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miércoles, 28 de junio de 2017

“Por sus frutos los conoceréis”

¡Amor y paz!

Estamos cumpliendo ocho (8) años de publicación diaria casi ininterrumpida de la Palabra de Dios, a través de este blog. Gracias a Él por permitirnos ser sus instrumentos imperfectos. Gracias a ustedes, queridos hermanos. ¡Que todo sea para Su honra y gloria y para el bien de nuestros lectores y seguidores!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en este miércoles de la XII Semana del Tiempo Ordinario.

Hoy celebramos la memoria de San Irineo de Lyón, obispo, que, como atestigua san Jerónimo, de niño fue discípulo de san Policarpo de Esmirna y custodió con fidelidad la memoria de los tiempos apostólicos.

Ordenado presbítero en Lyon, fue el sucesor del obispo san Potino y, según cuenta la tradición, murió coronado por un glorioso martirio. Debatió en muchas ocasiones acerca del respeto a la tradición apostólica y, en defensa de la fe católica, publicó un célebre tratado contra la herejía.

Las obras literarias de san Ireneo le han valido la dignidad de figurar prominentemente entre los Padres de la Iglesia, ya que sus escritos no sólo sirvieron para poner los cimientos de la teología cristiana, sino también para exponer y refutar los errores de los gnósticos y salvar así a la fe católica del grave peligro que corrió de contaminarse y corromperse por las insidiosas doctrinas de aquellos herejes. (©Evangelizo.org 2001-2017)

Dios nos bendice...

Primera Lectura

Lectura del libro del Génesis 15,1-12.17-18:

En aquellos días, Abrán recibió en una visión la palabra del Señor: «No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante.»
Abrán contestó: «Señor, ¿de qué me sirven tus dones, si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?»
Y añadió: «No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará.»
La palabra del Señor le respondió: «No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas.»
Y el Señor lo sacó afuera y le dijo: «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.»
Y añadió: «Así será tu descendencia.» Abran creyó al Señor, y se le contó en su haber.
El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.»
Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré que yo voy a poseerla?»
Respondió el Señor: «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.»
Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.
Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos: «A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Eufrates.»

Salmo

Sal 104,1-2.3-4.6-7.8-9

R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R/.

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro. R/.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7,15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidado con los falsos profetas; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis.

Reflexión del Evangelio del día

El Señor hizo Alianza con Abrahán

Un buen trenzado de promesas gravita sobre Abrahán al rechazar el botín de guerra y otros activos que le ofrecía el rey de Sodoma: un hijo, una gran descendencia y una tierra, porque el Señor será su escudo protector. Exponente admirable de la iniciativa de Dios en la biografía del patriarca, porque la historia del padre de los creyentes se resuelve en pura predilección amorosa de Dios sobre él.

Abrahán responde con una confianza a prueba de todo, incluso de la pérdida de su hijo. Fe admirable que lo hace propicio al Señor y digno de admirar y seguir por todos los creyentes. Acuerdo o alianza entre Dios y Abrahán que se visualiza en un ritual simbólico partiendo en dos un animal, indicando que aquel que transgrediera el pacto acabaría como aquel animal, es decir, muerto.

En el caso de Abrahán, este ritual como toda su vida, aboca a una experiencia de Dios, particular teofanía pues Dios mismo se manifiesta en el fuego y humo, signos habituales de su presencia en el Antiguo Testamento. El sueño profundo de Abrahán es otra señal de que Yahvé se revelará a su creyente más fiel.

Por sus frutos los conoceréis

Al parecer, el profetismo gozaba de la más alta consideración en la comunidad de Mateo, lo que no era óbice a que aparecieran algunos que se hacían pasar por tales sin serlo, en el río revuelto de la estima de este servicio comunitario. Y el evangelio ofrece unos sensatos criterios al respecto.

Los falsos profetas se aprovechan de la comunidad y para lograrlo se presentan con apariencia mansa y tranquila, con religiosidad de puro barniz e incluso invocan al Señor, pero su trayectoria personal dice todo lo contrario.

Pretenden hablar en nombre de Jesús de Nazaret, pero se ubican en coordenadas que nada tienen que ver con el Reino de Dios y su justicia ni con la ley de la fraternidad cristiana.

