viernes, 20 de enero de 2012

Jesús nos llama a ayudarle a salvar el mundo

¡Amor y paz!

Hasta ahora eran cinco los discípulos de Jesús: los hermanos Simón y Andrés; Santiago y Juan, también hermanos,  y Leví. Hoy Marcos nos narra la institución de los Doce. Para hacerlo, el Señor sube a la montaña, lugar escogido por Él para orar.
 
Destaca el evangelista que Jesús “llamó a su lado a los que quiso”, lo cual indica que Él es quien toma la iniciativa de la vocación, y también afirma que los instituyó “para que estuvieran con Él” y “para enviarlos a predicar”. Los apóstoles, por tanto, están con Jesús, deben estar con Él, a su lado, lo cual indica una relación muy directa y personal, pero al mismo tiempo son enviados, que es lo que significa ‘apóstol’.
 
Es interesante notar también que al nombrar a ‘doce’ apóstoles, se indica que está instituyendo el nuevo Israel, el nuevo Pueblo de Dios. Hay que recordar que Israel tiene como estructura nacional fundamental a las doce tribus que llevan el nombre de los doce hijos de Jacob.
 
Los invito, hermanos, a leer y meditar el evangelio y el comentario, en este viernes de la 2ª. Semana del tiempo ordinario.
 
Dios los bendiga…
 
Evangelio según San Marcos 3,13-19.  
Después subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él,  y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios. Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
Comentario
 
En el Evangelio, Jesús hace compañeros suyos a doce discípulos, escogidos de entre la multitud que lo seguía; les da poder sobre los demonios y los envía a predicar. Estos doce, cuyos nombres gloriosos nos trae hoy el Evangelio, fueron el comienzo de la Iglesia a la que todos pertenecemos por la fe, el amor y el bautismo, así como los doce hijos de Jacob fueron el comienzo de las tribus de Israel.
 
¿Acaso Jesús no nos ha llamado a cada uno por nuestro nombre? ¿Acaso no nos sentimos compañeros de Jesús, como los doce, enviados a predicar la Buena Noticia, a expulsar los demonios, a conformar la Iglesia?
 
A veces pensamos que eso es asunto de los curas y de las monjas, y no asumimos el lugar y el papel que nos corresponden al lado de Jesús. ¿Qué hubiera pasado si los doce apóstoles hubieran actuado, como tantas veces actuamos nosotros? ¿O si todos hubieran entregado a Jesús como Judas?
 
Hoy deberíamos sentir el llamado de Jesús a seguirle, a ayudarle en la tarea de la predicación del Evangelio y de la construcción de la Iglesia. Lo deberíamos sentir todos, hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos. Porque a todos Jesús nos sigue llamando y enviando.
 
Servicio Bíblico Latinoamericano
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