sábado, 30 de julio de 2022

El Señor me ha enviado para decir estas palabras

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este sábado de la XVII Semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura del libro del profeta Jeremías      26, 11-15. 24

 

Los sacerdotes y los profetas dijeron a los jefes y a todo el pueblo: «Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como ustedes lo han escuchado con sus propios oídos.»

Pero Jeremías dijo a los jefes y a todo el pueblo: «El Señor es el que me envió a profetizar contra esta Casa y contra esta ciudad todas las palabras que ustedes han oído. Y ahora, enmienden su conducta y sus acciones, y escuchen la voz del Señor, su Dios, y el Señor se arrepentirá del mal con que los ha amenazado. En cuanto a mí, hagan conmigo lo que les parezca bueno y justo. Pero sepan que si ustedes me hacen morir, arrojan sangre inocente sobre ustedes mismos, sobre esta ciudad y sobre sus habitantes. Porque verdaderamente el Señor me ha enviado a ustedes para decirles todas estas palabras.»

Los jefes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «Este hombre no es reo de muerte, porque nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios.»

Sin embargo, Ajicám, hijo de Safán, protegió a Jeremías e impidió que fuera entregado en manos del pueblo para ser ejecutado.

 

Palabra de Dios.

 

SALMO  

 

 Sal 68, 15-16. 30-31. 33-34 (R.: cf. 14)

 

R.        Respóndeme, Dios mío, en el tiempo de gracia.

 

Sácame del lodo para que no me hunda,

líbrame de los que me odian

y de las aguas profundas;

que no me arrastre la corriente,

que no me trague el Abismo,

que el Pozo no se cierre sobre mí.  R.

 

Yo soy un pobre desdichado, Dios mío,

que tu ayuda me proteja:

así alabaré con cantos el nombre de Dios,

y proclamaré su grandeza dando gracias.  R.

 

Que lo vean los humildes y se alegren,

que vivan los que buscan al Señor:

porque el Señor escucha a los pobres

y no desprecia a sus cautivos.  R.

 

EVANGELIO

 

Lectura del santo Evangelio según san Mateo   14, 1-12

 

La fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes, y él dijo a sus allegados: «Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos.»

Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla.» Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta.

El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le agradó tanto a Herodes que prometió bajo juramento darle lo que pidiera.

Instigada por su madre, ella dijo: «Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.»

El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó a su madre. Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús.

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • Los sacerdotes y los profetas dijeron a los magistrados y a todo el pueblo que Jeremías, merecía la muerte porque había profetizado contra la ciudad.
  • Jeremías es reo de muerte porque se había atrevido a anunciar la destrucción del Templo de Jerusalén.
  • El profeta, con entereza y humildad hace su propia defensa. Es enviado por Dios a predicar, por eso no tiene temor alguno de confesar la misión para la que ha sido elegido por el Señor. Él es inocente. Es sólo instrumento escogido por Dios en favor de su pueblo.
  • Lo importante es el anuncio, de que si enmiendan su conducta, Dios se arrepentirá de su amenaza. El profeta tiene la conciencia tranquila y se muestra disponible a lo que quieran hacer con él.
  • No ha predicado, en primer lugar la destrucción del Templo, ni el mal, sino la «conversión». Todo puede cambiar si cambian de vida.
  • Los jefes religiosos y políticos se abstienen de condenar a muerte a Jeremías, porque su sangre pesaría sobre sus conciencias como una culpa que no quedaría sin castigo. Jeremías salva la vida, gracias a la protección que le brinda un personaje con autoridad, frente a los jefes del pueblo.

***

  • Contemplamos hoy la injusticia de la muerte de Juan Bautista; y a la vez descubrimos la necesidad de un testimonio claro y concreto de nuestra fe para llenar de esperanza el mundo.
  • Los tres sucesores del sanguinario Herodes, el grande, se disputaban a mordiscos el control del reino de Judea. Juan denunciaba las ambiciones de poder entre la familia herodiana. Herodes Antipas estaba en adulterio con Herodías, esposa legítima de su hermano Filipo, con el fin de apoderarse de todo el territorio, a la muerte de su hermano.
  • Antipas, es un contra testigo. Se entera de la fama de Jesús y lo confunde con Juan el Bautista resucitado; esta afirmación no pasa de ser un vago comentario, que no le cambia la vida. Tampoco había sido capaz de ser coherente con la admiración que sentía por Juan el Bautista, arrestándolo ilegalmente, metiéndolo en un calabozo y luego haciéndolo decapitar, porque Juan puso al descubierto su adulterio.
  • Juan será testigo de la verdad. Igual que la mayoría de los profetas que lo precedieron, Juan era la conciencia crítica ante corrupción de los jefes de pueblo de Israel. El Bautista era la voz de los que no tenían voz y el mensajero que preparaba el camino el salvador. Ni el poder del rey, ni el miedo por su vida, hicieron que su voz callara las injusticias que veía.
  • Juan, siguiendo la tradición en el pueblo de Israel, como todo profeta, pagó con su vida ser mensajero de la verdad. La habilidad de Herodías y el poder de seducción de su hija, condujeron al embriagado rey a condenar a muerte al Bautista.
  • Es una constante de la historia, las persecuciones allí donde hay alguien que denuncia de modo claro y comprensible, con su vida y con sus palabras, la verdad de Dios. La verdad molesta, del mismo modo que molesta el amor, porque significa renunciar a nuestros propios intereses egoístas y pide la apertura y disponibilidad al otro.
  • …“Es preciso, por consiguiente, que aquel que vive con celo la vida profética y ha sido capaz de acoger al Espíritu, que había en los profetas, reciba desprecio en el mundo y entre los pecadores, a quienes resulta embarazosa la vida del justo”… Orígenes, Comentario del evangelio de Mateo, Roma 1998, I, pp. 14 1ss.
  • «Con toda la Iglesia, invito a mis hermanos y hermanas en la fe a abrirse constante y confiadamente a Cristo y a dejarse renovar por Él, anunciando con el vigor de la paz y el amor a todas las personas de buena voluntad que, quién encuentra al Señor conoce la Verdad, descubre la Vida y reconoce el Camino que conduce a ella». San Juan Pablo II, Iglesia en Europa.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Qué me condiciona para vivir la verdad?
  • ¿Qué silencio por miedo?
  • ¿Qué cosas no soy capaz de denunciar?

 

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

 

Ayúdame a ser testigo de la Verdad

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral