martes, 17 de enero de 2012

La ley se hizo para el hombre y no el hombre para la ley

¡Amor y paz!

Dijimos ayer que en esta semana Marcos nos hablaría sobre los enfrentamientos entre Jesús y los fariseos. Antes el choque ocurrió porque el Señor declaró que tiene el poder de perdonar los pecados; luego porque los discípulos no ayunan y hoy porque Jesús y sus discípulos tienen un espíritu muy amplio respecto al sábado.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la 2ª. Semana del tiempo ordinario.

Dios los bendiga...

Evangelio según San Marcos 2,23-28.
Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar.  Entonces los fariseos le dijeron: "¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?". El les respondió: "¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?". Y agregó: "El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado".
Comentario

La Ley vuelve a ser cuestionada por el comportamiento de Jesús y sus discípulos, quienes se mueven y actúan en un plano que para la mentalidad judía tradicional no es correcto. La necesidad de arrancar unas espigas para alimentarse, como haría cualquier persona con hambre, es tachada como conducta incorrecta por quienes consideran que la Ley de guardar el sábado, por ser Ley, es más importante que cualquier necesidad humana, sea la que sea. 

Jesús recuerda el caso de otros que, por necesidad, pusieron la ley a un lado para poder sobrevivir a la adversidad, y finaliza su aclaración afirmando que no se debe ser esclavo de preceptos que deshumanizan.
 
Los tan afamados doctores de la ley se han apegado a ella de manera perniciosa. La Ley que ellos están interpretando ya no es humanizadora de las personas, sino que se ha corrompido poniéndose por encima de todo, absolutizándose, esclavizando al ser humano. 
Ponen a un lado lo que es fundamental y absolutizan lo secundario. La ley no puede ser la depositaria única del plan que Dios tiene para con el ser humano. Los doctores de la ley la han desviado, sin duda por defender consciente o inconscientemente sus intereses. Jesús, al hacer su propuesta, la propuesta del "Reinado de Dios", que es tan superior a la Ley, la relativiza, la pone en el lugar que le es debido, y con ello, inevitablemente, salen a la luz los mecanismos de manipulación que la habían absolutizado para utilizarla como defensa de intereses y de grupos particulares, intereses que en toda sociedad privilegian a unos pocos y postergan a una mayoría.

Para nosotros es de vital importancia saber que cuando no vivimos centrados en lo sustancial, tendemos a reemplazarlo inconscientemente con prácticas exageradamente piadosas, que a la postre resultan ser falsas. La ley no debe malversarse, no puede pasar de ser instrumento que facilitara la convivencia del ser humano, a ser otra forma de opresión. El espíritu de la ley debe estar siempre al servicio de Dios para glorificarlo, y al servicio del humano para dignificarlo. Nadie lo ha dicho tan claramente como Jesús: el sábado se hizo para el ser humano, y no el ser humano para el sábado.

Servicio Bíblico Latinoamericano
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