lunes, 19 de septiembre de 2016

Una lámpara se enciende para que otros tengan luz

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el  Evangelio y el comentario, en este lunes de la 25ª semana del tiempo ordinario.

Dios nos bendice...

Evangelio según San Lucas 8,16-18. 
Jesús dijo a la gente: "No se enciende una lámpara para cubrirla con un recipiente o para ponerla debajo de la cama, sino que se la coloca sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. Porque no hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado. Presten atención y oigan bien, porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener".  

Comentario

Las imágenes del evangelio son bastante conocidas en el mundo bíblico y enfatizan que el mensaje de Jesús “alumbra” a toda la humanidad. La imagen de la lámpara era una metáfora aplicada a los profetas.

Lucas utiliza dos oraciones en “pasivo divino” (donde Dios es el sujeto), que especifican que el protagonista es Dios. En la primera oración, Dios es quien manifiesta, revela, descubre y señala ante toda la humanidad, a Jesús, el profeta de la luz. El mensaje de Jesús, no puede ser escondido porque la misión de Dios/Jesús es ser luz para transformar vidas y crear nuevas relaciones.

En la segunda oración, Dios es quien puede “dar al que tiene y quitarle al que no tiene”. Esto resulta ininteligible, pero si nos adentramos en la lógica de Lucas, resulta obvio lo que se espera del discípulo de Jesús. Lucas invita a la comunidad a “prestar atención y oír bien”. Lucas esta preocupado no solamente en el “oír” (primera condición del discipulado), sino en el oír bien como exigencia de renuncia y de apertura del auténtico discípulo para formar nuevas relaciones. El oír bien transforma al discípulo en otra luz y en otro cristo. ¿Es tu servicio luz para la comunidad?


Servicio Bíblico Latinoamericano