de la 27ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Lucas 10,25-37
Lectio
Lunes, 5 octubre de 2020
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican; derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Lucas 10,25-37
Se levantó un legista y dijo, para ponerle a prueba: «Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?» Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.» Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás.» Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de salteadores que, después de despojarle y darle una paliza, se fueron, dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión. Acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y le montó luego sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al posadero, diciendo: `Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.' ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy nos presenta la parábola del Buen Samaritano. Meditar una parábola es lo mismo que profundizar en la vida, para descubrir en ella los llamados de Dios. Al descubrir el largo viaje de Jesús hacia Jerusalén (Lc 9,51 a 19,28), Lucas ayuda a las comunidades a comprender mejor en qué consiste la Buena Nueva del Reino. Lo hace presentando a personas que vienen a hablar con Jesús y le plantean preguntas. Eran preguntas reales de la gente al tiempo de Jesús y eran también preguntas reales de las comunidades del tiempo de Lucas. Así, en el evangelio de hoy, un doctor de la ley pregunta: "¿Qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?" La respuesta, tanto del doctor como de Jesús, ayuda a comprender mejor el objetivo de la Ley de Dios.
• Lucas 10,25-26: "¿Qué he de hacer para tener en herencia vida
eterna?" Un doctor, conocedor de la ley, quiere provocar la pregunta:
"¿Qué he de hacer para tener en heredad vida eterna?" El doctor piensa
que tiene que hacer algo para poder heredar. El quiere garantizarse la herencia
por su propio esfuerzo. Pero una herencia no se merece. La herencia la
recibimos simplemente por ser hijo o hija. ”Así, pues, ya no eres esclavo, sino
hijo, y tuya es la herencia por gracia de Dios”. (Gal 4,7). Como hijos y hijas
no podemos hacer nada para merecer la herencia. ¡Podemos perderla!
• Lucas 10,27-28: La respuesta del doctor. Jesús responde con una nueva
pregunta: “¿Qué está escrito en la Ley?" El doctor responde correctamente.
Juntando dos frases de la Ley, él dice: "Amarás al Señor tu Dios con todo
tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu
prójimo como a ti mismo." La frase viene del Deuteronomio (Dt 6,5) y del
Levítico (Lev 19,18). Jesús aprueba la respuesta y dice: "¡Haz esto y
vivirás!" Lo importante, lo principal, ¡es amar a Dios! Pero Dios viene
hasta mí, en el prójimo. El prójimo es la revelación de Dios para conmigo. Por
esto, he de amar también a mi prójimo con todo mi corazón, con toda mi alma,
con toda mi fuerza y con todo mi entendimiento.
• Lucas 10,29: "¿Y quién es mi prójimo?" Queriendo justificarse, el
doctor pregunta: "¿Y quién es mi prójimo?" El quiere saber para
él:"¿En qué prójimo Dios viene hasta mi?" Es decir, ¿cuál es la
persona humana prójima a mí que es revelación de Dios para mi? Para los judíos,
la expresión prójimo iba ligada al clan. Aquel que no pertenecía al clan, no
era prójimo. Según el Deuteronomio, podían explotar al “extranjero”, pero no al
“prójimo” (Dt 15,1-3). La proximidad se basaba en lazos de raza y de sangre.
Jesús tiene otra forma de ver, que expresa en la parábola del Buen Samaritano.
• Lucas 10,30-36: La parábola:
a) Lucas 10,30: El asalto por el camino de Jerusalén hacia Jericó. Entre Jerusalén y Jericó se encuentra el desierto de Judá, refugio de revoltosos, marginados y asaltantes. Jesús cuenta un caso real, que debe haber ocurrido muchas veces. “Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de salteadores que, después de despojarle y darle una paliza, se fueron, dejándole medio muerto.”
b) Lucas 10,31-32: Pasa un sacerdote, pasa un levita. Casualmente, pasa un
sacerdote y, acto seguido, un levita. Son funcionarios del Templo, de la
religión oficial. Los dos vieron al hombre asaltado, pero pasaron adelante.
