viernes, 10 de mayo de 2013

Desde la óptica cristiana, todo sufrimiento puede ser fecundo

¡Amor y paz!

El Evangelio nos trae hoy una de las parábolas más cortas, una de las más emotivas observaciones de Jesús. Una pista para resolver el problema del mal; ¿por qué hay sufrimiento? Paul Claudel escribió iluminadamente "Dios no vino a suprimir el sufrimiento, ni siquiera a explicarlo, vino a llenarlo de su presencia".

Para Jesús, los sufrimientos de esta vida no son sufrimientos de agonía, que conducen a la muerte. Son sufrimientos de parto, de alumbramiento, que conducen a la vida. Es una visión nueva de las cosas. Todo sufrimiento, dice Jesús es fecundo.

Jesús no dejará a los suyos en la estacada. Volverá a verlos. Con ese encuentro va también unida la experiencia de la alegría colmada y que ningún poder del mundo hará desaparecer. "Y se alegrará vuestro corazón".

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este viernes de la VI Semana de Pascua.

Dios los bendiga..

Evangelio según San Juan 16,20-23a. 
En verdad les digo que llorarán y se lamentarán, mientras que el mundo se alegrará. Ustedes estarán apenados, pero su tristeza se convertirá en gozo. La mujer se siente afligida cuando está para dar a luz, porque le llega la hora del dolor. Pero después que ha nacido la criatura se olvida de las angustias por su alegría tan grande; piensen: ¡un ser humano ha venido al mundo! Así también ustedes ahora sienten tristeza, pero yo los volveré a ver y su corazón se llenará de alegría, y nadie les podrá arrebatar ese gozo. Cuando llegue ese día ya no tendrán que preguntarme nada. En verdad les digo que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre se lo concederá.
Comentario

Jesús dijo esto la víspera de morir. Nos imaginamos muy bien la tristeza de los discípulos en la ausencia de Jesús, por su muerte. La comunidad se encuentra en el mundo sin el apoyo externo de Jesús, expuesta a los ataques, la tristeza, las acusaciones y el desconcierto.

El evangelista contempla con una sola mirada, la situación de los discípulos en la muerte de Jesús y la situación de los cristianos de todos los tiempos.
Nos encontramos con ese fenómeno singular de la alegría del mundo incrédulo.

Frente a la fe, el mundo muestra ese sentimiento de superioridad, que le hace mirarla con desprecio, por encima del hombro y equipararla poco más o menos, con la estupidez o la falta de luces.

"Pero vuestra tristeza se convertirá en alegría" "Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor" (20,20).

También es verdad hoy. ¿Tengo yo la experiencia del paso de la tristeza a la alegría, a partir de Jesús? Estar bajo de moral, desanimado, incapaz de encontrar humanamente una solución, aplastado por una situación?

Ponerse a rezar... Ir a un lugar silencioso y hablar a Jesús. Tomar el evangelio y leer con calma la primera página que se nos presenta... hablar con un sacerdote o con un hombre o mujer de fe... y sucede lo que dice Jesús: la tristeza se cambia en gozo.

Nada cambia en las circunstancias externas -el mal o la desgracia siguen existiendo, desgraciadamente- y sin embargo la tristeza se ha cambiado en gozo. Una alegría brota misteriosamente como una fuente en el desierto.