¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este jueves de la 23a
semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: Lucas 6,27-38
Lectio
Jueves, 12 septiembre, 2019
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Señor, tú que te has dignado
redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de
padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad
verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según
Lucas 6,27-38
«Pero a vosotros, los que me
escucháis, yo os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien,
bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera
en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le
niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo
reclames. Y tratad a los hombres como queréis que ellos os traten. Si amáis a
los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que
les aman. Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis?
¡También los pecadores hacen otro tanto! Si prestáis a aquellos de quienes
esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los
pecadores para recibir lo correspondiente. Más bien, amad a vuestros enemigos;
haced el bien y prestad sin esperar nada a cambio; entonces vuestra recompensa
será grande y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los
desagradecidos y los perversos. «Sed compasivos como vuestro Padre es
compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis
condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena,
apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque
con la medida con que midáis se os medirá.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy nos presenta la
segunda parte del “Sermón de la Planicie”. En la primera parte (Lc 6,20-26),
Jesús se dirigía a los discípulos (Lc 6,20). En la segunda parte (Lc 6,27-49),
se dirige a “los que me escucháis”, esto es, aquella multitud inmensa de pobres
y de enfermos, llegada de todos los lados (Lc 6,17-19).
• Lucas 6,27-30: ¡Amar a los
enemigos! Las palabras que Jesús dirige a este pueblo son exigentes y
difíciles: amar a los enemigos, no maldecir, ofrecer la otra mejilla a quien te
hiera en una, no reclamar cuando alguien toma lo que es tuyo. Tomadas al pie de
la letra, estas frases parecen favorecer a los ricos que roban. Pero ni
siquiera Jesús las observó al pie de la letra.
Cuando el soldado le hirió en la
mejilla, no ofreció la otra, sino que reaccionó con firmeza: “Si hablé mal,
¡pruébalo! Y si no ¿por qué me golpeas?” (Jn 18,22-23). Entonces, ¿cómo
entender estas palabras? Los versículos siguientes nos ayudan a entender lo que
Jesús quiere enseñarnos.
• Lucas 6,31-36: ¡La Regla de Oro!
Imitar a Dios. Dos frases de Jesús ayudan a entender lo que él quiere enseñar.
La primera frase es la así llamada Regla de Oro: " ¡Y tratad a los hombres
como queréis que ellos os traten!” (Lc 6,31). La segunda frase es: "¡Sed
compasivo como vuestro Padre celestial es compasivo!" (Lc 6,36). Estas dos
frases muestran que Jesús no quiere invertir sencillamente la situación, pues
nada cambiaría. Quiere cambiar el sistema. Lo Nuevo que el quiere construir nace
de la nueva experiencia de Dios como Padre lleno de ternura que ¡acoge a todos!
Las palabras de amenaza contra los ricos no pueden ser ocasión para que los
pobres se venguen. Jesús manda tener una actitud contraria: “¡Amar a vuestros
enemigos!" El amor no puede depender de lo que recibimos del otro.
El verdadero amor tiene que querer
también el bien del otro, independientemente de que él o ella hagan por mí. El
amor tiene que ser creativo, pues así es el amor de Dios para nosotros:
"¡Sed compasivos como el Padre celestial es compasivo!". Mateo dice
lo mismo con otras palabras: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es
perfecto” (Mt 5,48). Nunca nadie podrá llegar a decir: Hoy he sido perfecto
como el Padre celestial es perfecto. He sido compasivo como el Padre celestial
es compasivo”.
Estaremos siempre por debajo del
listón que Jesús puso ante nosotros.
En el evangelio de Lucas, la Regla de
Oro dice: "¡Y todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con
ellos” y añade: “Pues en esto consisten la Ley y los Profetas" (Mt 7,12).
Prácticamente todas las religiones del mundo tienen la misma Regla de oro con
formulaciones diversas. Señal de que aquí se expresa una intuición o un deseo
universal que nace del fondo del corazón humano.
• Lucas 6,37-38: Porque con la medida
con que midáis se os medirá. “No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y
no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una
medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros
vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá”. Son cuatro
consejos: dos de forma negativa: no juzgar, no condenar; y dos de forma
positiva: perdonar y dar con medida abundante. Cuando dice “y se os dará”,
Jesús alude al tratamiento que Dios quiere tener con nosotros. Pero cuando
nuestra manera de tratar a los otros es mezquina, Dios no puede usar la medida
abundante y rebosante que a El le gustaría usar.
Celebrar la visita de Dios. El Sermón
de la Planicie o Sermón del Monte, desde su comienzo, lleva a los oyentes a
optar, a una opción a favor de los pobres. En el Antiguo Testamento, varias
veces, Dios colocó a la gente ante la misma opción de bendición o de maldición.
La gente tenía la libertad de escoger. "Te puse delante la vida o la
muerte, la bendición o la maldición. Escoge, por tanto, la vida, para que vivas
tú y tu descendencia" (Dt 30,19). No es Dios quien condena, sino que la
gente misma según la opción que hará entre la vida y la muerte, entre el bien y
el mal. Estos momentos de opción son los momentos de la visita de Dios a su
gente (Gén 21,1; 50,24-25; Ex 3,16; 32,34; Jer 29,10; Sal 59,6; Sal 65,10; Sal
80,15, Sal 106,4). Lucas es el único evangelista que emplea esta imagen de la
visita de Dios (Lc 1,68. 78; 7,16; 19,44; He 15,16). Para Lucas Jesús es la
visita de Dios que coloca a la gente ante la posibilidad de escoger la
bendición o la maldición: “¡Bienaventurados vosotros los pobres!" y
"¡Ay de vosotros, los ricos!" Pero la gente no reconoce la visita de
Dios (Lc 19,44).
4) Para la reflexión
personal
• ¿Será que miramos la vida y a las
personas con la misma mirada de Jesús?
• ¿Qué quiere decir hoy “ser
misericordioso como el Padre celestial es misericordioso"?
5) Oración final
Tú me escrutas, Señor, y me conoces;
sabes cuándo me siento y me levanto,
mi pensamiento percibes desde lejos;
de camino o acostado, tú lo
adviertes,
familiares te son todas mis sendas.
(Sal 139,1-3)
Orden de los Carmelitas