Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este lunes de la 32a semana
del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Dios nos
bendice...
Lectio
Lunes, 11 noviembre de 2019
Tiempo
Ordinario
1) Oración inicial
Dios omnipotente y
misericordioso, aparta de nosotros todos los males, para que, bien dispuesto
nuestro cuerpo y nuestro espíritu, podamos libremente cumplir tu voluntad. Por
nuestro Señor.
2) Lectura
Del
Evangelio según Lucas 17,1-6
Dijo a sus discípulos:
«Es imposible que no haya escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más
le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y le arrojen al mar, que
escandalizar a uno de estos pequeños. Andad, pues, con cuidado. «Si tu hermano
peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete
veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: `Me arrepiento', le
perdonarás.» Dijeron los apóstoles al Señor: «Auméntanos la fe.» El Señor dijo:
«Si tuvierais una fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro:
`Arráncate y plántate en el mar', y os habría obedecido.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy
nos presenta tres distintas palabras de Jesús: una sobre cómo evitar el
escándalo de los pequeños, la otra sobre la importancia del perdón y una
tercera sobre el tamaño de la fe en Dios que debemos tener.
• Lucas 17,1-2: Primera palabra: evitar el
escándalo. “Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no haya escándalos; pero,
¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra
de molino y le arrojen al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños”. El escándalo es aquello que hace que una persona
se tropiece y caiga. A nivel de fe, significa aquello que desvía a la persona
del buen camino. Escandalizar
a los pequeños quiere decir ser el
motivo por el cual los pequeños se desvían del camino y pierden la fe en Dios.
Quien hace esto recibe la siguiente sentencia: “Más le vale que le pongan al
cuello una piedra de molino y le arrojen al mar. ¿Por qué tanta severidad? Porque
Jesús se identifica con los pequeños, con los pobres (Mt 25,40.45). Son sus
preferidos, los primeros destinatarios de la Buena Nueva (cf. Lc 4,18). Quien
les hace daño, hace daño a Jesús. a lo largo de los siglos, muchas veces,
nosotros los cristianos, por nuestra manera de vivir la fe hemos sido el motivo
por el cual los pequeños se han alejado de la Iglesia y se han ido hacia otras
religiones. No lograban creer, como decía el apóstol en la carta a los Romanos,
citando al "Por
vuestra causa, el nombre de Dios es blasfemado entre los paganos." (Rom 2,24; Is 52,5; Ez 36,22). ¿Hasta dónde
nosotros somos culpables? ¿Merecemos una piedra de molino al cuello?
• Lucas 17,3-4: Segunda palabra: Perdonar al
hermano. “Andad, pues, con cuidado. Si tu hermano peca, repréndele; y si se
arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se
vuelve a ti, diciendo: `Me arrepiento', le perdonarás”. Siete veces al día. ¡No es poco! ¡Jesús pide mucho! En
el evangelio de Mateo, dice que debemos perdonar hasta ¡setenta veces siete!
(Mt 18,22). El perdón y la reconciliación son uno de los asuntos en que Jesús
más insiste. La gracia de poder perdonar a las personas y reconciliarlas entre
ellas y con Dios se le dio a Pedro (Mt 16,19), a los apóstoles (Jn 20,23) y a
la comunidad (Mt 18,18). La parábola sobre la necesidad de perdonar al prójimo
no deja lugar a dudas: si no perdonamos a los hermanos, no podemos recibir el
perdón de Dios (Mt 18,22-35; 6,12.15; Mc 11,26). Pues no hay proporción entre
el perdón que recibimos de Dios y el perdón que debemos ofrecer al prójimo. El
perdón con que Dios nos perdona gratuitamente es como diez mil talentos comparados con cien denarios (Mt 18,23-35). Diez mil talentos son 174
toneladas de oro; cien denarios no pasan de 30 gramos de oro.
• Lucas 17,5-6: Tercera palabra: Aumentar en
nosotros la fe. “Dijeron los apóstoles al Señor: «Auméntanos la fe.» El Señor
dijo: «Si tuvierais una fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este
sicómoro: `Arráncate y plántate en el mar', y os habría obedecido”. En este contexto de Lucas, la pregunta de los
apóstoles aparece como motivada por la orden de Jesús de perdonar hasta siete
veces al día, al hermano y a la hermana que peca contra nosotros. Perdonar no
es fácil. El corazón queda magullado y la razón presenta mil motivos para no
perdonar. Solo con mucha fe en Dios es posible llegar hasta el punto de tener
un amor tan grande que nos haga capaces de perdonar hasta siete veces al día al
hermano que peca en contra de nosotros. Humanamente hablando, a los ojos del
mundo, perdonar así es una locura y un escándalo, pero para nosotros esta
actitud es expresión de la sabiduría divina que nos perdona infinitamente más.
Decía Pablo: “Mientras que nosotros anunciamos a Cristo crucificado, escándalo
para los judíos, locura para los paganos. (1Cor 1,23) .
4) Para la reflexión
personal
• En mi vida, ¿he sido
alguna vez motivo de escándalo para mi prójimo? O alguna vez los demás ¿han
sido motivo de escándalo para mí?
• ¿Soy capaz de
perdonar siete veces al día al hermano o a la hermana que me ofende siete veces
al día?
5) Oración final
¡Cantadle, tañed para
él,
recitad todas sus
maravillas;
gloriaos en su santo
nombre,
se alegren los que
buscan al Señor! (Sal 105,2-3)
Orden de los Carmelitas