¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la manera de la lectio divina, en este martes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Lucas 12,35-38
Lectio
Martes, 20 de octubre de 2020
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno, te pedimos entregarnos a ti con fidelidad y servirte con sincero corazón. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Lucas 12,35-38
«Tened ceñida la cintura y las lámparas encendidas, y sed como hombres que
esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame,
al instante le abran. Dichosos los siervos a quienes el señor, al venir,
encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa
y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la
tercera, si los encuentra así, ¡dichosos ellos!
3) Reflexión
• Por medio de la parábola, el evangelio de hoy nos exhorta a la
vigilancia.
• Lucas 12,35: Exhortación a la vigilancia. "Tened ceñida la cintura y las lámparas encendidas”. Ceñirse significaba amarrar una tela o una cuerda alrededor del traje talar, para que no estorbara los movimientos del cuerpo. Estar ceñido significaba estar preparado, pronto para la acción inmediata. La víspera de la huida hacia Egipto, en la hora de celebrar la pascua, los israelitas debían ceñirse, esto es, estar preparados para poder partir inmediatamente (Ex 12,11). Cuando alguien iba a trabajar, a luchar o a ejecutar una tarea se ceñía (Ct 3,8). En la carta a los Efesios, Pablo describe la armadura de Dios y dice que los riñones deben estar ceñidos con el cíngulo de la verdad (Ef 6,14). Las lámparas debían de estar encendidas, pues la vigilancia es tarea tanto para el día como para la noche. Sin luz no se anda en la oscuridad de la noche.
• Lucas 12,36: La parábola. Para explicar lo que significa estar ceñido, Jesús
cuenta una pequeña parábola. “Y sed como hombres que esperan a que su señor
vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran.”
La tarea de aguardar la llegada del dueño exige una vigilancia constante y
permanente, sobre todo cuando es de noche, pues el dueño no tiene una hora
determinada para volver. Puede hacerlo en cualquier momento. El empleado ¡ha de
estar atento, vigilante siempre!
• Lucas 12,37: Promesa de felicidad. “Dichosos los siervos a quienes
el señor, al venir, encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará
ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá.” Aquí, en esta promesa
de felicidad, los papeles se invierten. El dueño se vuelve empleado y empieza a
servir al empleado que se vuelve dueño. Evoca a Jesús en la última cena que,
aún siendo señor y maestro, se hizo siervo y empleado de todos (Jn 13,4-17). La
felicidad prometida tiene que ver con el futuro, con la felicidad en el fin de
los tiempos, y es lo opuesto de aquello que Jesús prometió en otra parábola que
decía: “¿Quién de vosotros que tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando
regresa del campo, le dice: `Pasa al momento y ponte a la mesa?' ¿No le dirá más
bien: `Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme y luego que yo haya
comido y bebido comerás y beberás tú?' ¿Acaso tiene que dar las gracias al
siervo porque hizo lo que le mandaron? De igual modo vosotros, cuando hayáis
hecho todo lo que os mandaron, decid: No somos más que unos pobres siervos;
sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer.” (Lc 17,7-10).
• Lucas 12,38: Repite la promesa de felicidad. “Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos ellos!” Repite la promesa de felicidad que exige vigilancia total. El dueño puede volver en medio de la noche, a las tres de madrugada, o en cualquier otro momento. El empleado tiene que estar preparado, ceñido para poder entrar en acción.
4) Para la reflexión personal
• Somos empleados de Dios. Debemos estar ceñidos, preparados, atentos
y vigilantes, veinte y cuatro horas al día. ¿Lo consigues? ¿Cómo?
• La promesa de felicidad futura es al revés del presente. ¿Qué nos revela esto de cara a la bondad de Dios para con nosotros, para conmigo?
5) Oración final
Escucharé lo que habla Dios.
Sí, el Señor habla de futuro
para su pueblo y sus amigos,
que no recaerán en la torpeza.
Su salvación se acerca a sus adeptos,
y la Gloria morará en nuestra tierra. (Sal 85,9-10)
Orden de los Carmelitas