¡Amor y paz!
Perdonen y serán perdonados. Esta es la actitud del
verdadero discípulo de Cristo. La grandeza del hombre, la realización auténtica
de su ser, consiste en ser imagen de Dios, acercándose a su modelo, Cristo. La misericordia
de Dios es necesaria para juzgar como Él, superando todas las medidas humanas.
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este lunes de la 23ª. Semana de Cuaresma.
Dios nos bendice…
Evangelio según San
Lucas 6,36-38.
Jesús dijo a sus discípulos: «Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».
Comentario
«Ved, hermanos, que la cosa está clara y que la
amonestación es útil... Todo hombre, al mismo tiempo que es deudor ante Dios, tiene
a su hermano por deudor... Por esto el Dios justo estableció que, así como te
comportes con tu deudor, se comportará Él contigo... Respecto al perdón, tú no
solo quieres que se te perdone tu pecado, sino que también tienes a quién
perdonar... Por tanto, si queremos que se nos perdone a nosotros, hemos de
estar dispuestos a perdonar todas las culpas que se cometan contra nosotros...»
(Agustín de Hipona. Sermón 83,2-4).
Resida en el alma amansada y humilde la
misericordiosa disponibilidad para el perdón. Solicite perdón quien ofendió;
concédalo quien lo recibió. Así observaremos el precepto del Señor.
P. Manuel Garrido Bonaño, O.S.B.