¡Amor y paz!
El título de este texto es
dirigido a los discípulos de Jesús. Él no
siempre es comprendido. Ayer fueron los fariseos los que reclamaron un signo, a
pesar de que tenían a Jesús, sus palabras y sus obras. Hoy, son sus seguidores.
Es posible que también nosotros merezcamos
su reprensión: “¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente
enceguecida. Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen” (Mc 8,17).
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la VI Semana del
Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Marcos
8,14-21.
Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les hacía esta recomendación: "Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes". Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan. Jesús se dio cuenta y les dijo: "¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida. Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?". Ellos le respondieron: "Doce". "Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?". Ellos le respondieron: "Siete". Entonces Jesús les dijo: "¿Todavía no comprenden?".
Comentario
Hay levaduras y levaduras.
La buena levadura hace crecer la masa y la convierte en pan, alimento básico.
En la época en que vivió Jesús era difícil entender la vida diaria sin el pan
hecho con trigo. Para hacer el pan es necesaria la levadura. Ella es la que
transforma la masa de harina en masa de pan. Una pequeña parte es suficiente
para transformar una gran masa de harina de trigo. Pero también existen otras
levaduras, capaces de estropear la masa, de empobrecerla. Si la levadura no es
buena lo que hará será estropear la masa. El pan resultante ya no será fuente
de vida, sino fuente de enfermedad y muerte. Lo que Jesús está diciendo es lo
que nosotros expresamos también diciendo que la fruta podrida estropeará todas
las frutas del cesto.
Los discípulos, dice
Jesús, deben cuidarse de la levadura de los fariseos y de la de Herodes. Son
caminos que llevan a la muerte.
Tenemos que pedir luz al
Espíritu para que él nos enseñe a discernir entre las levaduras que encontramos
en nuestro mundo. Esas levaduras son los amigos, los mensajes publicitarios,
las costumbres... Hay muchas cosas buenas en nuestro mundo, pero también hay
muchas cosas que, fruto del pecado del hombre, son causa de injusticia, de
opresión, de odios, de muerte. En nuestras manos, con la ayuda del Espíritu,
está el escoger todo aquello que nos ayude a crecer, a vivir, a ser solidarios,
a amar y a rechazar todas aquellas realidades que, aun contando con hermosas y
prometedoras apariencias, son portadoras de muerte, de injusticia y opresión.
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