miércoles, 4 de mayo de 2011

Dios entregó a su Hijo para que el que crea en Él no muera

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la 2ª. Semana de Pascua.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Juan 3,16-21.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios". 
Comentario

• El evangelio de Juan es como un tejido, hecho con tres hilos diferentes pero parecidos. Los tres se combinan tan bien entre sí que, a veces, no da para percibir cuando se pasa de un hilo al otro. (a) El primer hilo son los hechos y las palabras de Jesús de los años treinta, conservados por los testigos oculares que guardaron las cosas que Jesús hizo y enseñó. (b) El segundo hilo son los hechos de la vida de las comunidades. A partir de su fe en Jesús y convencidas de la presencia de Jesús en medio de ellas, las comunidades iluminaban su caminar con las palabras y los gestos de Jesús. Esto ha tenido un impacto sobre la descripción de los hechos. Por ejemplo, el conflicto de las comunidades con los fariseos del final del primer siglo marcó la forma de describir los conflictos de Jesús con los fariseos. (c) El tercer hilo son comentarios hechos por el evangelista. En ciertos pasajes, es difícil percibir cuando Jesús deja de hablar y cuando el evangelista empieza a hacer sus comentarios. El texto del evangelio de hoy, por ejemplo, es una bonita y profunda reflexión del evangelista sobre la acción de Jesús. La gente casi no percibe la diferencia entre las palabras de Jesús y las palabras del evangelista. De cualquier forma, tanto las unas como las otras, son palabras de Dios.

• Juan 3,16: Dios amó el mundo. La palabra mundo es una de las palabras más frecuentes en el Evangelio de Juan: ¡78 veces! Tiene diversos significados. En primer lugar, mundo puede significar la tierra, el espacio habitado por los seres humanos (Jn 11,9; 21,25) o el universo creado (Jn 17,5.24). Mundo puede significar también las personas que habitan esta tierra, la humanidad toda (Jn 1,9; 3,16; 4,42; 6,14; 8,12). Puede significar también un gran grupo, un grupo numeroso de personas, en el sentido de la expresión “todo el mundo” (Jn 12,19; 14,27). Aquí, en nuestro texto, la palabra mundo tiene el sentido de humanidad, de todo ser humano. Dios ama la humanidad de tal modo que llegó a entregar a su hijo único. Quien acepta que Dios llega hasta nosotros en Jesús, éste ya pasó por la muerte y ya tiene vida eterna.

• Juan 3,17-19: El verdadero sentido del juicio. La imagen de Dios que aflora de estos tres versículos es la de un padre lleno de ternura y no la de un juez severo. Dios mandó a su hijo no para juzgar y condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. Quien cree en Jesús y lo acepta como revelación de Dios no es juzgado, pues ya ha sido aceptado por Dios. Y quien no cree en Jesús, ya ha sido juzgado. Se excluye él mismo. Y el evangelista repite lo que ya ha dicho en el prólogo: muchas personas no quieren aceptar a Jesús, porque su luz revela la maldad que en ellas existe (cf. Jn 1,5.10-11).

• Juan 3,20-21: Practicar la verdad. Existe en todo ser humano una semilla divina, un rasgo del Creador. Jesús, como revelación del Padre, es una respuesta a este deseo más profundo del ser humano. Quien quiere ser fiel a lo más profundo de sí mismo, aceptará a Jesús. Es difícil encontrar una visión ecuménica más amplia que lo que el Evangelio de Juan expresa en estos versículos.

• Completando el significado de la palabra mundo en el Cuarto Evangelio. Otras veces, la palabra mundo significa aquella parte de la humanidad que se opone a Jesús y a su mensaje. Allí la palabra mundo toma el sentido de “adversarios” u “opositores” (Jn 7,4.7; 8,23.26; 9,39; 12,25). Este mundo contrario a la práctica libertadora de Jesús está gobernado por el Adversario o Satanás, también llamado “príncipe de este mundo” (Jn 14,30; 16,11). El representa el imperio romano y, al mismo tiempo, los líderes de los judíos que están expulsando a los seguidores de Jesús de las sinagogas. Este mundo persigue y mata las comunidades, trayendo tribulaciones a los fieles (Jn 16,33). Jesús las liberará, venciendo al príncipe de este mundo (Jn 12,31). Así, mundo significa una situación de injusticia, de opresión, que engendra odio y persecución contra las comunidades del Discípulo Amado. Los perseguidores son aquellas personas que están en el poder, los dirigentes, tanto del imperio como de la sinagoga. En fin, todos aquellos que practican la injusticia usando para esto el nombre de Dios (Jn 16,2). La esperanza que el evangelio trae a las comunidades perseguidas es que Jesús es más fuerte que el mundo. Por esto dice: “En el mundo tendréis tribulaciones. Pero ¡ánimo: yo vencí el mundo!” (Jn 16,33).

Los Carmelitas