¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y
meditar el Evangelio y el comentario, en este 32o domingo del Tiempo Ordinario,
ciclo C.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: 32º Domingo del tiempo ordinario (C)
Lectio
Domingo, 10
Noviembre , 2019
Jesús
responde a los Saduceos
que
ironizaban sobre la fe en la resurrección
Lucas 20,
27-40
Oración
inicial
O misterio infinito de
Vida.
Nosotros no somos
nada,
y sin embargo podemos
alabarte
con la voz de Tu Verbo
que se hizo voz de
toda nuestra humanidad.
O Trinidad mía, yo soy
nada en Ti,
pero Tú eres todo en
mí
y entonces mi nada es
Vida… es vida eterna.
María Evangelista de
la Santísima Trinidad, O.Carm.
1. Lectio
27 Se acercaron
algunos de los saduceos, los que sostienen que no hay resurrección, y le
preguntaron: 28 «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si a uno se le muere
un hermano casado y sin hijos, debe tomar a la mujer para dar descendencia a su
hermano. 29 Pues bien, eran siete hermanos. El primero tomó mujer y murió
sin hijos; 30 la tomó el segundo, 31 luego el tercero; y murieron los
siete, sin dejar hijos. 32 Finalmente, también murió la mujer.
33 Ésta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque fue
mujer de los siete.»
34 Jesús les
dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido; 35 pero los que
alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de
entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, 36 ni pueden ya
morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios por ser hijos de la
resurrección. 37 Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés
en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abrahán, el Dios de
Isaac y el Dios de Jacob. 38 No es un Dios de muertos, sino de vivos,
porque para él todos viven.»
39 Algunos de los
escribas le dijeron: «Maestro, has hablado bien.» 40 Pues ya no se
atrevían a preguntarle nada.
2. Meditatio
a) Llave de Lectura:
● Contexto
Podemos decir que el
pasaje que se nos propone para nuestra reflexión constituye una parte central
del texto de Lucas 20,20-22,4 y cuyo argumento son las discusiones con los
jefes del pueblo. Ya en el comienzo del capítulo 20, Lucas nos presenta algunos
conflictos surgidos entre Jesús, los sacerdotes y los escribas (v. 1-19). Aquí
Jesús está en conflicto con la escuela filosófica de los Saduceos, que toman su
nombre de Zadok, el sacerdote de David (2 Sam 8: 17). Los Saduceos aceptaban
como revelación sólo los escritos de Moisés (v. 28) negando así el desarrollo
gradual de la revelación bíblica. En este sentido se entiende más la frase
“Moisés nos dejó escrito” pronunciada por los Saduceos en este malicioso
debate, pensado como una trampa para asechar a Jesús y “sorprenderlo” (v.: 20:
2; 20: 20). Esta escuela filosófica desaparece con la destrucción del templo.
● La ley del levirato
Los Saduceos niegan,
pues, la resurrección de los muertos, porque según ellos, este objeto de fe no
formaba parte de la revelación que Moisés se les había dado. Lo mismo dígase de
cara a la fe en la existencia de los ángeles. En Israel, la fe en la resurrección
de los muertos aparece en el libro de Daniel escrito en el 605-530 a.c. (Dan
12: 2-3). La encontramos asimismo en 2 Mac 7: 9, 11, 14, 23. Para ridiculizar
la fe en la resurrección de los muertos, los Saduceos citan la prescripción
legal de Moisés sobre el levirato (Dt 25, 5), es decir el antiguo uso de los
pueblos semíticos (hebreos inclusive), según el cual el hermano o un pariente
cercano de un hombre casado, fallecido sin hijos, tiene que casarse con la
viuda, para asegurar (a) al difunto una descendencia (los hijos iban a
considerarse legalmente como hijo del difunto), y (b) un marido para la mujer,
ya que las mujeres dependían del marido para su sustentamiento. Casos como los
arriba citados se citan también en el Antiguo Testamento, en el libro del
Génesis y en el libro de Rut.
En el libro del
Génesis (38:6-26) se nos dice que “tomó Judá, para Er, su primogénito una mujer
llamada Tamar. Er, primogénito de Judá, fue malo a los ojos de Yahvé, y Yahvé
le mató. Entonces dijo Judá a Onán: Entra a la mujer de tu hermano y tómala,
como cuñado que eres, para suscitar prole a tu hermano.” (Gén 38: 6-8). Pero
Onán también es castigado por Dios con la muerte (Gén 38: 10) porque sabiendo
Onán “que la prole no sería suya , cuando entraba a la mujer de su hermano, se
derramaba en tierra por no dar prole a su hermano” (Gén 38: 9). Viendo esto,
Judá envía Tamar a la casa del padre, para no darle como marido Sela, su tercer
hijo (Gén 38: 10-11). Tamar entonces, vistiéndose de prostituta, se unió con
Judá mismo, y concibió a dos gemelos. Descubierta la verdad, Judá dio razón a
Tamar y reconoció que “mejor que yo es ella” (Gén 38: 26).
En el libro de Rut se
cuenta la historia de la misma mujer, Rut la moabita, quien se quedó viuda tras
haberse casado con uno de los hijos de Elimèlech. Junto con la suegra Noemí, se
vio obligada a pedir limosna para sobrevivir, y a recoger en los campos las
espigas desechadas por los espigadores, hasta el momento en que se casa con
Boaz, pariente de su difunto marido.
