lunes, 19 de mayo de 2014

¡¿Cómo es posible que el mundo aún no descubra ni acepte a Jesús!?


¡Amor y paz!

Toda esta semana meditaremos el "discurso después de la Cena". Esas palabras de Jesús, en el relato de san Juan, siguen inmediatamente el anuncio de la negación de Pedro, portavoz del grupo de los discípulos (Jn 13, 38). Un malestar profundo invade a estos hombres. Temen lo peor. Y es verdad que mañana Jesús será torturado. Jesús experimenta también esta turbación: Y he aquí lo que acierta a decir para reconfortarles... para reconfortarse a sí mismo….

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes de la 5ª. Semana de Pascua.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Juan 14,21-26. 
Jesús dijo a sus discípulos: «El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él". Judas -no el Iscariote- le dijo: "Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?". Jesús le respondió: "El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.»  

Comentario

Otra vez aparece el tema de la incomprensión. Judas -no el Iscariote- no entiende el modo de la manifestación de Jesús. No acierta a comprender cómo es posible esta manifestación de Jesús y que el mundo siga sin descubrirlo y sin aceptarlo.

Aunque con dificultad, los discípulos podían entender que Jesús, durante su vida terrena, hubiese tomado una apariencia externa humilde y como consecuencia, que su persona hubiese provocado la indiferencia o el rechazo.

Ahora comienza el período de su glorificación. ¿Por qué en esta etapa en la que Jesús ya está resucitado y constituido señor del mundo no se manifiesta de una manera sensacional a todos los hombres? Esta es la tentación del creyente en esta etapa de la vida de la Iglesia.

Jesús afirma que, aun después de su muerte y durante el período de su glorificación, las cosas no ocurrirán como ellos las pensaban: él no se va a manifestar a los hombres con las fuerzas del poder de Dios para que los hombres tengan que aceptarlo sin remedio.

La fe seguirá siendo invisible a sí misma. No aparecerá rodeada de milagros y sensacionalismos. Aunque Jesús ya esté resucitado y constituido Señor de toda la creación, aunque el Reino de Dios ya está presente en el mundo, las cosas parece que siguen igual que antes y la gloria de Dios solamente pueda vislumbrare a través de la fe.

Dios sigue presente y actuando en la Iglesia y en el mundo. Pero esa idea de Jesús-Rey-glorioso que impone la Ley de Dios por la fuerza, no tiene lugar en este tiempo nuevo de la nueva relación del hombre con Dios.

La manifestación de Jesús únicamente es posible en la obediencia y en el amor. "El que sabe mis mandamientos y los guarda, ese me ama: y al que me ama lo amará mi Padre y lo amaré yo, y me mostrará a él".

No solo se mostrará sino que habitará en ellos, vivirá en ellos. Los creyentes son situados por Jesús en una relación tan estrecha, tan íntima con Dios, que llegan a experimentar dentro de ellos mismos la realidad de Dios.

"El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él".

Lo que une a Jesús con sus discípulos tras su separación corporal es una comunidad de amor. Y en ese amor experimentan la inhabitación de Dios.

El que me ama... todo es cuestión de amor. ¿Cómo es entonces, que hay tantos cristianos que tratan a Dios a la manera del mundo, como un objeto útil cuando se tiene necesidad de él y que se olvida cuando resulta inservible?

¿Cómo va a ser nuestra religión como la conciben los hombres; como un asunto de deberes y obligaciones?

Si alguien me ama... Ser discípulo es sentir la fascinación producida por el hecho de que Dios hace todo lo posible por compartir su vida con nosotros.

Si alguien me ama... Dios ha elegido para siempre vivir en el corazón que ama. Ahí es donde hay que buscar y encontrar a Dios.