martes, 31 de julio de 2018

Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del mundo


¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este martes de la 17ª semana del Tiempo Ordinario, en que celebramos la Memoria Obligatoria de San Ignacio de Loyola, presbítero.

Dios nos bendice...

LECTIO: MATEO 13,36-43

Lectio:  martes, 31 julio, 2018

Tiempo Ordinario

1) Oración inicial

¡Oh Dios!, protector de los que en ti esperan; sin ti nada es fuerte ni santo. Multiplica sobre nosotros los signos de tu misericordia, para que, bajo tu guía providente, de tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros que podamos adherirnos a los eternos. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del Evangelio según Mateo 13,36-43

Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo.» Él respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.

3) Reflexión

• El evangelio de hoy nos presenta la explicación que Jesús da de la parábola del trigo y la cizaña, cuando los discípulos se lo preguntan. Algunos estudiosos piensan que la explicación que Jesús da a los discípulos, no es de Jesús, sino que es de la comunidad. Es posible y es probable, pues una parábola, por su propia naturaleza, pide la implicación y la participación de las personas en el descubrimiento del sentido. Así como la planta ya está dentro de su semilla, así, en cierto modo, la explicación de la comunidad, ya está dentro de la parábola. Y es exactamente éste el objetivo que Jesús quería y que quiere alcanzar con la parábola. El sentido que hoy nosotros vamos a descubrir en la parábola que Jesús contó hace dos mil años atrás ya estaba implícito en la historia que Jesús contó, como la flor está ya dentro de su semilla.

• Mateo 13,36: Los discípulos piden la explicación de la parábola del trigo y de la cizaña. Los discípulos, en casa, conversan con Jesús y piden una explicación de la parábola del trigo y de la cizaña (Mt 13,24-30). Varias veces se informa de que Jesús, en casa, seguía enseñando a los discípulos (Mc 7,17; 9,28.33; 10,10). En aquel tiempo no había televisión y en las largas horas de espera, por las noches, la gente se reunía para conversar y para tratar asuntos de la vida. Jesús hacía lo mismo. Era en estas ocasiones que él contemplaba la enseñanza y la formación de los discípulos.

• Mateo 13,38-39: El significado de cada uno de los elementos de la parábola. Jesús responde retomando cada uno de los seis elementos de la parábola y les da un sentido: el campo es el mundo; la buena semilla son los miembros del Reino; la cizaña son los miembros del adversario (maligno); el enemigo es el diablo; la siega es el fin de los tiempos; los segadores son los ángeles. Ahora haz tú la experiencia leyendo de nuevo la parábola (Mt 13,24-30) colocando el sentido cierto en cada uno de los seis elementos: campo, buena semilla, cizaña, enemigo, siega y segadores. Y así la historia toma un sentido totalmente diferente y tú alcanzas el objetivo que Jesús tenía en mente al contar a la gente esta historia del trigo y de la cizaña. Algunos piensan que esta parábola debe ser entendida como una alegoría y no como una parábola propiamente dicha.

• Mateo 13,40-43: La aplicación de la parábola o de la alegoría. Con estas informaciones dadas por Jesús tú entenderás la aplicación que él da: De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre.

El destino de la cizaña es el horno, el destino del trigo bueno es brillar como el sol en el Reino de los Cielos. Por detrás de estas dos imágenes está la experiencia de las personas. Después de que escucharon a Jesús y lo aceptaron en sus vidas, todo cambió para ellas. El fin llegó. Es decir, en Jesús llegó aquello que, en el fondo, todos esperaban: la realización de las promesas. Ahora la vida se divide en antes y después de que escucharon y aceptaron a Jesús en sus vidas. La nueva vida comenzó como el brillar del sol. Si hubiesen continuado a vivir como antes, serían como cizaña echada al horno, vida sin sentido y sin servidumbre para nada.