¿Por qué no hicieron nada? Jesús no lo dice. Deja que nosotros supongamos o nos
identifiquemos. Tiene que haber ocurrido varias veces, tanto en tiempo de
Jesús, como en tiempo de Lucas. Hoy también acontece: una persona de Iglesia
pasa cerca de un hombre sin darle ayuda. Puede que el sacerdote y el levita
tengan una justificación: "¡No es mi prójimo!" o: "El es impuro
y si lo toco, ¡yo también quedo impuro!" Y hoy: "¡Si ayudo, pierdo la
misa del domingo, y peco mortalmente!"
c) Lucas 10,33-35: Pasa un samaritano. Enseguida, llega un samaritano que
estaba de viaje. Ve, es movido a compasión, se acerca, cuida las llagas, le
monta sobre su cabalgadura, le lleva a la hospedería, da al dueño de la
hospedería dos denarios, el sueldo de dos días, diciendo: "Cuida de él y
si gastas algo más te lo pagaré cuando vuelva." Es la acción concreta y
eficaz. Es la acción progresiva: llevar, ver, moverse a compasión, acercarse y
salir para la acción. La parábola dice "un samaritano que estaba de
viaje". Jesús también iba de viaje hacia Jerusalén. Jesús es el buen
samaritano. Las comunidades deben ser el buen samaritano.
• Lucas 10,36-37: ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó
en manos de los salteadores?” Él dijo: “El que practicó la misericordia con
él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo.” Al comienzo el doctor había
preguntado: “¿Quién es mi prójimo?” Por detrás de la pregunta estaba la
preocupación consigo mismo. El quería saber: "¿A quién Dios me manda amar,
para que yo pueda tener paz en mi conciencia y decir: Hizo todo lo que Dios me
pide: "¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en
manos de los salteadores?" La condición del prójimo no depende de la raza,
del parentesco, de la simpatía, de la cercanía o de la religión. La humanidad
no está dividida en prójimo y no prójimo. Para que tu sepas quién es tu
prójimo, esto depende de que tu llegues, veas, te muevas a compasión y te
acerques. Si tu te aproxima, te acercas, el otro será tu prójimo! Depende de ti
y no del otro! Jesús invierte todo y quita la seguridad que la observancia de
la ley podría dar al doctor.
• Los Samaritanos. La palabra samaritano viene de Samaría, capital del reino de
Israel en el Norte. Después de la muerte de Salomón, en el 931 antes de Cristo,
las diez tribus del Norte se separaron del reino de Judá en el Sur y formaron
un reino independiente (1 Re 12,1-33). El Reino del Norte sobrevivió durante
unos 200 años. En el 722, su territorio fue invadido por Asiria. Gran parte de
su población fue deportada (2 Re 17,5-6) y gente de otros pueblos fue traída
hacia Samaria (2 Rs 17,24). Hubo mezcla de raza y de religión (2 Re 17,25-33).
De esta mezcla nacieron los samaritanos. Los judíos del Sur despreciaban a los
samaritanos considerándolos infieles y adoradores de falsos dioses (2 Re
17,34-41). Había muchas ideas preconcebidas contra los samaritanos. Eran mal
vistos. De ellos se decía que tenían una doctrina equivocada y que no formaban
parte del pueblo de Dios. Algunos llegaban hasta el punto de decir que ser
samaritano era cosa del diablo (Jn 8,48). Muy probablemente, la causa de este
odio no era sólo la raza y la religión. Era también un problema político y
económico, enlazado con la posesión de la tierra. Esta rivalidad perduró hasta
el tiempo de Jesús. Sin embargo Jesús los pone como modelo para los demás.
4) Para la reflexión personal
• El samaritano de la parábola no pertenecía al pueblo judío, pero hacía lo que Jesús pedía. ¿Hoy acontece lo mismo? ¿Conoces a gente que no va a la Iglesia pero que vive lo que el evangelio pide? ¿Quién es hoy el sacerdote, el levita y el samaritano?
• El doctor pregunta: “¿Quién es mi prójimo?” Jesús pregunta: “¿Quién fue
prójimo del hombre asaltado?” Son dos perspectivas diferentes: el doctor
pregunta desde sí. Jesús pregunta desde las necesidades del otro. Mi
perspectiva ¿cuál es?
5) Oración final
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en la reunión de los justos y en la comunidad.
Grandes son las obras del Señor,
meditadas por todos que las aman. (Sal 111,1-2)
Orden de los Carmelitas