viernes, 27 de enero de 2012

Jesús puede no ser muy popular hoy, pero…

¡Amor y paz!

Las dos parábolas de hoy tienen en común el "símbolo" de la germinación, de la potencia de la "vida naciente". Jesús es consciente de estar haciendo esto: siembra. Emprende una gran obra que tiene porvenir. El "Reino de Dios" comienza; como un gran tiempo de siembra.
 
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este viernes de la tercera semana del tiempo ordinario.
 
Dios los bendiga…
 
Evangelio según San Marcos 4,26-34.
 
Y decía: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.  La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga.  Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha". También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra". Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.

Comentario
 
Me resistía a escribir sobre Beckham y compañeros mártires, pero la actualidad manda, según una reciente encuesta entre 2.500 jóvenes de entre 16 y 24 años, sobre las personas más admiradas de la historia los tres primeros puestos fueron para Beckham el actor Brad Pitt y la estrella del pop Justin Timberlake. Jesucristo ocupa el puesto 123, junto al presidente Bush. El responsable de la encuesta ha declarado que “es un poco deprimente”, ciertamente no le falta razón y habría que suspender laboralmente a todos los profesores de historia del Reino Unido (lugar donde se ha hecho la encuesta), mandar a unos buenos ejercicios espirituales a todos los cristianos del entorno y hacer una campaña publicitaria para anunciar a los jóvenes del lugar que la historia es algo más que los últimos diez años.

El mundo dominado por la imagen hace que nuestra casa sea una inmensa azotea desde la cual, como David el rey, vemos bañándose con una belleza deslumbrante a todos los personajes y personajillos de la actualidad y nuestro corazón se va detrás de ellos, aunque haya que mandar nuestra dignidad de personas y de hijos de Dios a primera línea de fuego para que muera junto con Urias, el hitita.

Es curioso, ante la belleza de Betsabé, David se olvida de las palabras que antes leíamos: “¿Quién soy yo, mi Señor, y qué es mi familia, para que me hayas hecho llegar hasta aquí?”, y le puede la pasión, se olvida del don recibido y se convierte en señor de la vida y de la muerte para cumplir sus caprichos.

Beckham y el resto de los famosos presentan una imagen de inmediatez, de cumplir sus caprichos haciendo lo que les gusta. No aparecen en televisión los momentos en que no le apetece ir a entrenar, los tirones o las agujetas, los fracasos de un partido, las humillaciones de los compañeros, las luchas encarnecidas en casa, los momentos de tensión con los hijos, el tener la vida tasada (aunque sea en muchos millones de euros), es decir, todo lo que se hace una vida “normal” y que no desaparece por dar un buen perfil en televisión. 

Parecería que no ha tenido que luchar en la vida y por lo tanto no se admira a la persona, sino la comodidad, el buen vivir, lo inmediato.
 
“El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra”, en esto no hay inmediatez, parece ineficaz sembrar un campo y verlo al día siguiente tan yermo y agostado como el día anterior. Quisiera el sembrador que las semillas creciesen de un día para otro, comprar un día la semilla y vender al día siguiente el grano, pero eso no se consigue ni con los transgénicos.
 
Admira la paciencia de Dios, no te dejes deslumbrar por el vacío de la belleza de Betsabé, de la parcialidad de la vida de los famosos, del “ahora mismo”, y descubre que lo realmente valioso es el amor permanente de Dios en tu vida, a pesar de tus pecados, de tus decepciones. La Virgen te enseñará a admirarte de las obras que Dios hace en ti, aunque no gane encuestas de popularidad.
 
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ARCHIMADRID 2004