sábado, 24 de julio de 2021

Dejen que crezcan juntos hasta la siega

 

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este sábado de la XVI Semana del Tiempo Ordinario, ciclo B.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura del libro del Éxodo     24, 3-8

 

Moisés fue a comunicar al pueblo todas las palabras y prescripciones del Señor, y el pueblo respondió a una sola voz: «Estamos decididos a poner en práctica todas las palabras que ha dicho el Señor.»

Moisés consignó por escrito las palabras del Señor, y a la mañana siguiente, bien temprano, levantó un altar al pie de la montaña y erigió doce piedras en representación de las doce tribus de Israel. Después designó a un grupo de jóvenes israelitas, y ellos ofrecieron holocaustos e inmolaron terneros al Señor, en sacrificio de comunión. Moisés tomó la mitad de la sangre, la puso en unos recipientes, y derramó la otra mitad sobre el altar. Luego tomó el documento de la alianza y lo leyó delante del pueblo, el cual exclamó: «Estamos resueltos a poner en práctica y a obedecer todo lo que el Señor ha dicho.»

Entonces Moisés tomó la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: «Esta es la sangre de la alianza que ahora el Señor hace con ustedes, según lo establecido en estas cláusulas.»

 

Palabra de Dios.

 

SALMO    

 

Sal 49, 1-2. 5-6. 14-15 (R.: 14a)

 

R.    Ofrece al Señor un sacrificio de alabanza.

 

El Dios de los dioses, el Señor,

habla para convocar a la tierra

desde la salida del sol hasta el ocaso.

El Señor resplandece desde Sión,

que es el dechado de toda hermosura. R.

 

«Reúnanme a mis amigos,

a los que sellaron mi alianza con un sacrificio.»

¡Que el cielo proclame su justicia,

porque el Señor es el único Juez! R.

 

Ofrece al Señor un sacrificio de alabanza

y cumple tus votos al Altísimo;

invócame en los momentos de peligro:

yo te libraré, y tú me glorificarás. R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Mateo    13, 24-30

 

Jesús propuso a la gente otra parábola:

«El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue. Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña. Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: “Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?”

El les respondió: “Esto lo ha hecho algún enemigo

Los peones replicaron: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?”

“No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero.”»

 

Palabra del Señor.

 

 PARA REFLEXIONAR

  

Puede parecernos extraño el rito simbólico con el que Moisés y el pueblo ratifican su Alianza con Dios. Sellar un pacto con sangre era un ritual bastante repetido en aquella época. La sangre es símbolo de la vida, y la vida es algo sagrado, que viene de Dios.

  • La ceremonia es muy expresiva. La frase de Moisés en el Sinaí y la que Jesús nos dice en la Ultima Cena, cuando nos encarga que celebremos la Eucaristía como memorial de su muerte, son casi idénticas: “ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros”, dice Moisés; “ésta es mi Sangre de la alianza, que es derramada por muchos”, afirma Jesús.
  • Jesús ha añadido una palabra: «mi». Es la Sangre de Jesús, derramada en la Cruz.
  • La Eucaristía no es sólo un acto de culto, nos compromete a vivir el mismo estilo de vida de Cristo, o sea, la Nueva Alianza.

***

  • Jesús compara el Reino de Dios y por consiguiente, la Iglesia y toda la humanidad con este campo en el que conviven el trigo y la cizaña.
  • En la vida de la comunidad se mezclan, continuamente, el bien y el mal, la gracia y el pecado. La justicia crece en medio de la corrupción y la opresión. La paz va floreciendo aún en medio de la violencia. El amor vive en medio del egoísmo. El Reino de Dios va surgiendo en un ambiente hostil. Creemos que al final, será el Reino quien derrote a las fuerzas de las tinieblas y la maldad. Si las cosas no fueran así, no tendría sentido nuestro trabajo por la causa de Jesús. Por eso, para el creyente, no hay lugar para el desánimo y la derrota, si tiene su mirada puesta en el Padre, que resucitó a Jesús y nos envía permanentemente la luz de su Espíritu, para confirmarnos en la fe y fortalecernos en el compromiso.
  • Frente a la presencia del mal, el instinto de los criados, los lleva a querer eliminar de inmediato el elemento nocivo y acabar con esta situación.
  • Jesús nos presenta, en la lógica del dueño del campo, el corazón del Padre que espera hasta el último momento, la posibilidad del cambio.
  • Es difícil aceptar que en una realidad ambigua y mediocre, crezca el Reino de Dios, y a veces nos desanimamos porque es tan fuerte el poder de la maldad, la corrupción y la violencia en el mundo, que sentimos la tentación de desistir de la misión. Lo importante es tratar de descubrir las señales del Reino, para potenciarlo; y no favorecer nada que ayude a contentarnos en la mediocridad. No obstante, el hecho de vivir sumergidos en una mezcla de bien y mal, no debe impedir el avance de nuestra vida espiritual; lo contrario sería convertir nuestro trigo en cizaña.
  • Es imposible crecer de otro modo, ni podemos buscar el Reino en ningún otro lugar que en este mundo y en esta sociedad en la que estamos. Nuestra tarea será hacer que crezcan en ella, los signos del Reino de Dios.
  • El Evangelio nos llama a no dar crédito a los que se creen salvados. Siempre estará la tentación de pensar que unos ya han alcanzado la meta, y que otros están lejos. Jesús constata que todos estamos en camino, absolutamente todos.
  • Estemos atentos para no dejar que el maligno se filtre en nuestras vidas, cosa que ocurre cuando nos instalamos, nos creemos seguros y más que los otros. 

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Cuál es mi actitud ante la presencia del mal en el mundo?
  • ¿Cuál es mi actitud ante la presencia del pecado en mi vida?
  • ¿Descubro el bien presente en medio de las dificultades y adversidades?

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

 

Vicaría de Pastoral