El caso propuesto a
Jesús por los Saduceos nos recuerda la historia de Tobías, hijo de Tobit, que
se casa con Sara hija de Ragüel, viuda de siete maridos, matados todos por
Asmodeo, el demonio de la lujuria, en el momento en que se unían a ella. Tobías
tiene derecho a casarse con ella porque era de su tribu (Tob 7-9).
Jesús hace notar a los
Saduceos que el matrimonio provee a la procreación y por consiguiente es
necesario para el futuro de la especie humana, ya que ninguno de los “hijos de
este mundo” (v. 34) es eterno Pero “los que alcancen a ser dignos de tener parte
en aquel mundo” (v. 35) no toman ni marido, ni mujer ya que “ni pueden ya morir
” (v.35-36), viven en Dios: “porque son como los ángeles y son hijos de Dios,
por ser hijos de la resurrección” (v. 36). Ya en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento, los ángeles son llamados hijos de Dios (véase por ejemplo Gen 6: 2;
Sal 29, 1; Lc 10, 6; 16, 8). Esta frase de Jesús nos recuerda la carta de Pablo
a los Romanos, donde está escrito que Jesús es el Hijo de Dios por su
resurrección, él, el primogénito de entre los muertos, es por excelencia el
hijo de la resurrección (Rom 1, 4). Podemos citar aquí también los textos de
san Pablo sobre la resurrección de los muertos como evento de salvación cuya
naturaleza es espiritual (1 Cor 15: 35-50).
● Yo soy: El Dios
de los vivos
Jesús confirma la
realidad de la resurrección citando otro pasaje del Éxodo, esta vez del pasaje
de la revelación de Dios a Moisés en la zarza ardiendo. Los Saduceos hacen
hincapié en su punto de vista, citando a Moisés. Y del mimo modo Jesús rechaza
su argumento citando él también a Moisés: “Y que los muertos resucitan lo ha
indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de
Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” (v. 37). En el Éxodo, vemos que
el Señor se revela a Moisés con estas palabras: “Yo soy el Dios de tu padre, el
Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” (Ex 3: 6). El Señor luego
sigue revelando a Moisés su nombre divino: “Yo-Soy” (Ex 3: 14). La palabra
hebraica ehjeh, cuya raíz es Hei-Yod-Hei, usada para indicar el
nombre divino en Ex 3: 14, significa Yo soy aquel que es; Yo soy
aquel que existe. La raíz puede significar asimismovida, existencia. Por
ello, Jesús puede concluir: “No es un Dios de muertos, sino de vivos” (v. 38).
En este mismo verso Jesús especifica que “para él todos viven”. Al reflexionar
sobre la muerte de Jesús, en la carta a los Romanos, Pablo escribe: “Porque
muriendo, murió al pecado una vez para siempre: pero viviendo, vive para
Dios. Así, pues, haced cuenta de que estáis muertos al pecado, pero vivos para
Dios en Cristo Jesús” (Rom 6:10).
Podemos decir que
Jesús, una vez más, hace ver a los Saduceos que la fidelidad de Dio para su
pueblo, para la persona individual, no se basa en la existencia o no de un
reino político (en el caso de la fidelidad de Dios al pueblo), y tampoco en el
tener o no prosperidad y descendencia en esta vida. La esperanza del verdadero
creyente no estriba en las cosas de este mundo, sino en el Dios vivo. Por ello,
los discípulos de Jesús están llamados a vivir como los hijos de la
resurrección, es decir como los hijos de la vida en Dios, como el Maestro y
Señor, “como quienes han sido engendrados no de semilla corruptible, sino
incorruptible, por la palabra viva y permanente de Dios” (1 Pe 1: 23).
b) Preguntas para
ayudar la reflexión:
● ¿Qué te ha llamado
la atención en el Evangelio? ¿Qué palabra? ¿Qué actitud particular?
● Trata de releer el
texto del Evangelio en el contexto de los otros textos bíblicos citado en la
llave de lectura. Busca tu mismo/a otros textos.
● ¿Cómo interpretas el
conflicto que surge entre los jefes del pueblo y los Saduceos con Jesús?
● Reflexiona sobre
cómo Jesús se escara con el conflicto. ¿Qué aprendes de su comportamiento?
● En tu opinión, ¿cuál
es el núcleo de la cuestión en la discusión?
● Para ti, ¿qué
significa la resurrección de los muertos?
● ¿Te sientes
hijo/a de la resurrección?
● Para ti, ¿qué
significa vivir la resurrección desde el momento presente?
3. Oratio
Del
Salmo 17
Nos saciaremos, Señor,
contemplando tu rostro.
Escucha, Señor, mi causa,
hazme caso cuando
grito,
presta oído a mi
plegaria,
que no hay doblez en
mis labios.
Las sendas trazadas,
ajustando mis pasos;
por tus veredas no
vacilan mis pies.
Te invoco, oh Dios,
pues tú me respondes,
inclina a mí tu oído,
escucha mis palabras
Protégeme a la sombra
de tus alas
Pero yo, rehabilitado,
veré tu rostro,
al despertar te
contemplaré hasta que quiera.
4. Contemplatio
Del diario místico de
la
Hermana María
Evangelista de la Santísima Trinidad, O.Carm.
También esta vida
terrena está repleta de amor, de dones de “verdad”, dones escondidos y al mismo
tiempo revelados por el signo... Siento inmenso agradecimiento por todos los
valores humanos. Vivir en comunión con la creación, en amistad con los hermanos,
en apertura hacia la obra de Dios y la obra del hombre, en permanente
experiencia de los dones de la vida, aunque sean dones sufridos, aunque sean
sencillamente humanos, es una gracia continua, un don que no termina.
Orden de los Carmelitas