¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios y el comentario,
hoy Miércoles
de Ceniza.
Dios
nos bendice...
Primera
lectura
Lectura de la profecía
de Joel (2,12-18):
AHORA —oráculo del Señor—,,
convertíos a mí de todo corazón,
con ayunos, llantos y lamentos;
rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos,
y convertíos al Señor vuestro Dios,
un Dios compasivo y misericordioso,
lento a la cólera y rico en amor,
que se arrepiente del castigo.
¡Quién sabe si cambiará y se arrepentirá
dejando tras de sí la bendición,
ofrenda y libación
para el Señor, vuestro Dios!
Tocad la trompeta en Sion,
proclamad un ayuno santo,
convocad a la asamblea,
reunid a la gente,
santificad a la comunidad,
llamad a los ancianos;
congregad a los muchachos
y a los niños de pecho;
salga el esposo de la alcoba
y la esposa del tálamo.
Entre el atrio y el altar
lloren los sacerdotes,
servidores del Señor,
y digan:
«Ten compasión de tu pueblo, Señor;
no entregues tu heredad al oprobio
ni a las burlas de los pueblos».
¿Por qué van a decir las gentes:
«Dónde está su Dios»?
Entonces se encendió
el celo de Dios por su tierra
y perdonó a su pueblo.
Palabra de Dios
AHORA —oráculo del Señor—,,
convertíos a mí de todo corazón,
con ayunos, llantos y lamentos;
rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos,
y convertíos al Señor vuestro Dios,
un Dios compasivo y misericordioso,
lento a la cólera y rico en amor,
que se arrepiente del castigo.
¡Quién sabe si cambiará y se arrepentirá
dejando tras de sí la bendición,
ofrenda y libación
para el Señor, vuestro Dios!
Tocad la trompeta en Sion,
proclamad un ayuno santo,
convocad a la asamblea,
reunid a la gente,
santificad a la comunidad,
llamad a los ancianos;
congregad a los muchachos
y a los niños de pecho;
salga el esposo de la alcoba
y la esposa del tálamo.
Entre el atrio y el altar
lloren los sacerdotes,
servidores del Señor,
y digan:
«Ten compasión de tu pueblo, Señor;
no entregues tu heredad al oprobio
ni a las burlas de los pueblos».
¿Por qué van a decir las gentes:
«Dónde está su Dios»?
Entonces se encendió
el celo de Dios por su tierra
y perdonó a su pueblo.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
50,3-4.5-6a.12-13.14.17
R/. Misericordia, Señor: hemos pecado
V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.
V/. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R/.
V/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.
V/. Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.
R/. Misericordia, Señor: hemos pecado
V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.
V/. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R/.
V/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.
V/. Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.
Segunda
lectura
Lectura de la segunda
carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,20–6,2):
HERMANOS:
Actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él.
Y como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice:
«En el tiempo favorable te escuché,
en el día de la salvación te ayudé».
Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.
Palabra de Dios
HERMANOS:
Actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él.
Y como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice:
«En el tiempo favorable te escuché,
en el día de la salvación te ayudé».
Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Mateo (6,1-6.16-18):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».
Palabra del Señor
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».
Palabra del Señor
Comentario
1.1 La
drástica expresión de la primera lectura nos impacta: "desgarren los
corazones". Sin embargo, un corazón desgarrado es un corazón próximo al
encuentro con el Señor, por más de una razón.
1.2 Ante
todo, un corazón desgarrado es un corazón ABIERTO. Cerramos el corazón cuando
no queremos escuchar; lo cerramos cuando no queremos sentir; lo clausuramos
cuando preferimos no compadecernos de nadie si no es de nosotros mismos; lo
sellamos a fuego cuando pretendemos que podemos resolverlo todo y que no hace falta
un Dios en nuestra vida. Un corazón cerrado es un sepulcro. Abrir el corazón es
dejarlo respirar, dejarlo escuchar, dejarlo sentir. Pero para abrir un corazón
que se sentía cómodo en su propia cárcel hay que desgarrarlo.
1.3 Un
corazón desgarrado es un corazón DOLIENTE. El pecado nos atrajo con la
seducción de la alegría y con la golosina del placer. El pecado utilizó a la
belleza y se hizo acompañar de la risa para envolvernos en su encanto
mentiroso. Dejar estas mieles duele y abandonar estas caricias es duro. Pero en
ese dolor empieza un camino de genuina salvación, y por eso hemos de considerar
como bendito ese sufrimiento primero que nos desprende por fin del engaño.
2. Una
fe sincera
2.1 La
voz recia de Jesucristo nos despierta en este día y llama a todos a una
religión sincera. Sus palabras se refieren a las tres grandes prácticas de la
piedad judía, válidas también para nosotros, como lo enseñó Jesús con su
ejemplo. Se trata de la oración, el ayuno y la limosna.
2.2 La
sinceridad tiene un rostro muy concreto en la predicación de Jesús, y puede
resumirse en estas palabras: "evita hacer las cosas para que te
vean". No es la aprobación de la gente la que te hará aprobado ante Dios.
No es el aplauso de la gente lo que te va a indicar la benevolencia de Dios.
Necesitas de silencio y soledad para alcanzar sinceridad. Sólo cuando tus actos
tengan por motor el deseo de agradar al Dios "que ve en lo escondido"
alcanzarás una religión auténtica y limpia.
2.3 Dios
"ve en lo escondido". No es un espía, ni tampoco un entrometido, como
calumniaron los existencialistas ateos, con Sartre a la cabeza. No es un
desocupado, ni tampoco un chismoso. Sencillamente, el universo le pertenece.
Simplemente, somos obra suya. No es una elección de Dios conocernos hasta la entraña
de nuestro ser: es la consecuencia natural del hecho básico que hizo posible
nuestro ser: somos sus creaturas. La mirada divina es el ámbito de verdad en
que reconocemos la primera y radical afirmación de lo que somos: creaturas.
Sólo ante esa verdad y esa radical pertenencia a él alcanzamos la verdad,
primero en nuestra conciencia y luego ante los hermanos.
3. Un
tiempo favorable
3.1 A la
vista de estos llamados de la gracia en la voz de Nuestro Señor y de sus
profetas entendemos la expresión apremiante de San Pablo en la segunda lectura
de hoy: " ¡En nombre de Cristo les suplicamos que se dejen reconciliar con
Dios! ".
3.2 Esta época, esta cuaresma, es "un tiempo favorable". Lo
mejor que podía sucedernos quiere sucedernos. Dios quiere llegar a nuestra vida
y reconstruirla. Dios sabe quiénes somos; conoce lo escondido, y así como somos
nos acepta; aunque no para dejarnos cuales somos sino para hacernos cada vez
más imagen y semejanza suya. Este es el tono sereno y profundo de gozo que se
esconde detrás de la penitencia que hoy empezamos.
http://fraynelson.com/homilias.html.