viernes, 8 de septiembre de 2017

Desbordo de gozo con el Señor

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios en este viernes en que celebramos la festividad de la Santísima Virgen María.

Dios nos bendice...

Lectura de la profecía de Miqueas (5,1-4a):

Así dice el Señor: «Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial. Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos retornará a los hijos de Israel. En pie, pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios. Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y éste será nuestra paz.»

Palabra de Dios

Salmo
Sal 12,6ab.6cd

R/.
 Desbordo de gozo con el Señor

Porque yo confío en tu misericordia:
alegra mi corazón con tu auxilio. R/.

Y cantaré al Señor
por el bien que me ha hecho. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,1-16.18-23):

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»

Palabra del Señor

Comentario

1. Celebrar la infancia


1.1 En el nacimiento de la Virgen María la Iglesia nos concede mirar pequeña a la que es tan grande y acoger con ternura a la que nos ha recibido con tanta compasión y nos ha adoptado con tan inmensa piedad.

1.2 Cuando cualquiera de nosotros mira su propia infancia descubre ese pequeño milagro que es la continuidad del "yo". No es cosa despreciable eso de reconocer que las acciones que aquel niño realizaba hace treinta, cuarenta o más años, pertenecen al mismo individuo y están en la misma historia que las decisiones del joven de hace otros tantos o las oraciones que hice hoy por la mañana.

1.3 Un mismo"yo", una misma conciencia, una misma historia abarcan esos dos seres que, si los pusiéramos uno junto a otro, apenas podrían reconocerse.

1.4 En parte sentimos distante la infancia por los años transcurridos, pero en parte también por los giros que ha tomado nuestra historia particular. En muchos casos pasa que el niño que fuimos nos resulta irreconocible. Su inocencia nos parece inútil, su pureza nos parece lejana, su fragilidad se nos antoja vergonzosa.

1.5 Es fácil, cuando nos embarga este tipo de sentimientos, que sintamos una especie de ruptura con nuestra propia verdad de aquellos niños o de niñas que fuimos. Por algo hoy incluso se han puesto "de moda" los talleres, encuentros o métodos para "recuperar el niño interior".


2. María, la Niña


2.1 En mi historia vocacional particular esto del encuentro con una niñez sin vergüenzas ni complejos fue decisivo. Fue lo primero que aprendí a amar de la Niña. Después de todo, ¿qué es celebrar a María como "virgen" sino reconocer que hay en ella una señal singularmente preservada de una niñez nunca marchitada?

2.2 Algún día la Iglesia tendrá que hacer sus propios "talleres" sobre recuperación del niño o de la niña interior. Ese día comprenderemos mejor la grandeza que se esconde en la piedad aparentemente anodina de la fiesta que hoy celebramos.

2.3 María, la Niña, es el gran signo de una humanidad que se reconoce capaz de palpar, con cariño infinito y gratitud indecible, las manos puras y vigorosas del Creador.

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