miércoles, 28 de septiembre de 2022

Te seguiré adonde vayas

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este miércoles de la 26ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura del libro de Job   9, 1-12. 14-16

 

Job respondió a sus amigos, diciendo:

Sí, yo sé muy bien que es así: ¿cómo un mortal podría tener razón contra Dios? Si alguien quisiera disputar con él, no podría responderle ni una vez entre mil. Su corazón es sabio, su fuerza invencible: ¿quién le hizo frente y se puso a salvo?

El arranca las montañas sin que ellas lo sepan y las da vuelta con su furor. El remueve la tierra de su sitio y se estremecen sus columnas. El manda al sol que deje de brillar y pone un sello sobre las estrellas. El solo extiende los cielos y camina sobre las crestas del mar. El crea la Osa Mayor y el Orión, las Pléyades y las Constelaciones del sur. El hace cosas grandes e inescrutables, maravillas que no se pueden enumerar.

El pasa junto a mí, y yo no lo veo; sigue de largo, y no lo percibo. Si arrebata una presa, ¿quién se lo impedirá o quién le preguntará qué es lo que hace?

¡Cuánto menos podría replicarle yo y aducir mis argumentos frente a él! Aún teniendo razón, no podría responder y debería implorar al que me acusa. Aunque lo llamara y él me respondiera, no creo que llegue a escucharme.

 

Palabra de Dios.

 

SALMO         

 

Sal 87, 10b-11. 12-13. 14-15 (R.: 3a)

 

R.        Señor, que mi plegaria llegue a tu presencia.

 

Yo te invoco, Señor, todo el día,

con las manos tendidas hacia ti.

¿Acaso haces prodigios por los muertos,

o se alzan los difuntos para darte gracias?  R.

 

¿Se proclama tu amor en el sepulcro,

o tu fidelidad en el reino de la muerte?

¿Se anuncian tus maravillas en las tinieblas,

o tu justicia en la tierra del olvido?  R.

 

Yo invoco tu ayuda, Señor,

desde temprano te llega mi plegaria:

¿Por qué me rechazas, Señor?

¿Por qué me ocultas tu rostro?  R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   9, 57-62

 

Mientras Jesús y sus discípulos iban caminando, alguien le dijo a Jesús: «¡Te seguiré adonde vayas!»

Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.»

Y dijo a otro: «Sígueme.» El respondió: «Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre.» Pero Jesús le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios.»

Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos.» Jesús le respondió: «El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios.»

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • Job y sus amigos buscan respuesta a la pregunta sobre el mal que agobia a los inocentes, y no la encuentran.
  • Job no se atreve a litigar contra Dios, se aferra, tenazmente a la certeza de que Dios es «sabio», es «inteligente», es «bueno», es «poderoso» y ha dado muchas pruebas en su creación maravillosa.
  • Frente al mal, Job no acaba de recibir respuesta y sus amigos en lugar de ayudarlo meten cizaña en su corazón.
  • A Dios, no se le piden cuentas, ni se le reclama por lo que está haciendo; esta es la verdad esencial que Job mantendrá.

***

  • Jesús en el camino hacia Jerusalén, donde va al encuentro con su destino, establece criterios para aquellos que quieren ser sus discípulos. Con mucha claridad muestra lo que significa renunciar a sí mismo, tomar la cruz y seguirlo.
  • En territorio samaritano se presentan a Jesús tres candidatos al discipulado y a la misión. El primer y el tercer candidato se presentan espontáneamente a Jesús mientras que el segundo es llamado directamente. El evangelio nos coloca frente a tres actitudes. Las respuestas que encontramos no debemos tomarlas al pie de la letra, sino como una manera expresiva de acentuar la radicalidad del seguimiento que pide Jesús, y su urgencia, porque hay mucho trabajo y no nos podemos entretener en cosas secundarias.
  • La existencia de Jesús se tipifica en forma de camino, por lo tanto la de sus discípulos tendrá que aparecer como seguimiento. Frente a aquéllos que quieran seguirlo, poniéndole condiciones, Jesús exige renuncia e incondicionalidad confiada en las manos del Padre.
  • Enterrar a los familiares muertos era una grave obligación del cuarto mandamiento para los contemporáneos de Jesús. A pesar de todo seguir a Jesús y el servicio al Reino está sobre todo, aún sobre los preceptos de la antigua Alianza. La cercanía del Reino exige la superación de todos los deberes, aun los más sagrados. El que deja que los muertos entierren a sus muertos nos transmite que el amor de Dios desborda todas las posibilidades humanas del amor. Sólo así, desde el desprendimiento y la entrega por el reino, todo amor humano  llega a su máxima plenitud.
  • Del mismo modo, el que toma el arado sin mirar atrás, marca la decisión total y definitiva. Para seguir a Jesús, no se puede apartar la mirada de la meta del reino, que se ha iniciado. No valen para el Reino los que dan importancia a lo que dejan. Solamente valen aquéllos que aceptan su destino de servicio y de entrega.
  • Seguir a Jesús exige el «en seguida» y el «totalmente». El Reino de Jesús no es una mezcla entre el sí y el no; por eso lo recibe el que se arriesga.
  • Jesús convoca a todos los hombres, invitándonos a construir el Reino. Esto implica: abandono del pasado para dar paso a la novedad del evangelio, pasión por el presente vivido en la entrega y la generosidad, mirada puesta en el futuro, sostenidos por la esperanza en un Dios que no defrauda.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Acepto las condiciones de Jesús para seguirlo?
  • ¿Cuáles son mis excusas?
  • ¿Siento pasión por el reino?

 

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

 

Te seguiré adonde vayas

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral