¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este lunes de la 31ª
semana del Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: LUCAS
14,12-14
Lectio:
Lunes, 5 noviembre,
2018
1) Oración inicial
Señor de poder y de
misericordia, que has querido hacer digno y agradable por favor tuyo el
servicio de tus fieles; concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que
pos prometes. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Lucas
14,12-14
Dijo también al que le
había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a
tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te
inviten a su vez y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los
pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no
te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los
justos.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy
continúa la enseñanza que Jesús estaba dando alrededor de diversos asuntos,
todos ellos enlazados con la mesa y la comida: sana durante una comida (Lc
14,1-6); un consejo para no ocupar los primeros puestos (Lc 14,7-12); un
consejo para invitar a los excluidos (Lc 14,12-14). Esta organización de las
palabras de Jesús alrededor de una determinada palabra, como mesa o comida,
ayuda a percibir el método usado por los primeros cristianos para guardar en la
memoria las palabras de Jesús.
• Lucas 14,12: Convite
interesado. Jesús está comiendo en casa de un fariseo que le había
invitado (Lc 14,1). La invitación a comer constituye el asunto
de la enseñanza del evangelio de hoy. Hay diversos tipos de invitación:
invitaciones interesadas en beneficio propio e invitaciones desinteresadas en
beneficio de otros. Jesús dice: "Cuando des una comida o una cena,
no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos
ricos; no sea que ellos te inviten a su vez y tengas ya tu recompensa”. La
costumbre normal de la gente era ésta: para almorzar o cenar invitaban a
amigos, hermanos y parientes. Pero nadie se sentaba alrededor de la mesa con
personas desconocidas. ¡Comían sólo con gente conocida! Esta era una costumbre
entre los judíos y sigue siendo una costumbre que usamos hasta hoy. Jesús
piensa de forma distinta y manda invitar de forma desinteresada como nadie
solía hacer.
• Lucas 14,13-14: Invitación
desinteresada. Jesús dice: “Cuando des un banquete, llama a
los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos”. Jesús manda romper
el círculo cerrado y pide que invitemos a los excluidos: a los pobres, a los
lisiados, a los cojos y a los ciegos. No era la costumbre y nadie hace esto, ni
siquiera hoy. Pero Jesús insiste: “¡Convida a esas personas!” ¿Por que? Porqué
en la invitación desinteresada, dirigida a personas excluidas y marginadas,
existe una fuente de felicidad: “y serás dichoso, porque no te pueden
corresponder”. ¡Felicidad extraña, diferente! Tú serás feliz porque
ellos no pueden corresponderte. Es la felicidad que nace del hecho de haber
hecho un gesto de total gratuidad. Un gesto de amor que quiere el bien del otro
y para el otro, sin esperar nada en cambio. Es la felicidad de aquel que haces
las cosas gratuitamente, sin querer ninguna retribución. Jesús dice que esta
felicidad es semilla de la felicidad que Dios dará en la resurrección.
Resurrección no sólo al final de la historia, sino ya desde ahora. Actuar así
es ya una resurrección.
• Es el Reino que
acontece ya. El consejo que Jesús nos da en el evangelio de hoy evoca
el envío de los setenta y dos discípulos para la misión de anuncia el Reino (Lc
10,1-9). Entre las diversas recomendaciones dadas en aquella ocasión como
señales de la presencia del Reino, están (a) la comunión alrededor de la mesa
(b) la acogida de los excluidos: “En la ciudad en que entréis y os
reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y
decidles: El Reino de Dios está cerca de vosotros.” (Lc 10,8-9)
Aquí, en estas recomendaciones, Jesús manda transgredir aquellas normas de
pureza legal que impedían la convivencia fraterna.
4) Para la reflexión
personal
• Invitación interesada e
invitación desinteresada: ¿cuál de las dos acontece más en mi vida?
• Si tu hicieses sólo
invitaciones desinteresadas, ¿esto te traería dificultades? ¿Cuáles?
5) Oración final
Mi corazón, Señor, no es
engreído,
ni son mis ojos altaneros.
No doy vía libre a la grandeza,
ni a prodigios que me superan.
No, me mantengo en paz y silencio,
como niño en el regazo materno.
¡Mi deseo no supera al de un niño! (Sal 131,1-2)
ni son mis ojos altaneros.
No doy vía libre a la grandeza,
ni a prodigios que me superan.
No, me mantengo en paz y silencio,
como niño en el regazo materno.
¡Mi deseo no supera al de un niño! (Sal 131,1-2)
Orden de los Carmelitas