miércoles, 26 de junio de 2013

“Cuídense de los profetas, con piel de oveja, pero que son lobos feroces”

¡Amor y paz!

Hoy el Evangelio parece decir: no juzguéis al hombre por las apariencias, que son frecuentemente engañosas, sino por lo que hace. Ni las palabras ni las intenciones, sino la práctica. Si las palabras y las intenciones siguen una dirección y la práctica otra, la segunda es la que revela el corazón del hombre, sus opciones profundas, sus verdaderos intereses. Las palabras y las intenciones son a menudo un engaño (para sí mismo y para los otros).

Sin embargo, la comparación se puede entender también de otra manera. Hay semillas que cuando las ves te parecen inocuas, y hay árboles que te parecen fascinantes al verlos; solamente si tienes paciencia (y sensatez) para esperar a los frutos sabrás cómo son realmente. Así se desmienten los falsos profetas; no por las muchas palabras que dicen (palabras con frecuencia fascinantes), ni por los diversos gestos que hacen; debes valorarlos basándote en los frutos que aquellas palabras y aquellos gestos no tardarán en producir (Bruno Maggioni).

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la 12ª semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 7,15-20.
Cuídense de los falsos profetas: se presentan ante ustedes con piel de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Ustedes los reconocerán por sus frutos. ¿Cosecharían ustedes uvas de los espinos o higos de los cardos? Lo mismo pasa con un árbol sano: da frutos buenos, mientras que el árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede dar frutos malos, como tampoco un árbol malo puede producir frutos buenos. Todo árbol que no da buenos frutos se corta y se echa al fuego. Por lo tanto, ustedes los reconocerán por sus obras. 
Comentario

Cuidado con los profetas falsos, esos que se os acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.

En el Antiguo Testamento, Dios había advertido a menudo que nos pusiéramos en guardia contra los "falsos profetas".

Jesús subraya aquí cuán semejantes son exteriormente a los profetas auténticos: se visten con la capa de la buena doctrina y de la buena moral... por lo tanto son difícilmente reconocibles. Así el gran peligro para la Iglesia no procede forzosamente de sus enemigos externos, fácilmente conocidos, sino de aquellos que aparentando una vida normal... son de hecho, "lobos" rapaces, incluso cuando pretenden hablar en el nombre de Dios.

-Por sus frutos los reconoceréis.

Jesús es realista. "Mirad y ved cómo actúan..." El verdadero valor de una persona se manifiesta por lo que hace.

Por ejemplo, se puede hablar mucho de la Iglesia y no obedecerla prácticamente.

Jesús se ha enfrentado durante toda su vida a los escribas y fariseos, que eran aparentemente gentes muy religiosas.

La docilidad al Espíritu y la humildad son los frutos por los que se reconoce al profeta auténtico.

-¿Se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Así los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos.

¡Un "buen" fruto! La calidad de una fruta depende de la calidad del árbol.

Señor, transforma mi corazón para que sea como una ¡fruta buena! de la que puedan alegrarse y alimentarse los demás.

Y para esto ¡que sea bueno el árbol! La raíz, el tronco, las ramas, todo el conjunto... para que los frutos sean sabrosos. Sí, Ios gestos y las palabras exteriores no adquieren su valor auténtico mas que cuando son la expresión de una fidelidad interior a Dios y a la Iglesia.

-Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos.

Es un buen criterio, para evaluar la autenticidad de un profeta, de un movimiento, o de una opinión, el considerar a la larga, sus resultados... ¿Cuáles han sido las consecuencias concretas de esta acción, de esta opinión? 

La vida humana es "una": todo se relaciona... pensamientos, voluntades, actos.

¿Cuál es la orientación general de mi vida? Uno encuentra a veces a almas inquietas que se imaginan que han roto su vida por un pecado mortal accidental...

Ahora bien, Jesús nos dice aquí que lo que cuenta es la trama general de una 
vida.

-Todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa al fuego.

Mateo agrupó aquí unas fórmulas sobre el árbol, que seguramente fueron dichas en circunstancias diversas. Notemos, por ejemplo, la correspondencia con la alegoría de la viña, en san Juan 15, 6... donde Juan insistía sobre la unión con la vid para tener vida y dar fruto.

Mateo insiste sobre la urgencia de la conversión: el juicio de Dios está cerca.
¿Habremos sido un árbol sano? ¿Cuál habrá sido nuestra fecundidad? ¿Qué frutos sabrosos han sido los nuestros? Todo ello, en este contexto, se dice de los falsos profetas ¡árboles echados al fuego! Pero esto es verdad para cada uno de nosotros, si no nos preocupamos de dar fruto para la vida eterna.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DÍA 2
EVANG. DE PENTECOSTÉS A ADVIENTO
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 36 s.