miércoles, 10 de junio de 2015

Quien cumpla y enseñe los mandamientos será grande en el Reino

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la 10ª semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga….

Evangelio según San Mateo 5,17-19. 
Jesús dijo a sus discípulos: «No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.»  

Comentario

a) Jesús, en el sermón de la montaña, compara el Antiguo Testamento (AT) con el Nuevo Testamento (NT): un tema que no resultaba nada fácil para los primeros cristianos.

Jesús criticó repetidas veces las interpretaciones que se hacían de la ley de Moisés, pero no la desautorizó, sino que la cumplió e invitó a cumplirla, porque, durante siglos, había sido, para el pueblo elegido, la concretización de la voluntad de Dios.

No ha venido a abolir el AT, sino a perfeccionarlo, a llevarlo a su plenitud. Pondrá, sucesivamente, varios ejemplos (referentes a la caridad fraterna, la fidelidad conyugal, la claridad de la verdad). Siempre en la línea de una interiorización vivencial, sin conformarse con el mero cumplimiento exterior.

b) El AT no está derogado. Está perfeccionado por Jesús y su evangelio.

Los mandamientos de Moisés siguen siendo válidos. La Pascua de Israel ya fue salvación liberadora, aunque tiene su pleno cumplimiento en la Pascua de Cristo y en la nuestra. La Alianza del Sinaí (Juan Pablo II la llamó «la nunca derogada primera Alianza») ya era sacramento de salvación, pero ahora ha recibido su plenitud en el sacrificio pascual de Cristo en la cruz y en su celebración memorial de la Eucaristía. Lo mismo podemos decir de los sacrificios y del sacerdocio y del Templo y del Pueblo elegido de Dios: en el NT llegan a su realización definitiva en Cristo y su Iglesia.

Seguimos leyendo con interés el AT, como palabra eficaz de Dios e historia de salvación, como diálogo vivo entre la fidelidad de Dios y la manifiesta infidelidad de su pueblo. En algunos aspectos -el sábado, la circuncisión, el Templo, los sacrificios de corderos- la nueva comunidad de Jesús se ha distanciado de la ley antigua. Pero, en la mayoría de sus elementos, sigue consciente de la gracia salvadora de Dios que ya empezó entonces y continúa ahora: basta recordar cómo seguimos rezando los salmos del AT. Eso sí, conscientes de que Jesús ha llevado a su perfección todo lo que se nos dice en el AT, como lo ha hecho en este sermón de la montaña con el novedoso programa de sus bienaventuranzas. No nos lo ha hecho más fácil, sino más profundo e interior.

J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 5
Tiempo Ordinario. Semanas 10-21
Barcelona 1997. Págs. 20-23