¡Amor y paz!
Jesús tiene una conciencia clara de la Misión que
el Padre Dios le ha confiado: salvar a la humanidad y llevarla de retorno a la
casa paterna, no en calidad de siervos, sino de hijos en el Hijo. Y nadie le
impedirá cumplir con la voluntad de su Padre.
Dios, efectivamente, quiere que todos los hombres
se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Él, a pesar de nuestras
rebeldías, no sólo nos llama a la conversión, sino que nos da muchos signos de
su ternura para con nosotros; jamás se comporta como juez, sino siempre como un
Padre-Madre amoroso, cercano a nosotros y amándonos hasta el extremo.
Ojalá y algún día no sea demasiado tarde cuando,
terminada nuestro peregrinar por este mundo, tengamos que juzgar nuestra vida
confrontándola con el amor que el Señor nos ha tenido y salgamos reprobados; y
nuestra casa, nuestra herencia, la que nos corresponde en la eternidad, quede
desierta por no poder tomar posesión de ella a causa de nuestra rebeldía al
amor de Dios.
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este jueves de la 30ª semana del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San
Lucas 13,31-35.
En ese momento se acercaron algunos fariseos que le dijeron: "Aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte". Él les respondió: "Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso a los demonios y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado. Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste! Por eso, a ustedes la casa les quedará vacía. Les aseguro que ya no me verán más, hasta que llegue el día en que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!".
Comentario
Miremos cuánto amor nos ha tenido el Señor. Él, con
sinceridad, ha dicho: todo está cumplido. La Misión que el Padre Dios le confió
fue cumplida con un amor fiel a Dios y al hombre. Este Memorial de su Pascua
que estamos celebrando nos lo recuerda. Pero nos lo recuerda no sólo para que
lo admiremos, sino para que sepamos cuál es el camino que hemos de seguir
quienes creemos en Él.
Hacernos uno con el Señor en una Alianza nueva y
eterna que nos lleva a entregar nuestra vida, a derramar nuestra sangre no por
actitudes enfermizas ni masoquistas, sino porque, al amar a nuestro prójimo y
al verlo hundido en el pecado y en una diversidad de signos de muerte, vamos en
su búsqueda para ayudarle, con mucho amor, a volver a la casa paterna; con
amor, con el mismo y en la misma forma en que nosotros hemos sido amados por
Dios. Si lo hacemos así entonces estaremos en una verdadera comunión de Vida
con el Señor.
A todos los que participamos de la Vida Divina, por la fe y el bautismo, se nos ha confiado la proclamación de la Buena Nueva de Salvación. Y en el cumplimiento fiel de esa Misión no podemos darnos descanso. No ha de importarnos la tribulación, ni la angustia, ni la persecución, ni el hambre, ni la desnudez, ni el peligro, ni la espada que tengamos que padecer por Cristo. El Señor está siempre a nuestro lado para que su Victoria sea nuestra Victoria, de tal forma que el amor de Dios siempre esté en nosotros.
A todos los que participamos de la Vida Divina, por la fe y el bautismo, se nos ha confiado la proclamación de la Buena Nueva de Salvación. Y en el cumplimiento fiel de esa Misión no podemos darnos descanso. No ha de importarnos la tribulación, ni la angustia, ni la persecución, ni el hambre, ni la desnudez, ni el peligro, ni la espada que tengamos que padecer por Cristo. El Señor está siempre a nuestro lado para que su Victoria sea nuestra Victoria, de tal forma que el amor de Dios siempre esté en nosotros.
Homiliacatólica.com