• Parábola y Alegoría. Existe la parábola. Existe la alegoría. Existe la mezcla de las dos que es la forma más común. Por lo general, a todo se le llama parábola. En el evangelio de hoy tenemos el ejemplo de una alegoría. Una alegoría es una historia que la persona cuenta, pero cuando cuenta, no piensa en los elementos de la historia, sino en el asunto que debe ser esclarecido. Al leer una alegoría no es necesario mirar primero la historia como un todo, pues en una alegoría la historia no se construyó entorno a un punto central que después sirve como medio de comparación, sino que cada elemento tiene su función independiente a partir del sentido que recibe. Se trata de descubrir lo que cada elemento de las dos historias nos tiene que decir sobre el Reino como lo hace la explicación que Jesús dio de la parábola: campo, buena semilla, cizaña, siega y segadores. Generalmente, las parábolas son alegorizantes. Hay mezcla de las dos.

4) Para la reflexión personal

• En el campo existe todo mezclado: cizaña y trigo. En el campo de mi vida ¿qué prevalece: el trigo o la cizaña?

• ¿Has intentado conversar con otras personas para descubrir el sentido de alguna parábola?

5) Oración final

Feliz quien se apoya en el Dios de Jacob,
quien tiene su esperanza en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en ellos;
que guarda por siempre su lealtad. (Sal 146,5-6)

Orden de los Carmelitas

lunes, 30 de julio de 2018

Despreciaste a la Roca que te engendró


¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este lunes de la 17ª semana del Tiempo Ordinario. Ciclo B.

Dios nos bendice...

Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (13,1-11):

Así me dijo el Señor: «Vete y cómprate un cinturón de lino, y rodéate con él la cintura; pero que no toque el agua.»
Me compré el cinturón, según me lo mandó el Señor, y me lo ceñí.
Me volvió a hablar el Señor: «Torna el cinturón que has comprado y llevas ceñido, levántate y ve al río Éufrates, y escóndelo allí, entre las hendiduras de las piedras.»
Fui y lo escondí en el Éufrates, según me había mandado el Señor.
Pasados muchos días, me dijo el Señor: «Levántate, vete al río Éufrates y recoge el cinturón que te mandé esconder allí.»
Fui al Éufrates, cavé, y recogí el cinturón del sitio donde lo había escondido: estaba estropeado, no servía para nada.
Entonces me vino la siguiente palabra del Señor: «Así dice el Señor: De este modo consumiré la soberbia de Judá, la gran soberbia de Jerusalén. Este pueblo malvado que se niega a escuchar mis palabras, que se comporta con corazón obstinado y sigue a dioses extranjeros, para rendirles culto y adoración, será como ese cinturón, que ya no sirve para nada. Como se adhiere el cinturón a la cintura del hombre, así me adherí la casa de Judá y la casa de Israel –oráculo del Señor–, para que ellas fueran mi pueblo, mi fama, mi alabanza, mi ornamento; pero no me escucharon.»

Palabra de Dios

Salmo

Dt 32,18-19.20.21

R/.
 Despreciaste a la Roca que te engendró

Despreciaste a la Roca que te engendró,
y olvidaste al Dios que te dio a luz.
Lo vio el Señor, e irritado
rechazó a sus hijos e hijas. R/.

Pensando: «Les esconderé mi rostro
y veré en qué acaban,
porque son una generación depravada,
unos hijos desleales.» R/.

«Ellos me han dado celos con un dios ilusorio,
me han irritado con ídolos vacíos;
pues yo les daré celos con un pueblo ilusorio,
los irritaré con una nación fatua.» R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,31-35):

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.»

Palabra del Señor

Comentario

1. Deshaciendo el Orgullo

1.1 La primera lectura nos presenta un buen ejemplo de las acciones simbólicas con las que los profetas enseñaron tantas cosas a sus hermanos en la fe. En este caso se trata de una faja de lino, tela propia de la ropa interior y de la ropa de cierta finura, que se echa a perder por la acción del agua del río Éufrates.

1.2 Lo importante de esa ropa ceñida al cuerpo es que indica lo que es más íntimo y personal, y también lo que es más delicado, en el sentido de fino. Aplicado a Israel el mensaje es: "tú eres tan mío como mi intimidad y eres de buena y hermosa factura, pero te has echado a perder." La consecuencia es que no cabe orgullo sino arrepentimiento y que no es tiempo de vanagloria sino de autoexamen y contrición.

