jueves, 13 de octubre de 2011

"¡No han entrado ustedes, y le cierran el paso a quienes intentan entrar!”

¡Amor y paz!
Los escribas creen honrar a los profetas asesinados haciéndoles espléndidos sepulcros. Pero, en realidad, y en su actitud profunda, comulgan con los asesinos. Ellos prefieren sus propias interpretaciones de la ley a aceptar una nueva palabra de Dios.
Prefieren llevar a Jesús a la muerte por mantener su inteligencia de la ley. Poseedores de la llave de la ciencia cierran el camino de la salvación a los que ponen en ellos su confianza y los siguen como guías. Pecado personal y pecado en el desempeño de su misión.
La sabiduría humana se rebela contra la sabiduría de Dios. El hombre prefiere sus caminos al camino de Dios. Pero esta persecución de la palabra de Dios por parte de la sabiduría humana no quedará impune. Día vendrá, indeterminado pero seguro, en que se pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas, de todos los inocentes, sacrificados a los intereses humanos en virtud de la inteligencia y defensa de la ley (Comentarios  Bíblicos-5.Pág. 539).
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en  este Jueves de las XXVIII Semana del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Lucas 11,47-54.

¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado! Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros. Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos. Así se pedirá cuenta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo: desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto. ¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden". Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación.
Comentario
-"¡Ay de vosotros que edificáis mausoleos a los profetas después que vuestros padres los mataron! Por tanto sois testigos y estáis de acuerdo con las obras de vuestros padres; porque ellos los mataron y vosotros edificáis.....
Cuán fácil es de hecho referirse al pasado con buena conciencia y decir: "nuestros padres, nuestros abuelos, sí eran buenos cristianos... por lo menos se confesaban a menudo... iban a vísperas... y eran muy bonitas las fiestas en la Iglesia de aquel tiempo...
Los profetas de antaño, ¡ah! eran verdaderos profetas, se comprometían y fustigaban el mal... los papas de antaño, los obispos de antaño..." Pero nosotros, ¿escuchamos a los profetas de hoy? ¿Participamos en los sacramentos que están siempre a disposición nuestra? ¿Respondemos a las invitaciones de la Iglesia de hoy que, como la de todos los tiempos, nos propone algunas fiestas? ¿Quizá nos contentamos también nosotros con "edificar mausoleos" a los hombres del pasado, a las costumbres del pasado en lugar de vivir hoy las numerosas exigencias de la Iglesia de nuestros días?
¿Es la Iglesia un "mausoleo", un museo, un "cementerio"? ¿O bien es un proyecto de futuro? ¿Tengo quizá nostalgia de los profetas de antaño?
-Por eso dijo la Sabiduría de Dios: "Les enviaré Profetas y Apóstoles; a unos los matarán, a otros los perseguirán".
En tiempo de Jesús se tenía nostalgia de los antiguos profetas y Jesús se encontraba allí. Él, el gran y único profeta.
Y no se le reconocía ¡y aún se estaba dispuesto a matarlo para impedir que profetizara! Señor, haznos pequeños y humildes, a la escucha de los "signos de los tiempos".
Líbranos de nuestros sectarismos y seguridades excesivamente absolutas: ¡Quién sabe si no hay profetas entre aquellos a quienes se hace callar, a quienes no se quiere escuchar... porque estorban! En toda época los profetas son molestos. Habitualmente se desea suprimirlos.
¿A quién quisiera yo suprimir? ¿Qué voz desearía que se callase?
-También se pedirán cuentas a esta generación, de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel...
Es cierto que esta advertencia va dirigida muy particularmente a los contemporáneos de Jesús que llevaron a la muerte al Justo por excelencia.
Pero, desconfiemos, una vez más, de quedarnos con nuestra buena conciencia, porque podría ser el resultado de esta hipócrita tendencia nuestra de buscar fuera de nosotros la responsabilidad de todos los males de la "sociedad" o de la "Iglesia".
¡Cada generación participa en el mal del mundo! ¡Cada generación ha condenado a Jesucristo! ¡A cada generación se le pedirá cuenta de la sangre de Jesucristo derramada!
"Desde Abel", hijo del primer hombre, hasta hoy corre la sangre de los profetas sobre la tierra.
-Cuando Jesús salió de allí -según san Lucas, todo eso se dijo en casa de un doctor de la Ley- los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo implacablemente sobre muchas cuestiones, estando al acecho para atraparlo con sus propias palabras.
Sí, Jesús ha sido rechazado, rehusado.
¿Cómo es posible, Señor? El más grande entre los profetas.
Aquel que llevo a la perfección la enseñanza religiosa. El mundo, en todo tiempo, rehúsa la revelación de Dios.
"Yo" soy de los que rehúsan la revelación de Dios ¡Señor, ten piedad del mundo! ¡Ten piedad de todos aquellos que rehúsan, ten piedad de mí!
Noel Quesson
Palabra de Dios para cada día 2
Evang. De Pentecostés a Adviento
Edit. Claret/Barcelona 1983. Pág. 230 s.
http://www.mercaba.org/