¡Amor y paz!
Lamentablemente hoy son
menos los jóvenes que cuando escogen una profesión u oficio incluyen el
servicio entre los criterios decisivos. ¿Con cuál profesión o actividad puedo
servir yo más a los demás? No. Lo que más se preguntan es con qué carrera se
puede hacer más dinero y más rápidamente.
¡Cuán diferentes son los
criterios que recomienda Jesús a sus discípulos! Se trata de hacer el bien, de
recibir, de acoger, a nombre de Él, hasta al más humilde de los seres humanos.
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el evangelio y el comentario, en este lunes de la XXVI Semana
del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Lucas 9,46-50.
Entonces se les ocurrió preguntarse quién sería el más grande. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo, les dijo: "El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande". Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros". Pero Jesús le dijo: "No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes".
Comentario
El texto que comentamos
consta de dos unidades diferentes. La primera (9. 46-48) trata de la relación
de los creyentes entre sí. La segunda (9. 49-50) se preocupa de la actitud de
la iglesia ante los valores de los hombres que permanecen fuera de ella.
Común en ambas es la
preocupación por superar la autosuficiencia de los grandes y el orgullo de
grupo que ha podido surgir dentro de la iglesia. En ambos casos nos hallamos
ante una de las expresiones más auténticas del mensaje de Jesús para los
hombres.
La primera unidad se ocupa
de la constitución interna de los discípulos de Jesús o de la iglesia.
Siguiendo la lógica de este mundo parece evidente que lo más importante dentro
de la comunidad son aquéllos que destacan por sus cualidades o por la
responsabilidad de las funciones que están desarrollando. Por eso, los
apóstoles discutían sobre el puesto y nombre del mayor como lo hacen tantos
todavía. Pues bien, la respuesta de Jesús sigue siendo tan cortante ahora como
entonces: el mayor y más valioso es simplemente el más necesitado, el niño, el
indefenso.
NIÑO/VALORES:
El niño no es mayor por sus valores, su inocencia o su ternura.
Es importante sólo porque
es pobre, porque está necesitado de los otros y no puede resolver la vida por
sí mismo. En este aspecto, son valiosos con el niño todos los que están más
alejados, perdidos, indefensos, pobres. Ellos son los que han constituido el
centro de atención de Cristo. Ellos seguirán siendo el centro de los cuidados
de la iglesia. Por eso son los más valiosos e importantes.
Esto significa que la
iglesia no es una sociedad que está formada sobre el valor de las personas que
la integran, sino sobre las necesidades y miserias de aquéllos que precisan
recibir su ayuda.
Su movimiento fundamental
no es la defensa de sus bienes interiores, sino aquella fuerza de expansión por
la que sale de sí misma y ofrece su ayuda a los que están necesitados (dentro y
fuera de sus filas).
Dentro de la perspectiva
del texto que comentamos es necesario completar esta verdad desde otro plano: a)decíamos
que importa el niño o necesitado que carece de todo y simplemente es el objeto
de la ayuda de los otros en la iglesia; b)después se añade que es grande aquél
que "se ha venido a hacer pequeño"; esto supone que tenía capacidad
para actuar y decidir, para buscar sus propios bienes y anhelar ventajas; sin
embargo, lo ha dejado todo y se ha convertido en pequeño para servir a los
demás.
Con esto hemos logrado
descubrir los dos tipos originales de oyentes de Jesús:
a) Discípulo u oyente es
el que escucha la palabra sobre el Reino y recibe el auxilio que le ofrece Cristo. (Los primeros que penetran en el Reino
son los pobres, los pequeños o los niños; quien les ayuda o les recibe ha
recibido o ayudado al mismo Cristo). b) Pero, a la vez, es discípulo el que
ayuda a los pequeños, el que vive preocupado por los otros y es pequeño
simplemente por servirles.
En esta perspectiva se
comprende la palabra de Jesús sobre los hombres que utilizan su mensaje (su
poder sobre las fuerzas del demonio) sin estar formando parte de su iglesia. El
evangelio es don abierto; todos tienen poder de utilizarlo. La iglesia es
servidora del mensaje de Jesús y no su dueña. Por eso no puede impedir que lo
utilicen los de fuera (9. 49-5- ). En definitiva, lo que importa no es el triunfo
externo de la iglesia o la ventaja que adquieren los cristianos; lo que vale es
que la fuerza y la verdad del reino se propague hacia los hombres.
COMENTARIOS A LA BIBLIA LITÚRGICA NT
EDIC MAROVA/MADRID 1976. Pág. 1311
EDIC MAROVA/MADRID 1976. Pág. 1311