La prueba del algodón, de los falsos profetas de otrora o de los nuevos mesías de hoy, no es otra que si la vida del predicador refleja la voluntad de un Dios Padre-Madre que solo sabe amar y perdonar a sus hijos; porque el criterio definitivo no es la doctrina, sino la práctica; no los mensajes más o menos oportunistas, sino la sensibilidad cristiana ante el dolor de cada momento y el consuelo ofrecido y comprometido en el nombre del Señor.
San Ireneo de Lyon, cumbre teológica del siglo II, nos permite también hoy disfrutar de sus certeras reflexiones creyentes, tales como: La gloria de Dios consiste en que el hombre viva, y la vida del hombre consiste en la visión de Dios. Damos gracias a Dios por esta luz.

¿Por qué no hoy la comunidad brinda un sencillo homenaje al padre de la teología católica asumiendo que la gloria de Dios está en el servicio fraterno y no en otras cosas?

Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba) 

miércoles, 25 de junio de 2014

Como profetas auténticos, acompañemos y escuchemos a los hermanos

¡Amor y paz!

Jesús previene a sus seguidores del peligro de los falsos profetas, los que se acercan «con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces».

Les da una consigna: «por sus frutos los conoceréis». La comparación es muy expresiva: un árbol puede ser muy bonito en su forma y en sus hojas y flores, pero si no da buenos frutos, no vale. Ya se puede cortar y que sirva para leña (José Aldazábal).

Precisamente, el Papa Francisco nos aconseja, a ministros ordenados, religiosos y a laicos, cómo ser los profetas de hoy. Él le da mucha importancia al acompañamiento y dentro de este proceso a la escucha.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la duodécima semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Mateo 7,15-20. 
Jesús dijo a sus discípulos: Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos. Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán. 
Comentario

En una civilización paradójicamente herida de anonimato y, a la vez obsesionada por los detalles de la vida de los demás, impudorosamente enferma de curiosidad malsana, la Iglesia necesita la mirada cercana para contemplar, conmoverse y detenerse ante el otro cuantas veces sea necesario. 

En este mundo los ministros ordenados y los demás agentes pastorales pueden hacer presente la fragancia de la presencia cercana de Jesús y su mirada personal. La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos —sacerdotes, religiosos y laicos— en este «arte del acompañamiento», para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro (cf. Ex 3,5). Tenemos que darle a nuestro caminar el ritmo sanador de proximidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana…

Más que nunca necesitamos de hombres y mujeres que, desde su experiencia de acompañamiento, conozcan los procesos donde campea la prudencia, la capacidad de comprensión, el arte de esperar, la docilidad al Espíritu, para cuidar entre todos a las ovejas que se nos confían de los lobos que intentan disgregar el rebaño.

Necesitamos ejercitarnos en el arte de escuchar, que es más que oír. Lo primero, en la comunicación con el otro, es la capacidad del corazón que hace posible la proximidad, sin la cual no existe un verdadero encuentro espiritual. La escucha nos ayuda a encontrar el gesto y la palabra oportuna que nos desinstala de la tranquila condición de espectadores. Sólo a partir de esta escucha respetuosa y compasiva se pueden encontrar los caminos de un genuino crecimiento, despertar el deseo del ideal cristiano, las ansias de responder plenamente al amor de Dios y el anhelo de desarrollar lo mejor que Dios ha sembrado en la propia vida.

Papa Francisco
Exhortación apostólica “Evangelii Gaudium / La alegría del Evangelio” §169, 171 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)
©Evangelizo.org 2001-2014

miércoles, 26 de junio de 2013

“Cuídense de los profetas, con piel de oveja, pero que son lobos feroces”

¡Amor y paz!

Hoy el Evangelio parece decir: no juzguéis al hombre por las apariencias, que son frecuentemente engañosas, sino por lo que hace. Ni las palabras ni las intenciones, sino la práctica. Si las palabras y las intenciones siguen una dirección y la práctica otra, la segunda es la que revela el corazón del hombre, sus opciones profundas, sus verdaderos intereses. Las palabras y las intenciones son a menudo un engaño (para sí mismo y para los otros).

