¡Amor y paz!
Hacia el final de su última reunión con sus discípulos, la tarde del Jueves Santo, el tono de Jesús cambia. Juan nos lo muestra rogando al Padre como a su único interlocutor. Pronunciará la ‘Oración sacerdotal’, en favor de sus discípulos. Se va, pero no los olvida….
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Martes de la Séptima Semana de Pascua.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Juan 17,1-11.
Después de hablar así, Jesús levantó los ojos al cielo, diciendo: "Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti, ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que él diera Vida eterna a todos los que tú les has dado. Esta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía contigo antes que el mundo existiera. Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra. Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les comuniqué las palabras que tú me diste: ellos han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado. Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti. Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros.
Comentario
Leemos hoy y en los dos próximos días, toda la oración-testamento de Jesús (Jn 17,1-26). En el uso litúrgico se llama oración sacerdotal, desde el siglo XVI. Y en el contexto ecuménico, oración por la unión de los cristianos. Tiene, pues, diferentes lecturas, según los contextos en que se use. En la Biblia es una síntesis de la teología joánica, escrita en el género literario “oracional”. A este género literario pertenecen los discursos-testamento que el AT pone en boca de personajes como Jacob (Gn 49) y Moisés (Dt 31-34).
Esta oración-testamento del evangelio de Juan, resume en boca de Jesús los temas importantes de su misión y su enseñanza, centrándolos en la unidad de amor y de vida de Jesús con el Padre. Unidad, por la que el Hijo participa de la gloria del Padre. La gloria de Dios se manifiesta en la actividad salvadora por la que Dios da nueva vida. De esa gloria participa Jesús como su enviado, porque, unido a Dios Padre, lo da a conocer dando nueva vida. Y los discípulos y discípulas, que han creído en Jesús y permanecen unidos a él, participan en Jesús de su unidad de vida con el Padre y de su misión y su gloria. Por eso Jesús ruega al Padre por ellos, para que sean uno entre sí y con Jesús, porque han de continuar su misión frente a la maldad y la injusticia que dominan el mundo. Hasta ahí leemos hoy (17,1-11).
Toda la oración tiene intención exhortativa. Y es más impactante porque en labios de Jesús se dirige a Dios Padre. Las insistencias, reflejan los problemas reales de asechanzas y divisiones que sufría la comunidad joánica.
Se cumple hoy la Palabra proclamada
Los contenidos teológicos y el clima del género literario de esos dos textos de despedida y testamento de Jesús y de Pablo, nos trasmiten emotivas cargas de responsabilidad en la vivencia testimonial de la fe cristiana. Hay personas que se han entregado totalmente por la Causa del Reino, y han traído así la fe hasta nuestras vidas. Sobre todo Jesús; y, luego, quienes han sido sus testigos para nosotros, desde aquellos primeros, hasta los que hoy conocemos personalmente. La fe se transmite así en la historia, de testimonio en testimonio. Y nuestras vidas alcanzadas por la fe, se han de entregar igualmente por la Causa del Reino de vida, según la justicia y la misericordia del Dios que da nueva vida, digna, justa, filial, fraterna y solidaria.
En la unión vital con Jesús, participamos nosotros de su unión íntima con el Padre. Y su gloria se manifestará en nosotros, en la medida en que colaboremos en hacer efectivo su Proyecto de vida “mejor”, más humana, justa y solidaria, en nuestros prójimos; ante todo, en quienes llevan una vida más inhumana o deshumanizada.
Servicio Bíblico Latinoamericano
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