1.3 Podemos relacionar este texto con nosotros mismos: ¿nos sentimos preciosos ante Dios? ¿Conocemos lo que es estar "pegados," ceñidos a él? ¿Descubrimos también lo que es "echarse a perder," por dejar que aguas extrañas de paganismo y de idolatría entren en nuestra vida?

2. Como un grano de mostaza

2.1 Aquel canto carismático, tan difundido, seguramente viene a nuestra memoria. Y es bueno que una canción pueble nuestra mente, si ello nos ayuda a enamorarnos del precioso mensaje de Cristo Jesús.

2.2 El mensaje es sencillo: lo más pequeño puede llegar a ser lo más grande. Sin duda a Cristo le llamaban la atención y quería que nos atrajeran los contrastes: hay primeros que serán últimos; el que se ensalza será humillado; lo pequeño quizá será lo más grande; lo oculto quedará de manifiesto... En todos estos casos el Señor parece exhortarnos a no fiarnos de las apariencias, o quizá más aún: a desconfiar de lo que aparece y buscar el estilo y el plan de Dios en aquello que no aparece, en lo que no se impone por sí mismo ni se hace propaganda a sí mismo.

2.3 Asumir la "lógica del grano de mostaza", entonces, es todo un programa de vida: es pensar que Dios puede decir sus mejores discursos por boca de los que juzgamos torpes, inútiles o poco listos; es amar lo sencillo, lo sobrio y lo discreto, y desconfiar de lo ampuloso, lo prepotente o lo deslumbrante; es cuidar la vida frágil: la del embrión, la del agonizante, la del emigrante; es adorar con las cosas elementales y con la gente que no cuenta; es creer con fe viva que en la Eucaristía está Él.

http://fraynelson.com/homilias.html.

domingo, 29 de julio de 2018

Dejemos a un lado los cálculos egoístas

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este Domingo 17º del Tiempo Ordinario, Ciclo B.

Dios nos bendice...

Primera lectura

Lectura del segundo libro de los Reyes (4,42-44):

En aquellos días, uno de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja.
Eliseo dijo: «Dáselos a la gente, que coman.»
El criado replicó: «¿Qué hago yo con esto para cien personas?»
Eliseo insistió: «Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará.»
Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 144,10-11.15-16.17-18

R/.
 Abres tú la mano, Señor, y nos sacias

Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R/.

El Señor es justo en todos sus caminos,
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,1-6):

Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.

Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,1-15):

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.
Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?» Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.»
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?»
Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo.»
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.»
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.»
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Palabra del Señor

Comentario

Cada año la revista Forbes publica una lista en la que aparecen las personas más ricas del mundo, cuyas fortunas sobrepasan los mil millones de dólares. En la última lista aparecen 2.208 billonarios que acumulan un porcentaje muy significativo de la riqueza mundial. En el último año, el patrimonio de esta élite aumentó el 18%.

Estas cifras astronómicas contrastan cruelmente con la pobreza de millones de seres humanos cuya vida diaria es una lucha por sobrevivir. Y entre los dos extremos, los billonarios y los más pobres, está la clase media sometida a fuertes presiones económicas, que se esfuerza por ofrecer a sus hijos calidad de vida y buena educación. Estas profundas inequidades económicas deben someterse al cuestionamiento de las lecturas de este domingo, que nos relatan la multiplicación de los panes llevada a cabo por el profeta Eliseo y más tarde por Jesús. Estos dos relatos tienen hondas coincidencias teológicas. Los dos textos nos dicen que la generosidad en el compartir no empobrece, sino que multiplica; compartiendo con los hermanos crecemos en humanidad. Debemos dejar a un lado los cálculos egoístas.

La solidaridad internacional está seriamente amenazada. El actual Presidente de los Estados Unidos organizó su campaña a partir del slogan América first (Estados Unidos primero) y, al ponerlo en práctica, ha roto los acuerdos comerciales, construidos con tanto trabajo. Y se han desatado guerras comerciales en diferentes frentes. Dudamos que estas guerras afecten, en el corto plazo, a sus amigos billonarios. Como siempre, los perjudicados serán los pobres porque el alza de los aranceles significa precios más altos para los consumidores.

