domingo, 4 de diciembre de 2016

"Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca"

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en este II  Domingo de Adviento.

Dios nos bendice...

Libro de Isaías 11,1-10. 
En aquel día, saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces. Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor -y lo inspirará el temor del Señor-. El no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir: juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado. La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas. El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá; la vaca y la osa vivirán en compañía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey. El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora, meterá la mano el niño apenas destetado. No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada. 

Salmo 72(71),1-2.7-8.12-13.17. 

Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia 
y a tus pobres con rectitud.

Que en sus días florezca la justicia 
y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro, 
y desde el Río hasta los confines de la tierra.

Porque él librará al pobre que suplica 
y al humilde que está desamparado.

Tendrá compasión del débil y del pobre, 
y salvará la vida de los indigentes.
  
Que perdure su nombre para siempre 
y su linaje permanezca como el sol; 
 que él sea la bendición de todos los pueblos 
y todas las naciones lo proclamen feliz.

Carta de San Pablo a los Romanos 15,4-9. 

Hermanos: Todo lo que ha sido escrito en el pasado, ha sido escrito para nuestra instrucción, a fin de que por la constancia y el consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza. Que el Dios de la constancia y del consuelo les conceda tener los mismos sentimientos unos hacia otros, a ejemplo de Cristo Jesús, para que con un solo corazón y una sola voz, glorifiquen a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Sean mutuamente acogedores, como Cristo los acogió a ustedes para la gloria de Dios. Porque les aseguro que Cristo se hizo servidor de los judíos para confirmar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas que él había hecho a nuestros padres, y para que los paganos glorifiquen a Dios por su misericordia. Así lo enseña la Escritura cuando dice: Yo te alabaré en medio de las naciones, Señor, y cantaré en honor de tu Nombre. 
Evangelio según San Mateo 3,1-12. En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca". A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: "Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? Produzcan el fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: 'Tenemos por padre a Abraham'. Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible". 
Comentario


1.1 En este segundo domingo de Adviento estas dos palabras resuenan: justicia y paz.

1.2 La justicia es el reclamo de Juan Bautista en el evangelio y es la virtud primera del Mesías anunciado por el profeta en la primera lectura. La justicia por fuerza habrá de entrar en conflicto con los que lucran de la injusticia, pero como fruto de la justicia viene la paz.

1.3 También la segunda lectura nos habla de paz, en una clave que tiene particular belleza: la armonía.

2. El Camino se Llama Arrepentimiento

2.1 Vayamos, pues al evangelio de hoy. Es un llamado ardiente al arrepentimiento. Juan predica con voz incendiada reclamando conversión. Su mensaje no cayó completamente en el vacío pues los que lo oían "confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río."

2.2 No todos, sin embargo, iban con intención de escuchar al profeta o de buscar la voluntad de Dios. Había también curiosos, fisgones y espías. El texto nos describe el lenguaje agrio que el profeta del desierto tiene para esta clase de gente, que nunca llega a las obras de conversión. Los trata de víboras y les anuncia severos castigos en el fuego que no muere.

2.3 Tenemos que entender la seriedad del momento que vivimos. Optar por Dios o rechazarle es la única decisión que marcará toda nuestra eternidad. Y no cabe ser espectadores de este drama: el que no acepta de corazón su lugar como amigo del Señor se está declarando su enemigo.

2.4 Por lo demás, aquí hay varias clases de fuego implicadas: el fuego de la predicación profética y el fuego del dolor que nace en nosotros cuando reconocemos que hemos dado la espalda a Dios. Pero estos dos fuegos quedarían en nada sin el tercer y definitivo fuego, anunciado por el Bautista: el que viene del Espíritu Santo. Tal será el sello propio del ministerio del Mesías prometido.

3. Mantener la Esperanza

3.1 Ya seguramente hemos notado que el Adviento está escrito con caracteres de futuro. La palabra misma mira hacia el porvenir, lo que está por llegar. Y quien habla de futuro habla de esperanza, pero ¿cómo alimentar la esperanza? Ese es el tema propio de la segunda lectura.

3.2 La esperanza se alimenta del testimonio y de la paciencia. El testimonio es el que dan las Escrituras que nos muestran por cuántos caminos diversos socorre Dios a los suyos. La paciencia es aquí la capacidad de declararnos más fuertes que el presente adverso: cada día que resistes es un día en que has vencido.

3.3 Un pueblo es esperanza es un pueblo en armonía; y lo contrario también es cierto. La esperanza nos da armonía porque nos une en la certeza de que sólo aquel que ha de venir puede hacer justicia a nuestra causa y dar a cada quien lo suyo. La armonía nos da esperanza porque unidos en un corazón la plegaria se hace fuerte y la alabanza crece y se fortalece.

4. Un País Lleno del Conocimiento de Dios

4.1 Isaías nos describe un cuadro paradisíaco, de paz completa, más allá de todo sueño. La causa última de esa paz no es ningún pacto entre superpotencias ni tampoco la llegada de un gobierno mundial excepcional. Hay paz porque el país está lleno del conocimiento del Señor. Donde todos conocen a Dios y todos lo reconocen, allí hay paz.

4.2 El Mesías será aquel que instaure esta paz maravillosa. Tendrá la verdad y la justicia como distintivos de su reino y se ocupará especialmente de los pequeños y desvalidos.

4.3 Tal es entonces el programa que han de seguir nuestros gobernantes si de veras aman la nación: que Dios sea reconocido, que abunde la verdad, se respete la justicia y haya especial cuidado de los pobres. Todo un programa para Adviento.

http://fraynelson.com/homilias.html.