sábado, 22 de febrero de 2014

Invitación a profundizar nuestro encuentro con el Señor Jesús


¡Amor y paz!

Un Simón balbuciente, hijo de Jonás, se convierte, por el encuentro profundo con el «Hijo de Dios vivo» en un Pedro seguro y firme confesor: Tú eres el Mesías. Así es piedra-cimiento de la Iglesia.

Cuando contemplo la imagen de Pedro en los evangelios, pienso que mis rudezas también pueden irse transformando, a medida que avance con profundidad mi encuentro con el Hijo de Dios vivo.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este sábado en que celebramos la Fiesta de la Cátedra del apóstol San Pedro.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 16,13-19. 
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".  Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas". "Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?". Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo". 
Comentario
Hace una semana se sentó a mi lado en el autobús un hombre que me recordó a Pedro, con todos los respetos a su Cátedra. Mediana estatura, poblado bigote y barba de varias semanas. Sucio, mal vestido y mal oliente. Poco culto y con mucha experiencia. Un tanto rudo al hablar, pero manteniendo la corrección. Espontáneo, franco y confiado.

Espontaneidad, franqueza, confianza. Tres rasgos que hacen del Simón que se encuentra con Cristo, el Pedro de la fe. Tres actitudes que tienen que acompañar mi proceso de profundización en el descubrimiento-encuentro con el Hijo de Dios vivo. Tres cualidades que ayudan a crecer a la Iglesia cimentada en la roca del Apóstol.

La confesión de Pedro, espontánea- franca- confiada, construye Iglesia. Y, de buena gana, podemos hacerla crecer con esa misma frescura que viene del Espíritu y que no nos revela nadie de carne y hueso.

Hoy, además, a quienes tenemos encomendado algún rebaño, se nos invita a renovar nuestra generosidad y familiaridad con él. Una oportunidad que podemos aprovechar también otros días. Nos vendrá bien a todos.

Luis Ángel de las Heras, cmf