¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este martes
de la 29a semana del tiempo ordinario, ciclo C.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: Lucas 12,35-38
Lectio
Martes, 22 Octubre ,
2019
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno, te
pedimos entregarnos a ti con fidelidad y servirte con sincero corazón. Por
nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según
Lucas 12,35-38
«Tened ceñida la cintura y las
lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la
boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los
siervos a quienes el señor, al venir, encuentre despiertos: yo os aseguro que
se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que
venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos
ellos!
3) Reflexión
• Por medio de la parábola, el
evangelio de hoy nos exhorta a la vigilancia.
• Lucas 12,35: Exhortación a la
vigilancia. "Tened ceñida la cintura y las lámparas encendidas”. Ceñirse
significaba amarrar una tela o una cuerda alrededor del traje talar, para que
no estorbara los movimientos del cuerpo. Estar ceñido significaba estar
preparado, pronto para la acción inmediata. La víspera de la huida hacia
Egipto, en la hora de celebrar la pascua, los israelitas debían ceñirse, esto
es, estar preparados para poder partir inmediatamente (Ex 12,11). Cuando
alguien iba a trabajar, a luchar o a ejecutar una tarea se ceñía (Ct 3,8). En
la carta a los Efesios, Pablo describe la armadura de Dios y dice que los
riñones deben estar ceñidos con el cíngulo de la verdad (Ef 6,14). Las lámparas
debían de estar encendidas, pues la vigilancia es tarea tanto para el día como
para la noche. Sin luz no se anda en la oscuridad de la noche.
• Lucas 12,36: La parábola. Para
explicar lo que significa estar ceñido, Jesús cuenta una pequeña parábola. “Y
sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en
cuanto llegue y llame, al instante le abran.” La tarea de aguardar la llegada
del dueño exige una vigilancia constante y permanente, sobre todo cuando es de
noche, pues el dueño no tiene una hora determinada para volver. Puede hacerlo
en cualquier momento. El empleado ¡ha de estar atento, vigilante siempre!
• Lucas 12,37: Promesa de felicidad.
“Dichosos los siervos a quienes el señor, al venir, encuentre despiertos: yo os
aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les
servirá.
” Aquí, en esta promesa de felicidad,
los papeles se invierten. El dueño se vuelve empleado y empieza a servir al
empleado que se vuelve dueño. Evoca a Jesús en la última cena que, aún siendo
señor y maestro, se hizo siervo y empleado de todos (Jn 13,4-17). La felicidad
prometida tiene que ver con el futuro, con la felicidad en el fin de los
tiempos, y es lo opuesto de aquello que Jesús prometió en otra parábola que
decía:
“¿Quién de vosotros que tiene un siervo arando
o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: `Pasa al momento y ponte a
la mesa?' ¿No le dirá más bien: `Prepárame algo para cenar, y cíñete para
servirme y luego que yo haya comido y bebido comerás y beberás tú?' ¿Acaso
tiene que dar las gracias al siervo porque hizo lo que le mandaron? De igual
modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os mandaron, decid: No somos más
que unos pobres siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer.” (Lc
17,7-10).
• Lucas 12,38: Repite la promesa de
felicidad. “Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra
así, ¡dichosos ellos!” Repite la promesa de felicidad que exige vigilancia
total. El dueño puede volver en medio de la noche, a las tres de madrugada, o
en cualquier otro momento. El empleado tiene que estar preparado, ceñido para
poder entrar en acción.
4) Para la reflexión
personal
• Somos empleados de Dios. Debemos
estar ceñidos, preparados, atentos y vigilantes, veinte y cuatro horas al día.
¿Lo consigues? ¿Cómo?
• La promesa de felicidad futura es
al revés del presente. ¿Qué nos revela esto de cara a la bondad de Dios para
con nosotros, para conmigo?
5) Oración final
Escucharé lo que habla Dios.
Sí, el Señor habla de futuro
para su pueblo y sus amigos,
que no recaerán en la torpeza.
Su salvación se acerca a sus adeptos,
y la Gloria morará en nuestra tierra.
(Sal 85,9-10)
Orden de los Carmelitas