¿Qué nos llama la atención en el relato del profeta Eliseo? Recibe un regalo de veinte panes de cebada y grano tierno en espiga y, sin dudarlo un momento, da instrucciones para que los panes sean entregados a cien hombres que estaban necesitados de comida. Eliseo no hace cálculos; no se reserva una parte para él como un ahorro prudente; tampoco le preocupa la desproporción entre los recursos y la necesidad; veinte panes para cien hombres. Su certeza no proviene de la cantidad sino de la confianza que tiene en el Señor: “Dáselos a la gente para que coman, porque esto dice el Señor: Comerán todos y sobrará”. Esta multiplicación de los panes es una preparación de la que realizará Jesús, siglos después, en un contexto profundamente eucarístico.

El Salmo 144 proclama y agradece la generosidad sin límites de Dios: “A ti, Señor, sus ojos vuelven todos y Tú los alimentas a su tiempo. Abres, Señor, tus manos generosas y cuantos viven quedan satisfechos”. Cuando contemplamos la naturaleza, quedamos sorprendidos por su inmensidad y variedad: el amor creador de Dios no tiene límites. El desorden lo introducimos los seres humanos que, en los últimos doscientos años, hemos desarrollado un modelo económico depredador, que está amenazando gravemente la vida sobre la tierra. No debería haber hambre en el mundo pues hay alimentos para todos. Pero hay hechos desestabilizadores como el desperdicio de alimentos (una tercera parte termina en los basureros), la especulación del mercado, la destrucción del medio ambiente, etc., que son la causa del hambre que padecen millones de seres humanos.

El relato del evangelista Juan sobre la multiplicación de los panes es de gran profundidad teológica. Las palabras y los gestos de Jesús preanuncian la institución de la Eucaristía. Vale la pena leer pausadamente el texto para saborearlo.

El evangelista dice que “lo seguía mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que hacía curando los enfermos”. Entre líneas, el evangelista sugiere las diversas motivaciones de estos seguidores: curiosidad, interés, auténtica devoción. Es interesante destacar que cada persona tiene su propia historia espiritual y puede contar cómo ha sido el camino de fe (o de increencia) que ha recorrido, a partir de experiencias positivas o negativas que sirvieron de detonante.

La profunda sensibilidad de su corazón lo lleva a asumir la tarea de alimentar a esa multitud de seguidores. ¿Cómo maneja Jesús esta situación? Como lo explica el evangelista Juan, “Él bien sabía lo que iba a hacer”; sin embargo, establece un diálogo con el apóstol Felipe: “¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?”. Felipe responde desde el sentido común: “Ni doscientos denarios bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan”.

Para Felipe, este escenario era motivo de angustia; para Jesús se trataba de un momento privilegiado en su anuncio del Reino.

 Después de esta rápida conversación, el texto de Juan adquiere una particular solemnidad pues utiliza el lenguaje de la Última Cena: “Enseguida, tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer”. Este relato de la multiplicación de los panes tiene un profundo simbolismo eucarístico.

Volvamos a los números: el vendedor ambulante aportó cinco panes y dos pescados; comieron más de cinco mil personas; las sobras se recogieron en doce canastos. Estas cuentas son absurdas desde las matemáticas nuestras. Pero tienen un profundo significado teológico: compartir no nos empobrece; el amor multiplica. Entreguemos nuestro tiempo, nuestros conocimientos y experiencias a las personas necesitadas. Dejemos a un lado los cálculos egoístas.

 ¿Cuál es el efecto que produce este milagro del Señor? En primer lugar, resolvió una necesidad material; en segundo lugar, muchos de los presentes empezaron a abrirse al mensaje de Jesús: “Éste es, en verdad, el profeta que había de venir al mundo”.


Finalmente, Jesús da una lección de humildad y se retira a la montaña porque sabía que querían proclamarlo rey. Rechaza todo aquello que puede apartarlo de la misión que le había confiado el Padre celestial.

Como mensaje de este domingo, avancemos por el camino de la generosidad y la solidaridad, dejando a un lado los cálculos egoístas, No le pongamos límites al amor; compartamos lo que somos, tenemos y sabemos con nuestros hermanos.

Jorge Humberto Peláez S.J.
jpelaez@javeriana.edu.co