Sin embargo, la comparación se puede entender también de otra manera. Hay semillas que cuando las ves te parecen inocuas, y hay árboles que te parecen fascinantes al verlos; solamente si tienes paciencia (y sensatez) para esperar a los frutos sabrás cómo son realmente. Así se desmienten los falsos profetas; no por las muchas palabras que dicen (palabras con frecuencia fascinantes), ni por los diversos gestos que hacen; debes valorarlos basándote en los frutos que aquellas palabras y aquellos gestos no tardarán en producir (Bruno Maggioni).

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la 12ª semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 7,15-20.
Cuídense de los falsos profetas: se presentan ante ustedes con piel de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Ustedes los reconocerán por sus frutos. ¿Cosecharían ustedes uvas de los espinos o higos de los cardos? Lo mismo pasa con un árbol sano: da frutos buenos, mientras que el árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede dar frutos malos, como tampoco un árbol malo puede producir frutos buenos. Todo árbol que no da buenos frutos se corta y se echa al fuego. Por lo tanto, ustedes los reconocerán por sus obras. 
Comentario

Cuidado con los profetas falsos, esos que se os acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.

En el Antiguo Testamento, Dios había advertido a menudo que nos pusiéramos en guardia contra los "falsos profetas".

Jesús subraya aquí cuán semejantes son exteriormente a los profetas auténticos: se visten con la capa de la buena doctrina y de la buena moral... por lo tanto son difícilmente reconocibles. Así el gran peligro para la Iglesia no procede forzosamente de sus enemigos externos, fácilmente conocidos, sino de aquellos que aparentando una vida normal... son de hecho, "lobos" rapaces, incluso cuando pretenden hablar en el nombre de Dios.

-Por sus frutos los reconoceréis.

Jesús es realista. "Mirad y ved cómo actúan..." El verdadero valor de una persona se manifiesta por lo que hace.

Por ejemplo, se puede hablar mucho de la Iglesia y no obedecerla prácticamente.

Jesús se ha enfrentado durante toda su vida a los escribas y fariseos, que eran aparentemente gentes muy religiosas.

La docilidad al Espíritu y la humildad son los frutos por los que se reconoce al profeta auténtico.

-¿Se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Así los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos.

¡Un "buen" fruto! La calidad de una fruta depende de la calidad del árbol.

Señor, transforma mi corazón para que sea como una ¡fruta buena! de la que puedan alegrarse y alimentarse los demás.

Y para esto ¡que sea bueno el árbol! La raíz, el tronco, las ramas, todo el conjunto... para que los frutos sean sabrosos. Sí, Ios gestos y las palabras exteriores no adquieren su valor auténtico mas que cuando son la expresión de una fidelidad interior a Dios y a la Iglesia.

-Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos.

Es un buen criterio, para evaluar la autenticidad de un profeta, de un movimiento, o de una opinión, el considerar a la larga, sus resultados... ¿Cuáles han sido las consecuencias concretas de esta acción, de esta opinión? 

La vida humana es "una": todo se relaciona... pensamientos, voluntades, actos.

¿Cuál es la orientación general de mi vida? Uno encuentra a veces a almas inquietas que se imaginan que han roto su vida por un pecado mortal accidental...

Ahora bien, Jesús nos dice aquí que lo que cuenta es la trama general de una 
vida.

-Todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa al fuego.

Mateo agrupó aquí unas fórmulas sobre el árbol, que seguramente fueron dichas en circunstancias diversas. Notemos, por ejemplo, la correspondencia con la alegoría de la viña, en san Juan 15, 6... donde Juan insistía sobre la unión con la vid para tener vida y dar fruto.

Mateo insiste sobre la urgencia de la conversión: el juicio de Dios está cerca.
¿Habremos sido un árbol sano? ¿Cuál habrá sido nuestra fecundidad? ¿Qué frutos sabrosos han sido los nuestros? Todo ello, en este contexto, se dice de los falsos profetas ¡árboles echados al fuego! Pero esto es verdad para cada uno de nosotros, si no nos preocupamos de dar fruto para la vida eterna.

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DÍA 2
EVANG. DE PENTECOSTÉS A ADVIENTO
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 36 s.