¡Amor y paz!
La figura de Juan nos
invita también a nosotros a la conversión, a volvernos hacia ese Señor que
viene a salvarnos, y a dejarnos salvar por él.
La voz de Juan, en este
Adviento, nos invita a la vigilancia, a no vivir dormidos, aletargados, sino
con la mirada puesta en el futuro de Dios, y el oído presto a escuchar la
palabra de Dios. Haciendo nuestra la súplica que el Apocalipsis pone en boca
del Espíritu y la Esposa: «Ven, Señor Jesús». Cada Adviento es ponerse en
marcha al encuentro del Dios que siempre viene.
También en nuestra vida,
como en la sociedad y el Templo de Israel, hay cosas que tienen que cambiar,
actitudes que habría que purificar y caminos que necesitan enderezarse. Si
preparamos la Navidad, por ejemplo, celebrando el sacramento de la
reconciliación, entonces podremos cantar y celebrar litúrgicamente el
Nacimiento de Jesús según los deseos de Dios.
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes, Feria
de Adviento: Semana antes de Navidad (23 dic.)
Dios los bendiga…
Evangelio según San Lucas 1,57-66.
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella. A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan". Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre". Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él.
Comentario
Ojalá que también este
año, entre nosotros, en la inminencia de la Navidad, corra la voz de la Buena
Noticia entre los conocidos y amigos, y todos se llenen de alegría interior.
Ojalá que también surjan
entre nosotros y sean escuchadas las voces de profetas como Malaquías y el
Bautista que clamen la llegada de la salvación y convoquen eficazmente a una
Navidad auténticamente cristiana.
Ojalá que nosotros mismos
seamos evangelizadores, anunciadores de Cristo para el mundo de hoy, ejerciendo
la función profética que todos los cristianos tenemos por el bautismo, y de
modo especial los religiosos y ministros ordenados.
Una de las señales de la
cercanía de una Navidad según el corazón de Dios sería la que anunciaba
Malaquías: la reconciliación entre los padres y los hijos, entre los hermanos,
entre los vecinos, entre los miembros de la comunidad. Ésa es la mejor
preparación para una fiesta que celebra que Dios se ha hecho Dios-con-nosotros,
y por tanto, nos invita a ser nosotros-con- Dios, por una parte, y
nosotros-con-nosotros, por otra, porque todos somos hermanos.
O Emmanuel
«Oh Emmanuel, Rey y legislador nuestro,
esperanza de las naciones y salvador de los pueblos:
ven a salvarnos, Señor Dios nuestro»
esperanza de las naciones y salvador de los pueblos:
ven a salvarnos, Señor Dios nuestro»
Emmanuel,
Dios-con-nosotros, el nombre que ya se anunciaba desde Isaías (7, 14). El que
más expresivamente nos muestra el plan de cercanía y de presencia salvadora de
Dios.
A la vez hay otros títulos
mesiánicos: rey, legislador, esperanza, salvador, Señor, Dios nuestro. Por eso
colma de confianza en este Adviento a todos los creyentes. Ante la inminente
Navidad, se hace más urgente nuestra súplica: ven a salvarnos.
J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 1
Adviento y Navidad día tras día
Barcelona 1995 . Págs. 92-95
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 1
Adviento y Navidad día tras día
Barcelona 1995 . Págs. 92-95